Cuéntame el cuento de los que nunca se descubrieron del río verde y de los boleros dame los ritmos de los bouzukis, los ojos negros, la danza inquieta del hechicero. Pedro Guerra
A veces me gustaría que el mundo fuera más bueno de lo que es, no digo esto sólo por los bombardeos que los noticieros nos muestran plácidamente entre comerciales de cremas "anti-edad" y planes telefónicos. Lo digo porque me ha tocado de cerca un ataque personal que no me tiene muy bien de ánimo, mentira tras mentira me han convertido en un energúmeno, aún no puedo entender las razones de tanto odio. En este tiempo absurdo que me está tocando pasar me he sorprendido des cosas, primero de los que sin conocerme han construido el personaje malo y en segundo lugar sentir cerca la solidaridad. No sólo de mis amigos, también de algunos conocidos y desconocidos.... ya llegará el tiempo de agradecer los gestos y acciones que muchos han hecho por mi presente.
Ay, París ¿cuanto rostro fingiendo la paz? disfrazados de un gesto feliz que no es más que un barniz un grotesco antifaz ocultando a París.*
Montmartre lo he visitado dos veces... como la esencia de ese París que las acuarelas pintan y que Henri Toulose-Lautrec plasmó desde su bajo ángulo como la grandeza de la ciudad luz, sus calles llenas de curvas entre los cerros, entre terrazas y bistrós, pareciera que París es el paraíso para los artistas... no importa tener riquezas si no un poco de talento y encontrarse en la capital mundial del arte... París es una luz que explota hacia el mundo creando la imagen del arte por que sí... no por dinero, ni por fama... simplemente por el gusto de crear... así en lo que uno cree, sus principios y la amistad la vida bohemia que personificara Henri Murger en el siglo XIX, refleja ese andar despreocupado, preocupado de la creación artística y enriqucer el intelecto y los valores.
Marcel (André Wilms) está triste, la editorial no le aprobó su nueva novela, sólo le queda beber... mejor dicho buscar vino entre las botellas que los bares han dejado para la recolección, cuando la pobreza llega no toma turnos, viene completa y cobra por todos lados, no le importa tu cesantía ni tus otras deudas... viene con cara de reproche cobrando más de lo que tienes sin más compasiones... del mismo modo aparece el aviso de desalojo después de no pagar el alquiler, tratando de evadir al rentista llega a un restaurant donde conoce a Rodolfo (Matti Pellonpää) un pintor que padece las mismas pellejerías de Marcel... así ambos pasan el día bebiendo hasta que por costumbres los viejos y cambiados zapatos de Marcel llegan hasta su casa que ahora tiene otro inquilino.
Pero si alguien ahora paga por vivir en las paredes mientras que los muebles son de otro ¿de quién es la casa?, así Schaunard (Kari Väänänen) Marcel y Rodolfo se conocen... el nuevo inquilino es un músico que no ha sido comprendido aún por el modernismo de sus obras... así queda sellada la amistad de tres artistas el escritor, el músico y el pintor... entre el blanco y negro que abunda, y el hambre que grita por las entrañas la amistad se hace más firme. Es que hay que estar mal para saber quienes son los verdaderos amigos, las verdaderas esposas y los que no valen la pena.
En la incosistencia de la melancolía que parece haber en los pasillos de las viejos edificios parisinos Rodolfo se encuentra con una mujer solitaria en la megaciudad, Mimi (Evelyne Didi) triste por el vacío decide quedarse en el departamento de Rodolfo... al otro día desaparece... ni el amor parece ser parte de lo que se le permite al desafortunado... la vida andrajosa de los bohemios siempre está al filo del hambre y la suerte, algunos chispazos de esperanza se dan camino al reconocimiento que se desvanecen languidamente... así la vida se escapa de las manos cada vez, esperando los momentos de consagración que muy pocos ven como algo factible. Así las vidas de los que aman lo que el espíritu regala se ve como más loable... nada que ver a lo que nuestra actual sociedad aplaude cuando llama "emprendedores" a los que encarnan el nuevo éxito comercial. Acá importa más ser el creador del arte y la belleza... por ahora incomprendida en las notas disonantes de Schaunard, o en las insolentes letras de Marcel y los colores de Rodolfo se vuelven sellos del verdadero amor por las cosas que valen y que perduran en los abrazos y los cariños... que importa el resto cuando se tiene en quien confiar, a quien amar y en que soñar.
