jueves, 22 de septiembre de 2011

LOS NAUFRAGOS

Se me perdió el amor,
se me perdía
entre viejas ciudades,

tu recuerdo y tu olor

se me perdió el amor.
Se me perdió el amor,

se me perdía
en las afiladas piedras
del camino
se me perdió el amor*.


Siempre he escuchado malos comentarios del cine chileno de los años noventa, porque era un cine político que hablaba en contra de la dictadura, del exilio, los desaparecidos... yo discrepo completamente de eso... el cine chileno de los noventa fue cobarde, habrá sido ese cuarenta y dos por ciento de personas que votaron porque Pinochet siguiera gobernando el que nos hizo medir nuestras palabras, o habrá sido que la televisión, las radios y los diarios continuaban (y continúan) siendo medios de comunicación de la derecha que no se pudo más. Las películas más directas de la dictadura de Pinochet no fueron hechas en Chile, es más Costa Gavras llegó más lejos en la denuncia real de lo que fuimos capaces nosotros... acá todo fue al estilo "La Frontera" sin desmerecer esta gran historia de Larraín, pero entre el realismo mágico y el horror, todo se volvía niebla entre el canto del romántico viajero de un hijo alejado.

No tuvimos la valentía de hacer nuestra propia "Noche de los lápices" o "La Historia Oficial", todo fue un maquillaje para que no se espantaran los dueños del terror. Tal vez "Imagen Latente" tuvo algo de valor al sonido de La Internacional en una caja de música... pero entre lo onírico y lo real he sentido que Los Náufragos es la síntesis de los noventa, esa década que pasó entre la niebla del reencuentro, la resurrección de los muertos, la aparición de la verdad y la oscuridad del miedo.
Nunca hubo verdadera transición a la democracia en esos años y convertimos la dictadura en esa cosa extraña que hoy nos nubla creyendonos libres.

En Los Náufragos de Littin Chile se ve borroso, por el presente anacrónico con cara de pasado, como la Cantiga de la memoria rota, no creamos nuevas verdades y dejamos que los que mataron sigan escondidos en nuestra propia avaricia. Con estupor supe que una tía mía, esposa de un funcionario de esos años de dictadura, llegaba a su casa en esos días con la ropa, zapatos y lentes de los detenidos para ver que le podía servir... la ropa de muchos que nunca más volvieron. Ellos saben donde están los que no están, ellos saben que fue lo que pasó, pero se esconden en sus nuevas vidas, en sus nuevos nombres, en sus nuevos miedos... total para eso está Manuel Contreras, para que siga acumulando cadenas perpetuas por todos los que callan.

Aron (Marcelo Romo) vuelve del exilio a su casa en el campo de Palmilla, todo es desolación, su madre se quedó sola, el padre asesinado el hermano desaparecido, mientras algunos aprovecharon de adueñarse de la casa, el auto y las tierras del difunto... en medio de la muerte no se sabe si Ur (Bastian Bodenhöfer) es una ilusión o realmente existe, mientras el vagabundo (Patricio Bunster) baila en el desierto. Entre basurales y playas, o entre la noche oscura y el blanco desierto, no se ve salvación, el barco de la verdad se aleja de la isla del silencio, Chile está destruido por el miedo, por la traición, por la fantasía... no quedó nada... o a lo mejor nunca hubo nada... No hubieron fusiles, ni conciencia ni tampoco pueblo como dice Sebastián Mola (Luis Alarcón) en una de las escenas más desgarradoras del cine de los noventa (ver video).

Entre tantos signos, sueños y niebla, uno se pierde con los naufragos y parece que no queda nada claro... pero en realidad así fueron los noventa, no había que desenlazar nada, porque nada está solucionado, No hay respuestas aún, ni reencuentros... ese es nuestro naufragio, no fuimos rescatados jamás, solamente creamos otra sociedad perdida en el presente esperando que el barco del pasado real llegue a nuestras playas... por mientras hemos creado generaciones que viven de una nueva solidaridad basada en la caridad arrogante e inquisidora, que nos nubla del verdadero día en que tengamos las verdaderas nuevas herramientas para hacer un país mas libre y más real.

Nuestra única verdad fue septiembre de 73. La única verdad fue nuestra muerte. Lo demás fue sobrevivir. Pero ellos están ahí con sus cicatrices, con sus dolores, con la ira acumulada. Ellos están ahí mirándote como si fueran piedras sus miradas. Ellos están ahí recordándote que existen. Ellos no son ideas, ni imaginaciones, ni tesis. Ellos están allí esperando, esperándote.
(del guión de Los Naufragos)




Bonus Tracks
1.- Página en IMDB
2.- Comentario en Bazuca.com
3.- Escenas

4.- Fotogramas


5.- Ve la película completa gracias a Arcoiris.tv

1 comentario:

Nelson, un habitante del patio dijo...

Definitivamente, pasar por este blog se ha convertido en una de las más buenas costumbres que he adquirido este último tiempo, en materia de navegación por la WEB.
Agradezco a nuestro buen amigo RogoLagos por compartir en estas páginas , no sólo su pasión por el cine, sino también su visión de la vida, vista a través de la historia de un film.
Felicitaciones y Saludos.