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jueves, 20 de octubre de 2011

BAMAKO


Mi nombre es África...
Mi nombre es África...
Me miras y no me ves,
o acaso verme no quieres;
o tal vez donde estés no se escuchen las súplicas
de mis pobres hijos
que, igual que los tuyos,
parieron mujeres
Mi nombre es África...
África manos vacías
África ojos grandes
África barriga hinchada
África piernas de alambre
Mi nombre es África.


Cuando decidí hacer de octubre un mes dedicado al cine africano, lo hice porque crecí viendo a Elizabeth Taylor de Cleopatra, o Shaka Zulu, entre el Halcón Negro, el Jardinero Fiel y el último rey de Escocia... y con esas visiones terribles me acostumbré a ver un mundo lejano llamado África. Pero la verdad aparte del cine hemos hecho poco por el continente, ni "We are the world" ni los megaconciertos sirven para calmar la conciencia de un mundo que se destruye entre las guerras civiles, el SIDA y el hambre. Los indicadores son claves y uno no se puede hacer el indiferente con un continente, no es que América del sur sea el paraíso, pero todos sabemos que la situación de muchos países del África está ligada en gran parte por el progreso de otros.


Bamako es una palabra que había escuchado antes en el nombre de un disco de Amadou et Mariam un dúo de ciegos de Mali que cantaban en las calles de la capital y que ahora como dice una amiga mía, han hecho más por el país que los mismos políticos. Un caso igual ocurre en la casa de Melé (Aïssa Maïga) una cantante con una voz hermosa que canta en un bar mientras su esposo Chaka (Tiécoura Traoré) se encuentra desempleado entre tanto problema no hay mucho que sonreir, el calor, la enfermedad y la vejez se encargan de hacer que la vida sea algo más terrible que la muerte.
Pero en el patio de la casa de ambos están pasando cosas más importantes porque aunque suene irreal hay un juicio. El que muchos esperan se está dando y en el escenario más humilde de un contintente al fin se sienta en el estrado como testigo el pueblo africano en contra dle Banco Mundila, El Fondo Monetario internacional por todo lo que el mundo les debe y que ha usufructuado de ellos. Desde ahí tenemos el desfile de personas que en el continente desean un poco del progreso que les han negado, desde lo macro hasta la microescala. Desde un momento en que la colonización comenzó a taladrar los recursos y las personas para diseminarlas por el mundo van paseando por el patio "tribunal" a modo de una pequeña liberación.

Casi como una rapsodia, en Bamako todo es un mensaje, no hay espacio para metáforas, está un continente desde diversas perspectivas, desde el enfermo hasta el corrupto, los sueños se van desvaneciendo, me ha tocado escuchar el eufemismo que nombra al África como el "contintente de la esperanza", como si todavía existiera el tiempo para esperar por algo, hace rato que hay que levantar, pero no con caridad, ni tampoco ensayando vacunas... ahora que se levanta el Magreb, parece ser el tiempo de despertar, de tratar de ser más justo, de acabar con la corrupción, de rebelarse contra los grandes pestes que empobrecen los países, ¿algún día África será soberana de verdad?.

Saludos a todos.




Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- Bamako en Patio de Butacas
4.-Trailer

* Mi nombre es Africa por Joan Manuel Serrat.

domingo, 9 de octubre de 2011

HEREMAKONO

Aunque llegué al final del viaje, 
Jamás sentí que hubiera llegado. 
Tomé la carretera 
Que sube despacio la cuesta de las preguntas, 
y que me lleva incluso a descender 
a la tierra que conduce a casa. 
Yo sé 
Que mi carne está limpiamente mordisqueada, 
perdida para el perturbado pez entre las vainas susurrantes
Yo los dejé atrás en mi ruta 
Y así también con el pan y el vino 
Necesito la repartición de derrota y carestía 
Yo los dejé atrás en mi ruta 
Jamás sentí que hubiera llegado 
Aunque amor y bienvenida me atrapan en casa 
Los usurpadores pasan mi copa en cada banquete 
como en una última cena*

Para algunos partir puede ser algo más fácil que para otros, especialmente cuando las raices son más cortas o hay menos cosas que aten al pasado. Por un lado a esos los envidio, pero por otro también les tengo un poco de pena, porque sentirse parte de algun lugar es parte de lo que nos viste y nos abraza, por lo mismo nos cuesta despojarnos de lo que la vida nos agrega.

Nouadhibou está en una península que se forma en Mauritania, pese a tener por el oeste y el este, el desierto del Sahara sigue intenso por los ojos de quienes habitan el lugar. No hay tanto que hacer bajo el ardiente sol africano, lo mejor es sentarse en una sombra a esperar que llegue un poco de calma. En medio de esas horas intensas de la canícula, llega un auto averiado a la ciudad el joven  que lo maneja no entiende mucho el hassaniya, un dialecto nativo en el Magreb occidental, pero pese a ello puede llegar en el taxi hasta la ciudad. Así con diecisiete años Abdallah (Mohamed Mahmoud Ould Mohamed) llega a despedirse de su madre antes de viajar a Europa.

La pequeña ciudad de Nouadhibou se encuentra en el dificil momento de mantener sus tradiciones o dejar que la modernidad la transforme,es un lugar de pescadores que no tiene mucho que ofrecerle a Abdallah, pese a la tristeza de su madre (Fatimetou Mint Ahmeda), ella tendrá que aceptar la ausencia de su hijo. Al mismo tiempo el visitante se siente cautivado por el viejo Maata (Maata Ould Mohamed Abeid) quien ha tomado como aprendiz a unKhatra (Khatra Ould Abder Kader) un niño huerfano que lo acompaña admirado de todo lo que sabe el viejo. Pese a que le prohibe algunas canciones y a veces lo reta, la relación de ambos está marcada por la muerte, al niño le sigue llamando la atención los momentos de la partida total y por lo mismo se aferra a la luz de las ampolletas y a la magia que la electricidad les da a las vidas.

Abdallah no entiende mucho, lo que hablan y por lo mismo prefiere quedarse en el interior de la casa, desde ahí mirar por una pequeña ventana lo que ocurre en el exterior como si fuera un pequeño televisor que muestra esa cultura que no adquirió y esa lengua que no adoptó. Ahora que no es de ahí, está más dispuesto a ser de otro lugar tomar el barco y alejarse del desierto. Mientras acá quedarán los niños dejando la túnica para vestir un overol y las niñas aprendiendo a cantar... en un tono pausado y tranquilo como la vida en una ciudad desértica, no hay que esperar un gran argumento para entender que lo cotidiano que la vida tiene en sus tradiciones a veces no alcanza para que los jóvenes queran seguir donde estan... el mundo cada día se hace más ancho y nuevas ventanas se abren para verlo de otra forma. Abdallah y Khatra son los opuestos de un mundo que nos está transformando... como hoy está cambiando el Magreb.

Saludos


Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- Heremakono en Patio de Butacas
4.- Trailer

5.- Nouadhibou, Mauritania en Google Maps
Ver mapa más grande
* "Viaje" de Wole Soyinka