"Si contemplan la pampa y sus rincones
verán las sequedades del silencio,
el suelo sin milagro y Oficinas vacías,
como el último desierto."
Luis Advis, 1970
Los dictadores siempre le han tenido miedo a la cultura y en el caso del cine chileno, éste también sufrió los embates de la tiranía, fue silenciado, encarcelado, exiliado y desaparecido. El patrimonio fílmico que se encontraba en Chilefilms fue allanado y destruido y aunque no lo crean fue convertido literalmente en “peinetas Pantera”; gran parte el patrimonio de más de sesenta años de cine fue incinerado como los de Lonquén, como Rodrigo Rojas…
Desaparecieron películas diluidas para transformarlas en pelotas de ping-pong. Prácticamente el 70% del cine mudo chileno fue diluido, otro quedó dañado por mala conservación.
Pero de esa irracionalidad me referiré en otro momento, ya que hubo otro cine que también está desaparecido y poco a poco ha ido reapareciendo en Chile. Es el cine del exilio, curiosamente el más fructífero en producción, ya que la solidaridad del mundo con los exiliados de la dictadura de Pinochet protegió y respaldó a quienespudiesen denunciar lo que en Chile pasaba… o mejor dicho lo que los directores “veían” que pasaba.
La frontera entre el panfleto y la creación fue muy fino en dichos años, llegando incluso a crear películas con títulos como “Pinochet: fascista, asesino, traidor, agente del imperialismo” de Sergio Castilla en Suecia en el año 1974 o “Hitler-Pinochet” de Juan Farías, RDA, 1976, que aunque no las he visto y creo que no las veré (porque no se sabe que fue de ellas) indican claramente de que se tratan.
Miguel Littin en cambio, tomó las cosas desde otra perspectiva y recreó la pampa salitrera de 1907 en la aridez del desierto de Chihuahua en México, desde ahí le dió vida al libro de Patricio Manns “Actas de Marusia” que relataba las injusticias de los obreros del salitre a principios de siglo.
La soledad, la esperanza y el dolor del destierro crean fantasmas, lo saben quienes se encuentran sólos en otro país, comienzan a buscar a sus conocidos entre los ciudadanos de los países que acogen… son pequeñas esperanzas de ese encuentro que son limitadas por la razón de lo no posible. Littin en los paisajes de ese desierto buscaba al Chile que perdió… pero en esa búsqueda vio en México como el fantasma del encuentro.
Actas de Marusia se convirtió en el grito contra la injusticia desde la óptica histórica de la denuncia, desde la misma infamia que mostrará en El Chacal de Nahueltoro, y que en un futuro que ya es pasado mostrará en Los náufragos y Tierra del Fuego: Actas de Marusia presenta la antesala de la masacre de Iquique.
Ver Actas de Marusia es como verse en un reflejo, es extraño sentir un Chile con otro acento y con otro color de piel, es extraño ver a algunos militares con bigotes de charro, pero es familiar también ver el polvo, la sequedad y la arrogancia del mister europeo.
Actas de Marusia al final es una película como los hijos del exilio, que no pertenece al país que recibe ni al país que destierra. Una película apátrida que asemeja a muchos de nuestros compatriotas que aún sufren el dolor de toda tierra… y la sensación de no pertenecer. Pero desde esa condición el mundo recibió la historia con cariño llegando a ser nominada al Oscar como mejor película de habla no inglesa en 1976 y a la Palma de oro en Cannes en el mismo año… El grito de la injusticia en las pampas salitreras “se oía como ráfaga” en la película, era la forma de decir que en Chile ese país tan largo en que mil cosas podían pasar” gritaban (como suena en el viejo disco de la Cantata de Santa María de Iquique), el mensaje “si quieren esclavizarnos jamás lo podrán lograr”.
