La verdad es algo que siempre he respetado, a veces por decir lo que pienso… sin pensar lo que digo (Como canta Sabina)… he sentido incomprensión, entonces mi fidelidad con lo que soy y lo que quiero, no es la misma que se desea. En esos momentos pareciera que la mentira también tiene algo de fidelidad. ¿Dónde está el límite de la fidelidad para no ser infiel? Es una pregunta que siempre me hago, nuestros pensamientos son infieles, nuestros sueños tienen infidelidad, nuestro cuerpo también. Al final el camino parece una batalla entre lo que deseamos y lo que tememos.
¿Cuándo establecimos que el amor es hermano de la fidelidad? ¿y cuándo el amor se transformó en compañero del deseo?, creo que cada sentimiento es independiente, corre por su propio carril y habita en nosotros indistintamente, cada sensación actúa en el momento en que el libreto de nuestras vidas lo exige. A veces en plena representación les toca traicionarse, otras veces el amor y la pasión se besan y en el ardor ambos se funden en el sexo.
Un día en Nueva York hubo tanto viento, que era casi imposible sostenerse en pie, fue tanta la fuerza de este fenómeno que los taxis no querían tomar pasajeros, ese día la señora Connie Summer es ayudada por un joven francés llamado Paul. El viento que movía las cosas se transformó en una caricia que paulatinamente empujó al deseo. Primero a esas ganas extrañas que sentimos cuando llamamos por teléfono a quienes amamos, en que nuestro corazón y nuestro oído desean inconteniblemente recibir por el auricular esa voz susurrante, como si fuese un beso, ese impulso tan simple ya es un acto infiel. Después de eso es la dispersión de los sentimientos... ahí pasión, razón, amor y culpa pelean tratando de conquistar a la fidelidad
El miedo a veces inhibe, pero a la vez erotiza la pasión, y las necesidades de odiar transportan al deseo por un ardiente barranco sin detención. La infidelidad es un juego de tres, todos son víctimas y victimarios. Es un elemento del libre mercado,
Porque creemos que es parte de la propiedad privada, y desde el momento en que creemos que poseemos la vida de otro… ya estamos equivocados, hay que entender que ni siquiera la vida de nuestros hijos nos pertenece. Hay una dosis de egoísmo, de orgullo y de falsa seguridad que nos traiciona y atormenta más cuando nos han sido infiel.
Pero peor es hacer vista gorda y vivir sabiendo una infidelidad, como si las cosas siguen igual, no hay excusas validas… ni los hijos, ni la casa, ni la plata de mi pareja, ni el que dirán. La dignidad es el combustible de nuestros sentimientos y cuando un amor encierra perdones, los años de frustración y desconfianza se van acumulando la tristeza.
Edward Summer, al percibir incoherencias en las verdades, parece no comprender la situación. Todo se convierte en secretos de perdón, secretos de orgullo y de traición… pero más que engaño a otros, es a la propia conciencia… acá la historia cumple con los cánones morales de Hollywood…
Pero creo que sin duda es más infiel la persona que vive con quien no ama. La persona que convive con el que dejó de amar, porque la infidelidad parte desde los sentimientos propios. ¿Qué importa ser infiel a esposas, amantes, pololas o novias… cuando realmente no amamos?. Lo importante es no mentir, y dejar la cobardía, creyendo que la verdad daña… todos tenemos la posibilidad de vivir otras vidas en ese espacio que tenemos entre nuestro nacimiento y la muerte… vistámonos de amor verdadero y que las bocas conviertan las palabras en sonidos de fidelidad, para que seamos personas con dignidad.
Bonus Tracks
1.- Página en IMDB
2.- Comentarios
3.- Trailer
4.- Comentarios en La Butaca
5.- Escena infiel
6.- Parde de la banda sonora
7.- Poster
¿Cuándo establecimos que el amor es hermano de la fidelidad? ¿y cuándo el amor se transformó en compañero del deseo?, creo que cada sentimiento es independiente, corre por su propio carril y habita en nosotros indistintamente, cada sensación actúa en el momento en que el libreto de nuestras vidas lo exige. A veces en plena representación les toca traicionarse, otras veces el amor y la pasión se besan y en el ardor ambos se funden en el sexo.