Tres concursos distintos, uno en cada canal se pelea la audiencia televisiva en la semana. El más exitoso se llama "Mi nombre es" tan bien le va que no fue capaz el domingo de mostrar de inmediato que Osama Bin Laden, prefirió callar un notición que perder sus veintinueve puntos de rating. Pero la lógica de los programas es fácil... un casting para elegir personas que sueñan ser artistas... no dije cantantes... dije artistas con todo lo que eso significa... el sueño de las Susan Boyle's, David Bisbales y Paul Potts, que muchos llevan dentro... la verdad muchos hubiésemos querido ser músicos pero nos dimos cuenta de que el talento se nos quedó en la vida anterior y ahora sólo nos queda oído para poder diferenciar entre una canción de Arjona y un tema de Leonard Cohen (y toda la gama entre uno y otro)... el desfile de artistas e imitadores es constante, algunos caracterizan muy bien... otros pasan del ridículo a la vergüenza ajena. Pero así de sanguinario es el mundo de quienes quieren ser artistas y no tienen un apellido famoso para serlo (Por algo Shakira compró los derechos de la primera teleserie que hizo... para que nadie la vea). Pero en fin, sin el sueño de creer lo que se hace no tendríamos a Pink Floyd ni otros. Es terrible que uno de esos programas paradojicamente se llame "Mi nombre es" cuando lo que más hace es perder las identidades de quienes están en él.
Algo así podría ser lo que le pasa a los Leningrad Cowboys, en plena tundra rusa entre los tractores y el cosechas congeladas surgen los músicos tradicionales del folclore. En un granero se oyen desde lejos los sonidos de clarinetes, bronces y guitarras. En el interior se ve como los integrantes vestidos con pieles y zapatos puntiagudos, con un pelo estilizado en un jopo en punta también y con una mirada estoica. Después de oirlos un productor sentencia.... El grupo es malísimo no sería del gusto... mejor que vayan a "América" a ellos les gusta cualquier cosa, prueben suerte en Nueva York. El mánager no lo duda y con su inglés de colegio llama desde un teléfono público al lado del granero a Estados Unidos... así que ya está decidido los vaqueros de Leningrado dejan los tractores y van a América.
¿Pero qué es Estados Unidos?, parece ser un país, pero la verdad es una suma de retazos del mundo y eso es lo que pueden encontrar estos músicos al llegar a Nueva York. Sus comienzos parecen ser auspiciosos podría ser el Madison square garden o el estadio de los Yankees... sólo queda escucharlos... después de la audición el productor les indica que su gran escenario podría estar en México, porque en NY no prenderían mucho... al menos pueden quedarse en la bodega donde tocaron. Así comienza la verdadera Road Movie por la cultura de Estados Unidos, ahí comienza lo que en verdad llamamos rockabilly, el rock and roll, el blues de Nueva Orleans, el country cada paso hasta llegar a México es un capítulo nuevo en la banda y en los sueños. Con un vladimir (Matti Pellonpää) un mánager inescrupuloso y dictador los músicos comienzan a pasear de bar en bar.
