La primera vez que Joseph Merric se quita el saco con que se tapa su cara para mostrar su deformado rostro, impacta tanto que dan ganas de no ver el horror, en El hombre elefante de David Lynch, pero poco a poco mientras van pasando los minutos la ternura y candidez de este hombre va minimizando las deformidades del rostro… se supera la tan importante primera impresión.
Las películas de artes marciales en su época, nunca fueron de mi agrado, en realidad era niño y los ochenta ya tenían muy de capa caída las pocas películas que daban en los cines de programas dobles… en los rotativos.
Los cines más deteriorados de Santiago emitían esos programas dobles, con películas dobles (incluso triples)… generalmente de artes marciales donde Bruce Lee y un actor afro con un típico peinado de los setenta salían peleando contra muchos orientales, en mi caso el cine Prat de Franklin era el que me más me llamaba la atención por esos programas, en un barrio de comercio asociado a un antiguo matadero que aún es frecuentado por personas de tercera edad y gente de menores recursos el cine se mantenía como un bastión del barrio… hace unos años el cine Prat fue uno de los últimos en morir a los pies del VHS, antes de que reaparecieran los multicines como cinemark, Hoyts, Showcase y MovieLand... Tarantino y Rodríguez se han inspirado en esos tiempos para Grindhouse.
Mi prejuicio de la primera impresión quedo asociado a las artes marciales y el barrio Franklin… sólo me empecé a sacar el prejuicio después de ver las películas de Tarantino, entre Tiempos violentos y Kill Bill comencé a escudriñar en las raíces del cine… encontrándome con la madre de todas las películas de artes marciales y con ella al máximo luchador Bruce Lee…
Ser un mito es un lujo que pocos se pueden dar desde Lennon, Napoleón, Hitler, James Dean, Marilyn, el Ché o Fidel… Bruce Lee le hizo el máximo favor a esas películas setenteras… les entregó la belleza del movimiento.
De a poco me fui acostumbrando al sonido Soul de Lalo Schifrin, el mismo de todas las series que veía cuando era niño… sin saber.. la música estaba en la banda sonora de mi vida, por lo que recuperé otro nombre otra melodía y otra película para mi vida…
Desde el mítico templo de Shaolin, el mejor de todos Lee es invitado a participar en el torneo de artes marciales de Han en su isla privada, junto a los mejores luchadores del mundo entre ellos Mister Ropper un playboy en la quiebra que apuesta por cualquier cosa y el afro que siempre veía en las películas del cine Prat, que ahí supe que se llamaba Jim Kelly, que en la historia es Williams… eso de los torneos de artes marciales me recuerda a Dragon Ball…
Bueno pero volviendo a la historia Han, tiene en su isla un antro del tráfico de opio, de esclavos y de prostitución… Lee es lo que podríamos llamar un protoespía que necesita vengar la muerte de su hermana asesinada por los hombres de Han…
Pero importa poco el argumento al ver como se mueve Lee en cada combate, al principio de la película el dice algo así como que su mejor modo de pelear es no pelear… y al ver cada movimiento (hasta se ve fácil) vemos como la armonía del alma, el cuerpo, el viento, el tiempo y la sangre danzan para la cámara.
Es como la belleza de Merric, el hombre elefante, algo que logró sacarme la maldita primera impresión que nos hace perdernos muchas cosas por el prejuicio… la violencia como el combate también son expresiones de arte (y no porque lo diga Tsun zu)… porque en este caso no están los cables de “El tigre y el dragón” o de Matrix… están los movimientos perfectos del mejor de todos…
Saludos a todos
Y no se lleven por los prejuicios…
Tampoco arruguen la nariz porque hablo de una película de artes marciales…
Las películas de artes marciales en su época, nunca fueron de mi agrado, en realidad era niño y los ochenta ya tenían muy de capa caída las pocas películas que daban en los cines de programas dobles… en los rotativos.
Los cines más deteriorados de Santiago emitían esos programas dobles, con películas dobles (incluso triples)… generalmente de artes marciales donde Bruce Lee y un actor afro con un típico peinado de los setenta salían peleando contra muchos orientales, en mi caso el cine Prat de Franklin era el que me más me llamaba la atención por esos programas, en un barrio de comercio asociado a un antiguo matadero que aún es frecuentado por personas de tercera edad y gente de menores recursos el cine se mantenía como un bastión del barrio… hace unos años el cine Prat fue uno de los últimos en morir a los pies del VHS, antes de que reaparecieran los multicines como cinemark, Hoyts, Showcase y MovieLand... Tarantino y Rodríguez se han inspirado en esos tiempos para Grindhouse.
Mi prejuicio de la primera impresión quedo asociado a las artes marciales y el barrio Franklin… sólo me empecé a sacar el prejuicio después de ver las películas de Tarantino, entre Tiempos violentos y Kill Bill comencé a escudriñar en las raíces del cine… encontrándome con la madre de todas las películas de artes marciales y con ella al máximo luchador Bruce Lee…
Ser un mito es un lujo que pocos se pueden dar desde Lennon, Napoleón, Hitler, James Dean, Marilyn, el Ché o Fidel… Bruce Lee le hizo el máximo favor a esas películas setenteras… les entregó la belleza del movimiento.
De a poco me fui acostumbrando al sonido Soul de Lalo Schifrin, el mismo de todas las series que veía cuando era niño… sin saber.. la música estaba en la banda sonora de mi vida, por lo que recuperé otro nombre otra melodía y otra película para mi vida…
Desde el mítico templo de Shaolin, el mejor de todos Lee es invitado a participar en el torneo de artes marciales de Han en su isla privada, junto a los mejores luchadores del mundo entre ellos Mister Ropper un playboy en la quiebra que apuesta por cualquier cosa y el afro que siempre veía en las películas del cine Prat, que ahí supe que se llamaba Jim Kelly, que en la historia es Williams… eso de los torneos de artes marciales me recuerda a Dragon Ball…
Bueno pero volviendo a la historia Han, tiene en su isla un antro del tráfico de opio, de esclavos y de prostitución… Lee es lo que podríamos llamar un protoespía que necesita vengar la muerte de su hermana asesinada por los hombres de Han…
Pero importa poco el argumento al ver como se mueve Lee en cada combate, al principio de la película el dice algo así como que su mejor modo de pelear es no pelear… y al ver cada movimiento (hasta se ve fácil) vemos como la armonía del alma, el cuerpo, el viento, el tiempo y la sangre danzan para la cámara.
Es como la belleza de Merric, el hombre elefante, algo que logró sacarme la maldita primera impresión que nos hace perdernos muchas cosas por el prejuicio… la violencia como el combate también son expresiones de arte (y no porque lo diga Tsun zu)… porque en este caso no están los cables de “El tigre y el dragón” o de Matrix… están los movimientos perfectos del mejor de todos…
Saludos a todos
Y no se lleven por los prejuicios…
Tampoco arruguen la nariz porque hablo de una película de artes marciales…
Bonus Tracks
1.- Página en IMDB
2.- Comentarios
3.- Trailer
4.- El tema principal por Lalo Schifrin
5.- Bruce Lee en Wikipedia
6.- Más de Operación Dragón
2 comentarios:
¿Prejuicios? Pero si estos rollos son casi siempre peliculones. Hasta comedias y remakes se hicieron en su honor.
ripne:
Tienes Razón...
es que no hay peor prejuicio que el del que no conoce...
y claro que son grandes películas...
de repente en el olvido (para algunos).
salludos
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