Un día en Nueva York hubo tanto viento, que era casi imposible sostenerse en pie, fue tanta la fuerza de este fenómeno que los taxis no querían tomar pasajeros, ese día la señora Connie Summer es ayudada por un joven francés llamado Paul. El viento que movía las cosas se transformó en una caricia que paulatinamente empujó al deseo. Primero a esas ganas extrañas que sentimos cuando llamamos por teléfono a quienes amamos, en que nuestro corazón y nuestro oído desean inconteniblemente recibir por el auricular esa voz susurrante, como si fuese un beso, ese impulso tan simple ya es un acto infiel. Después de eso es la dispersión de los sentimientos... ahí pasión, razón, amor y culpa pelean tratando de conquistar a la fidelidad
El miedo a veces inhibe, pero a la vez erotiza la pasión, y las necesidades de odiar transportan al deseo por un ardiente barranco sin detención. La infidelidad es un juego de tres, todos son víctimas y victimarios. Es un elemento del libre mercado,
Porque creemos que es parte de la propiedad privada, y desde el momento en que creemos que poseemos la vida de otro… ya estamos equivocados, hay que entender que ni siquiera la vida de nuestros hijos nos pertenece. Hay una dosis de egoísmo, de orgullo y de falsa seguridad que nos traiciona y atormenta más cuando nos han sido infiel.
Pero peor es hacer vista gorda y vivir sabiendo una infidelidad, como si las cosas siguen igual, no hay excusas validas… ni los hijos, ni la casa, ni la plata de mi pareja, ni el que dirán. La dignidad es el combustible de nuestros sentimientos y cuando un amor encierra perdones, los años de frustración y desconfianza se van acumulando la tristeza.
Edward Summer, al percibir incoherencias en las verdades, parece no comprender la situación. Todo se convierte en secretos de perdón, secretos de orgullo y de traición… pero más que engaño a otros, es a la propia conciencia… acá la historia cumple con los cánones morales de Hollywood…
Pero creo que sin duda es más infiel la persona que vive con quien no ama. La persona que convive con el que dejó de amar, porque la infidelidad parte desde los sentimientos propios. ¿Qué importa ser infiel a esposas, amantes, pololas o novias… cuando realmente no amamos?. Lo importante es no mentir, y dejar la cobardía, creyendo que la verdad daña… todos tenemos la posibilidad de vivir otras vidas en ese espacio que tenemos entre nuestro nacimiento y la muerte… vistámonos de amor verdadero y que las bocas conviertan las palabras en sonidos de fidelidad, para que seamos personas con dignidad.
Bonus Tracks
1.- Página en IMDB
2.- Comentarios
3.- Trailer
4.- Comentarios en La Butaca
5.- Escena infiel
6.- Parde de la banda sonora
7.- Poster
2 comentarios:
Que tema tan bien desarrollado!! Primero, mis felicitaciones por el escrito, que está muy bueno.
Segundo, hablar de la fidelidad...
Lamentablemente yo no he sido fiel, partiendo conmigo misma y una sola vez con una pareja. Infidelidad que no me duró mucho, ya que no podía vivir una situación así; fue complejo, llevaba 3 años de pololeo pero a distancia y yo necesitaba alguien a mi lado, pero en carne y hueso, los pensamientos no bastaban.. y me sentí mal por darme cuenta que ya no amamba a mi primer pololo y que estaba siendo infiel, con mis principios y con otra persona también.
Y la infidefidad conmigo misma, radica en nunca querer mirarme, en conocerme y ver en dónde radican mis habilidades, en dónde está mi vocación y serle fiel a ella, en fin de cuentas a mí misma.
nuevamente, excelente post!! Felicitaciones Don Rogolagos!
La fragilidad del cráneo del amante al romperse con el contacto del objeto símbolo de la traición, junto a la ilusa esperanza de volver el tiempo a un pasado sin culpas, resumen la contradicción moral(ista) de la historia. Superar esa contradicción...es el camino.
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