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domingo, 15 de noviembre de 2009

CENTAUROS DEL DESIERTO

Dale tu mano al indio
dale que te hará bien
te mojará el sudor santo

de la lucha y el deber

(Daniel Viglietti)

Hay profesores de geografía que no han leído mucho parece, porque aún siguen hablando de las "razas humanas", un término tan antiguo como el diluvio universal... cada día el término está más en desuso (afortunadamente)... solo se lo escucho a algunos skinhead en retirada y otros grupos rapados.
Pero el que se use o no el término no implica que la discriminación ya no exista, en Chile mientras los medios de comunicación continúan dirigiendo las noticias hacia la "barbarie mapuche" contra los pobres dueños de fundo, sin ir más allá de lo que el conflicto significa para un pueblo completamente discriminado por siglos.

La imagen se me repite, es el mismo desierto de Monument Valley de Utah. El de Sergio Leone, el de Easy Rider... pero ahora se abre una puerta y una silueta en el arrebol a lo lejos llega el tío Ethan (John Wayne) con la dura mirada que el pasado le ha dejado. Es que las historias personales son fuertes y no se pueden pedir cambios cuando los ojos han visto fuego y el color negro abraza .
En la apacible vida de los Edwards la silueta que el paso tranquilo de un caballo trae, es sinónimo de paz... el regreso de un soldado que peleó en la Guerra de Secesión... y un deseo de volver a la paz... pero ¿se puede volver a vivir sin enemigos, después de oler polvora con sangre?. Al parecer para Ethan no... y el enemigo ahora es el comanche.

Los asesinos indígenas han diezmado a la familia Edward secuestrando a la sobrina Debbir, la más pequeña, así comienza la búsqueda y la venganza, ellos son los "searchers" que preparan el plomo para la venganza contra Scar (Henry Brandon), pero la amargura de los años hace envejecer a Ethan y crecer en el cautiverio a Debbie (Natalie Wood)... y como sabemos crecer y envejecer son dos cosas muy distintas, algunos las confunden, la primera es aprender a vivir y la segunda empezar a morir... el odio racista de Ethan no lo vuelve más bueno... va circulando por las venas, y secandose como los suelos que galopa como un centauro, el amor ya parece una costra y la venganza un deseo para llevar a la tumba. El polvo queda en la boca mientras se siente como la vida se va como la arena en la mano, se ha dejado de vivir por ver morir, sin comprender que las cosas siguen.

Mientras las noticias y los diarios (porque ahora son antónimos) siguen hablando del conflicto mapuche como una organización de terroristas, mientras la policía asesina por la espalda y golpean con las botas los rostros originarios, queda más que la indignación, queda la desolación de que no hay deseos de comprender, que es lo que le enseñaremos a nuestras descendencias, que les robamos sus tierras, que los engañamos con las ventas, que los encarcelamos y les disparamos por la espalda, les diremos que fue nuestro odio el que vagó por los bosques como los centauros... mientras los ríos del sur de Chile, como esos desiertos estadounidenses del siglo XIX se nutriran de sangre incomprendida.

saludos a todos.


Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- Centauros del desierto
4.- Trailer

lunes, 14 de mayo de 2007

QUE VERDE ERA MI VALLE

El veintiséis de febrero de 1942, se realizó un almuerzo (con tenida formal por supuesto), en el Hotel Biltmore de California a beneficio de la Cruz Roja Internacional, el ataque a Pearl Harbor tenía a la comunidad estadounidense muy afectada aún. Junto con la solidaridad también se entregaron los premios de la academia. Dentro de las serie de nominadas para dicha entrega se encontraban El difunto protesta, Si no amaneciera, La loba, el Halcón Maltés, El sargento York, Suspición, Ciudadano Kane y Que verde era mi valle, entre otras.
Si pusiéramos esa lista hoy sin duda que muchos elegirían la mítica cinta de Orson Welles como la ganadora… ejem… en 1942 la academia no pensó lo mismo cuando abrió el sobre y nombró la película de John Ford: Qué verde era mi valle.
Primero que todo
aún es extraño ver una película que hable de un color distinto al blanco y negro que se veía proyectado, para eso estaba la magia de nuestra imaginación, es que el cine en el siglo XX poco a poco nos fue alejando de nuestra interpretación de las cosas. En el cine mudo tuvimos que imaginarnos las voces y a la vez teníamos que imaginar los colores, el cine actual nos entrega casi todo lo que queremos sentir, sólo nos falta la inmersión completa en la película, es decir el olor y el tacto (y si se pudiera tocar el cine, iría a ver todos los días las películas de Scarlet Johanson)… bueno volviendo a lo que contaba, mientras veía las primeras escenas de la película yo veía el verde de los valles, es que el color de los recuerdos no se mira con los ojos, se siente en las voces y se percibe en los aromas, al fondo del valle una chimenea con humo negro y un pequeño relave que depositaba la escoria de la faena minera de la extracción del carbón.

El pueblo donde vivía el pequeño niño Huw Morgan (Roddy McDowall que muchos años después sería Cornelio en el Planeta de los simios) con su familia todos dependían del carbón. La mina era la razón de la existencia del pueblo y de la tranquilidad, el equilibrio entre el verde del exterior y el negro del interior de la tierra se mantenía sereno, todos los hermanos trabajaban en la mina, y las mujeres esperaban a los hombres que volvieran cantando juntos (era el cine de los 40) de vuelta al hogar.
El carbón fue el elemento que literalmente prendió las chimeneas de la producción industrial del siglo XIX y su importancia fue grandeza para las naciones, pero también explotación para quienes se introdujeron en las profundas minas. En Chile lo sabemos muy bien porque en las ciudades de Lota y Coronel el carbón fue la razón de ser que hizo crecer las arcas de la familia Cousiño. Baldomero Lillo un escritor chileno de las primeras décadas del siglo XX, plasmó en su libro Sub Terra la vida de los mineros del carbón a través de las profundas galerías que en el caso de las ciudades chilenas se encuentran bajo el mar, amenazadas por el asesino gas grisú y por la temprana muerte de los trabajadores.
Que Verde era mi valle es una foto de un mundo que cambiaba, John Ford muchas veces catalogado como republicano, en esta cinta se muestra tal como es, una persona que denuncia los problemas pero los coloca a ambos lados de la balanza. Demuestra como la estructura social de un pueblo minero se va desmoronando como los pasillos de la mina, y la oscuridad del socavón va incrustándose en una sociedad frágil.

La imagen romántica del pequeño Huw va acercándose a la realidad de los tiempos que vienen. Así como ese valle verde de los recuerdos, todo parece ponerse negro mientras van pasando nuestros años, la explotación de las grandes naciones contra los países subdesarrollados va formando más caries en nuestro esmalte, a la vez el planeta se va tiñendo de gris en pos del progreso y la conciencia aunque sigue despierta, aún no logra mover nuestros brazos para trabajar y nuestros pies para marchar pidiendo y haciendo que nuestro valle vuelva a ser verde.

Saludos a la gente de Lota y Coronel

dos pueblos muy hermosos que poco a poco van recuperando el verde.


Bonus Tracks
1.- Página en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- Trailer



4.- Escenas de la película seleccionadas para el blog



5.-
Sobre la minería del carbón.