Pese a las críticas que siempre han recibido, los músicos continúan haciendo lo que les gusta, a veces no prenden, otras incluso causan risas, pero importa bien poco cuando se cree que lo que se hace está bien. Los sueños sobran basta con prender la televisión y ver los American Idol's, Rojos, factores x o ¿cuánto vale el show? para ver que la gente busca sus espacios para tener un poco de fama... pero de tanto reirnos de las carnicerías que los jurados dan de los competidores... pienso que en realidad deberíamos admirarlos por sus deseos de cumplir sus sueños, de hacer sus propias procesiones para seguir en pie. Es más cómodo ver en nuestros televisores como muestran su "talento"... los Leningrad Cowboys es algo para no tomarse en serio, pero que cautiva... Aki Kaurismaki con su película viajera los transformó en el famoso grupo finés que ahora son, con estilos y una música ecléctica y sin fronteras... como el cine de Aki Kaurismäki.
Cuando fui a dar la PAA (prueba de nivelación para postular a la universidad), me tocó sentarme al lado de la persona que tenía el número de Cédula de identidad inmediatamente posterior al mío. fue la segunda vez en la vida que me encontré con la persona que hacía la fila en el registro civil detrás de mis padres para inscribirme. A lo mejor nos hemos visto otras veces, pero no hemos tenido conciencia de que somos vecinos de número.
Al final de a poco nos hemos convertido en la cifra, las policías poseen todo nuestro historial, en realidad no es muy difícil hacerlo me imagino que en cada momento que digo esa millonaria cifra que corresponde a mi lugar en Chile, se graba como el sonido de un sensor pasando por el código de barras, ahí estan mis estudios, mis partes, mis licencias, mis trabajos, mis impuestos, mis viajes, en fin... en vez de pedir currículums deberíamos tener todos esos programas que nos indican quienes realmente somos. Llegando a Helsinki, en Finlandia un hombre sólo con su maleta, es asaltado y golpeado en forma tan brutal que casí se encuentra muerto. En realidad está muerto, los osciloscopios no dan nuevas señales sólo una línea indica la diferencia entre lo vivido y lo desconocido. Pero esas fuerzas que hacen luchar a la vida contra la muerte, lo levantan y lo hacen caminar por las calles de Helsinki. Pero lo que su billetera decía y su equipaje llevaba, se perdió con el asalto... esa parte que nos ayuda documentar el pasado han desaparecido.
Las cosas son dificiles cuando no se sabe quien es quien, las puertas se cierran, a los que no existe no se les permite vivir, ser indigente es un castigo que no tiene fin. Desde la infancia de una persona de la calle, sus harapos lo hacen invisibles a nuestros ojos, no es fácil reconocer a los que viven bajo los puentes, en las plazas u hospederías. Es mejor no verlos... no son un buen ejemplo para el turismo... Comer es el sueño del día y dormir con hambre se soluciona aspirando pegamento... la muerte confirma lo invisible cuando una fosa común, o años en la morgue confirman la inexistencia del pasado... de ahí pasan a las facultades de medicina... para que los futuros médicos bromeen un rato en sus semanas universitarias.
¿Quién soy? ¿qué era?, ¿qué hacía? son las palabras que susurran la conciencia... son las palabras que la amnesia y los palos han hecho olvidar... ¿qué solución hay?... seguir viviendo y reinventarse... creer de nuevo en un dios... el Ejército de Salvación, es la ayuda, la comida y la música que se suma con una sensación de amor y agradecimiento, van generando la nueva opción. No sólo para el desconocido también para Irma que se va involucrando sus sentimientos con el enigmático silencioso amnésico... es una especie de Marianella esperando que el ciego no vea... ¿qué pasa si recupera la memoria? ¿será casado?.... son preguntas que esta soldado de dios se hace, luego de encontrar a su primer amor. Desde Finlandia llega esta simple historia, que dió que hablar hace unos años y que transformó a Aki Kaurismäki en otro de los nombres que han llenado el firmamento del cine europeo. El silencio, la noche, la pobreza también se nutre del amor. La esperanza de ser una persona humana, no se destruye con la pobreza, es una condición más franca, el amor de los pobres no posee más interés que la compañía fraterna, eso es lo que aprende el desconocido y lo que lo motiva a seguir recuperando esos manchones borrosos que completan sus días.
