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domingo, 8 de mayo de 2011

EL INADAPTADO

Algunos dicen que lo peor de Santiago son los santiaguinos... como seres impacientes, arrogantes, groseros y soberbios... yo digo que lo peor de Santiago son los automovilistas... ayer lo comprobé mientras fui a comprar a un mall... un día antes del día de la madre... por supuesto el lugar estaba repleto... así uno sabe a lo que se enfrenta. Pero parece que la gran mayoría... o algunos (los más ruidosos) creen que son los únicos que dejaron para el último día el recuerdo de sus mamás... a la salida del mall la fila de autos era infinita, pero peor aún eran los bocinazos que se oían, como si ayer fuera un día normal... para mi el sonido de las bocinas de los autos es el himno del individualismo, de la mezquindad y de las soberbia... cada bocinazo en una ciudad es demostración del basural que invade nuestras cabezas... a veces gracias a los automovilistas me dan ganas de estar en otro lugar... algunos dicen que las ciudades más pequeñas son de una amabilidad única... pero no se si me gustaría vivir en algun lugar más pequeño... no le creo a esa tranquilidad, no porque exista silencio y sonrisas es sinónimo de paraíso... pero en estos conciertos de bocinas, bramadores de motos y autos "enchulados" que parecen destruir los sueños.


Andreas (Trond Fausa Aurvaag) despierta del sueño por ruido del motor del viejo bus que lo lleva por ese extraño paisaje del fin del mundo, arena, un camino de tierra y
a lo lejos un pequeño kiosko con un lienzo que da la bienvenida... ahí llega Andreas recibido afablemente por un señor, el casí un vagabundo desadaptado no entiende bien que es lo que ocurre... sólo que está vivo y alguien lo está ayudando ¿por qué? no sabe pero prefiere seguir... un departamento donde vivir y un trabajo de contador en una gran empresa son cosas que no todos los días se ofrecen... y como las oportunidades son chispazos que iluminan momentos, hay que saber tomarlos antes de que se pierdan... y eso hace Andreas.

No se que vivió ni que pasó, pero su primer día en el trabajo es formidable, una oficina inmensa, un computador y un trabajo tranquilo. Buenos compañeros de trabajo y Håvard (Johannes Joner) un jefe comprensivo y agradable... todo es perfecto, simplemente contar y vivir... pero tanta alegría a veces es rara y sospechosa... personalmente no le creo a las sonrisas, ni a los dientes perfectos que se muestran constantemente, fingir ocupa el mismo traje de la risa... y hace que las cosas se perciban de un modo no muy normal... así como lo que bebe Andreas que no lo emborracha y algunos seres que le van demostrando que la vida no es tan perfecta como se cree... un hombre sangrando en un baño que dice estar bien, o un dedo cortado por una guillotina que al otro día aparece cocido son muestras claras que ni lo más perfectos es normal... y algo de inadaptado hay en su que hacer. Así su vida continúan en los más ampliso sueños que todos queremos una pareja perfecta y una amante fogosa y las sonrisas continuan... ¿qué es lo que pasa?, ¿dónde se está?... como en esos momentos en que las personas parecen tener todo solucionado y que comienzan a inventarse las depresiones porque parece no haber nuevas metas... es como se siente la vida de Andreas.

La rutina comienza a ahogar... esa perfección de lo que soñamos y anhelamos se vuelve vacío cuando las cosas son tan fáciles, cuando la rutina inunda y obliga a escapar... pero a donde si los caminos desaparecen... como si fuera un personaje de The Truman Show o del Día de la Marmota Andreas es un prisionero de la felicidad. Así como en el mundo de Kafka Andreas buscará la verdad... el origen de tanta risa, en un cuarto viejo hay una luz que brota desde una trizadura de un muro que indica que hay otro mundo afuera, que parece más real, más vivido y más honesto... con lágrimas y sonrisas...

A veces me dan ganas de conformarme con lo que tengo, sentirme feliz de mis amigos, de lo que quiero y lo que odio, de lo que creo y lo que no me convence... sin embargo tengo que convivir con eso que incomoda y que no es real (o no parece serlo)... al final como los bocinazos de los automovilistas estamos en un mundo lleno de inadaptados que tratamos de inadaptarnos más de lo que tenemos... porque los adaptados... prefieren hacer que las bocinas de sus autos suenen para perderse entre las malditas notas de lo que la sociedad egoista establece para cada uno.

Saludos a todos




Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- Den brysomme mannen en Wikipedia
4.- Trailer