El destierro es redondo:
un círculo, un anillo:
le dan vuelta tus pies, cruzas la tierra,
no es tu tierra,
te despierta la luz, y no es tu luz,
la noche llega: faltan tus estrellas,
hallas hermanos: pero no es tu sangre.
Eres como un fantasma avergonzado
de no amar más a los que tanto te aman,
y aún es tan extraño que te falten
las hostiles espinas de tu patria,
el ronco desamparo de tu pueblo,
los asuntos amargos que te esperan
y que te ladrarán desde la puerta.*
Siendo francos, el exilio en Chile no comenzó después del golpe militar, como muestran las imágenes de La espiral, muchos se asustaron del experimento socialista de Allende y cruzaron por la cordillera y las fronteras para "autoexiliarse" de lo que ellos consideraban el marxismo. Por supuesto dejar todo e irse a otro país con familia e incluso la "nana" es porque hay mucho dinero.
"Nosotros los trasplantados de Hispanomérica no tenemos otra función en este organismo de la vida parisina que la de gastar plata... y divertirnos, si podemos. Somos los seres sin patria. Hemos salido de nuestro país demasiado jóvenes para amarlo y nos hemos criado en éste como extranjeros, sin penetrarlo. Somos la espuma de esta gran corriente que se ilumina con el brillo de la fiesta parisiense y se va desvanaciendo como los globulillos de esa espuma, sin dejar rastro de su paso. Los trasplantados suceden a los trasplantados, sin formar parte de la vida francesa en su labor de progreso, sin asociarse a ella más que en su disipación y en sus fiestas” Escribía Alberto Blest Gana en el libro Los Transplantados en el siglo XIX, cuando los aristócratas se quedaban un período en París europeizándose y olvidándose en parte de lo provinciano que era vivir en sudamérica.
Después del triunfo de la Unidad Popular los Valenzuela Barceló de Santiago de Chile, una familia muy acomodada no soporta vivir en medio de expropiaciones y nacionalizaciones, por lo que deciden radicarse en París. Javier (Nemesio Antúnez) era un exitoso inmobiliario, que decidió quemar las naves y con su esposa (Carla Cristi) y sus hijos Ignacio (Sergio Hernández) y Soledad (Gloria Laso) han decidido para comenzar adaptarse en un pequeño piso en un barrio no tan pomposo de la ciudad luz. Estar en París siempre es hermoso, no me canso de decirlo... incluso Ignacio al ver una imagen de Alessandri se alegra de que no hubiera ganado las elecciones, pues él no estaría en la capital francesa. En cambio para Javier la depresión lo consume al ver a su país dominado por los marxistas.
Pero la fuerza de la historia es más poderosa que los deseos personales y el costo de vivir en París se paga y sale caro darse esos gustos, sacando cuentas teniendo los mismos gustos, comprarse ropa y darse la vida de ricos... lleva a la quiebra a cualquiera. Sabemos que muchos de los que acá en Chile se pavonean de sus viajes a Europa, se olvidan de lo parias que a veces somos por esas latitudes. De hecho el propio Javier que en Chile es un potentado inmobiliario en París trabaja con un español, también exiliado, pero de Franco vendiendo lozas y tazas de baño para parisinos. Para sus hijos el mundo se abre al estar en otro lugar, aprende más rápido el idioma y se adaptan más rápido el hijo encuentra trabajo en una galería de arte y la hija decide irse de la casa a vivir con un revolucionario.
La pena se pasa con un vino francés, en uno de esos tantos bares, ahí se entera de un tal Pinochet, un apellido que no le figuraba en su registro de abolengo cercano, pero no importa al fin se fueron los upelientos, aunque sean una gente sin clase la que se tomó el poder, pronto le darán paso a los con experiencia del Partido Nacional... pero la cosa al final no es tan así... y ahora están llegando los verdaderos exiliados de la dictadura. Ahí se enteran que a los militares se les está pasando la mano. Pero ya es tarde, Javier quiere regresar a Chile, pero los hijos en estos tres años ya han cambiado... como dice la novela de Blest Gana “Nuestro hijos, criados aquí con seres de otra clase, no pueden tener las aspiraciones de su origen, sino las de la sociedad en que viven. Los hemos trasplantado a este mundo, y aquí echan raíces y se aclimatan de tal suerte que ya no podrían comprender ni practicar con fruto alguno las ideas y el modo de ser del suelo natal”. Ahora Chile en el mundo es sinónimo de un país en que la represión, la tortura y la dictadura hacen apretar los dientes y gritar por los que están adentro viviendo con el miedo.
¿Cuánto tiempo durará?
Saludos a todos.
Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Los Transplantados en cinechile
3.- Trailer
* Exilio por Pablo Neruda cantado por Manuel García
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