
No pude dejar de pensar... mejor dicho de comparar... que había hecho yo para esa vida estable y tranquila... ¿estudiar?... ¿hacer un postgrado con una tesis interminable aún?... ¿ahorrar?... la verdad no he hecho mucho, ni siquiera me he enamorado del todo como para soñar esa "vida". A veces parece que a otros la carta gantt de la vida la cumplen al pie de la letra... en cambio otros vivimos las cosas que se nos van dando, o que queremos que se nos den... sin darnos cuenta como las hojas del taco, pasan de un extremo al otro, llenas de reuniones, compromisos, entregas y eventualidades...
Cuando los días corren ya no puedo creer que esos treinta años ya llegaron y lo que parecía distinto es igual... o casí igual... las fotos demuestran el tiempo que ha transcurrido, algunas canas que revelan las penas y una respiración más larga como un suspiro susurran en cada momento que los días pasan.

Lo que cuento parece ser intrínseco de los funcionarios públicos del mundo, porque Akira Kurosawa en los años cincuenta contó la historia de Kanji Watanabe, el jefe de la sección del ciudadano de Tokio que tenía el récord (inútil como todos los récords) de haber ido absolutamente todos los días por veintinueve años... todos los días timbrando papeles y derivando los problemas ciudadanos hacia otros departamentos del municipio... es lo más fácil.
La vida había sido desgraciada con Watanabe su esposa había muerto hace veinte años atrás y quedó solo con su hijo pequeño... un gran motivo para vivir era que su hijo tuviera lo mejor...

La vida se hace más rápida cuando se sabe el final, todo lo que no se hizo se trata de hacer, ahí comienza la ruta interior del burócrata tokiota.
Me dio miedo escuchar a mi amigo esperar el día en que la curva de su vida se estabilice, le temo a que la soledad sea mi estabilidad (de hecho mis años no han sido muy sobresaltados) y no hablo sólo de no sólo de lo afectivo, si no a la sensación de vivir que Watanabe tuvo en sus días de timbrador de certificados... la vida al final tiene tan pocos días que no vale la pena perderlos, y en medio de la "úlcera" de Kanji Watanabe la vida brota entre ese blanco y negro japonés, que Akira Kurosawa nos regalo para mirar las cartas gantt de nuestras vidas... y hacerlas pedazos, para vivir los días actuales.
saludos a todos.
Bonus Tracks
1.- Página en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- Parte de la Banda sonora
4.- Trailer