
Llora el intruso gato blanco y negro, que merodeaba por las tardes y que tú llamabas mi gato amigo.
Llora el cerro Manquehue, que veías desde la ventana de tu pieza.
Llora la plaza de Almirante Acevedo, alrededor de la cual corrías una y otra vez, como un Forrest Gump de tres años.
Lloran los resbalines que te vieron crecer en temeridad y por los que te lanzabas con gozo.
Llora la montaña del camino de La Pirámide, destrozada por la construcción de autopistas y a la que decías "pobre montaña".
Llora tu nana, a la que llamabas "mi reina", "mi Karencita hermosa", piropero precoz."
"Entonces, ¿por qué ríes, por qué tu cara pura de niño muerto insiste en reír, mientras todos lloran sin consuelo? ¿Por qué ríes, Clemente, amor mío, dolor nuestro?"
Clemente... Cristian Warnken
Hace unos días como contaba, fui con una amiga al cementerio en un tour nocturno, con esa misma amiga me pille días antes un temblor en Valparaíso... en ambas ocasiones no me asuste (cosa que le llamó la atención)... es que la verdad ni los terremotos, ni los cementerios, ni las películas de terror me asustan... no porque me crea superheroe...si no porque hemos tenido en nuestra historia expresiones de horror más espantosas que esas...

Para mis padres el buen cine es el que contenga más acción y menos reflexión, ellos no soportaron Entrecopas "porque hablaban mucho" en cambio las películas de "Acción" son sus preferidas... entonces no entiendo que pasó ese día de 1988 que me llevaron al cine, con mis doces años a cuesta a ver "Adiós a los niños", eran días especiales para Chile, la dictadura seguía rondando, se quemaban fotógrafos vivos, y el miedo individual se escondía aún en el grito colectivo... Raro fue ese día en que en el cine Bandera, comenzamos a ver la historia del hermoso colegio de curas católicos en plena ocupación Nazi, donde llegaban esos "nuevos alumnos". Raro también fue que entendiera la película y me aterrara con esos cascos M35 y ese idioma duro... y la incomprensión de que se llevaran a unos alumnos por el sólo hecho de ser judíos.
Ahí entendí que nosotros los niños también podíamos

Por eso se me viene a la mente adiós a los Niños de Louis Malle, en el momento en que oí la noticia de la muerte del hijo de Cristian Warnken, porque el terror que yo como niño podía morir, se transformó en el nuevo miedo que agrego a mi vida, el de que mueran los hijos, ahora que cuando veo a mis sobrinos y sobrinas me siento tan pleno, me siento tan contento de jugar con los hijas de mis amigas, que me llenan de risa, de vida y de alegría en cada momento que las veo que crecen, que caminan, que comienzan a nombrar nuevas palabras, que empiezan a entender lo que dices. Me dio pánico saber que todo eso puede terminarse en segundos y convertirse sólo en un recuerdo.
Por eso en medio de las fiestas finales del año, tengo más ganas de abrazar a todos los que quiero, poder empaparme de ese interior que todos llevamos y

Muchos saludos a todos
que tengan un 2008 maravilloso.
y abracen con fuerza a l@s que aman.
Bonus Tracks
1.- Página en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- Cartel en Impawards
4.- Clemente la columna de Warnken
5.- Trailer