Un saludo a todos los que fue
ron exiliados de Chile
Los que quieren ver esta película, la proyectan generalmente la Cineteca Nacional del Palacio de La Moneda
Bonus Tracks
1.- Página en IMDB
2.- Sobre el cine chileno en el exilio
3.-El libro Actas de Marusia de Patricio Manns
4.- Sobre el cine perdido de Chile
4.- Escenas
Link:
verán las sequedades del silencio,
el suelo sin milagro y Oficinas vacías,
como el último desierto."
Luis Advis, 1970
Los dictadores siempre le han tenido miedo a la cultura y en el caso del cine chileno, éste también sufrió los embates de la tiranía, fue silenciado, encarcelado, exiliado y desaparecido. El patrimonio fílmico que se encontraba en Chilefilms fue allanado y destruido y aunque no lo crean fue convertido literalmente en “peinetas Pantera”; gran parte el patrimonio de más de sesenta años de cine fue incinerado como los de Lonquén, como Rodrigo Rojas…
Desaparecieron películas diluidas para transformarlas en pelotas de ping-pong. Prácticamente el 70% del cine mudo chileno fue diluido, otro quedó dañado por mala conservación.
Pero de esa irracionalidad me referiré en otro momento, ya que hubo otro cine que también está desaparecido y poco a poco ha ido reapareciendo en Chile. Es el cine del exilio, curiosamente el más fructífero en producción, ya que la solidaridad del mundo con los exiliados de la dictadura de Pinochet protegió y respaldó a quienespudiesen denunciar lo que en Chile pasaba… o mejor dicho lo que los directores “veían” que pasaba.
La frontera entre el panfleto y la creación fue muy fino en dichos años, llegando incluso a crear películas con títulos como “Pinochet: fascista, asesino, traidor, agente del imperialismo” de Sergio Castilla en Suecia en el año 1974 o “Hitler-Pinochet” de Juan Farías, RDA, 1976, que aunque no las he visto y creo que no las veré (porque no se sabe que fue de ellas) indican claramente de que se tratan.
Miguel Littin en cambio, tomó las cosas desde otra perspectiva y recreó la pampa salitrera de 1907 en la aridez del desierto de Chihuahua en México, desde ahí le dió vida al libro de Patricio Manns “Actas de Marusia” que relataba las injusticias de los obreros del salitre a principios de siglo.
La soledad, la esperanza y el dolor del destierro crean fantasmas, lo saben quienes se encuentran sólos en otro país, comienzan a buscar a sus conocidos entre los ciudadanos de los países que acogen… son pequeñas esperanzas de ese encuentro que son limitadas por la razón de lo no posible. Littin en los paisajes de ese desierto buscaba al Chile que perdió… pero en esa búsqueda vio en México como el fantasma del encuentro.
Actas de Marusia se convirtió en el grito contra la injusticia desde la óptica histórica de la denuncia, desde la misma infamia que mostrará en El Chacal de Nahueltoro, y que en un futuro que ya es pasado mostrará en Los náufragos y Tierra del Fuego: Actas de Marusia presenta la antesala de la masacre de Iquique.
Ver Actas de Marusia es como verse en un reflejo, es extraño sentir un Chile con otro acento y con otro color de piel, es extraño ver a algunos militares con bigotes de charro, pero es familiar también ver el polvo, la sequedad y la arrogancia del mister europeo.
Actas de Marusia al final es una película como los hijos del exilio, que no pertenece al país que recibe ni al país que destierra. Una película apátrida que asemeja a muchos de nuestros compatriotas que aún sufren el dolor de toda tierra… y la sensación de no pertenecer. Pero desde esa condición el mundo recibió la historia con cariño llegando a ser nominada al Oscar como mejor película de habla no inglesa en 1976 y a la Palma de oro en Cannes en el mismo año… El grito de la injusticia en las pampas salitreras “se oía como ráfaga” en la película, era la forma de decir que en Chile ese país tan largo en que mil cosas podían pasar” gritaban (como suena en el viejo disco de la Cantata de Santa María de Iquique), el mensaje “si quieren esclavizarnos jamás lo podrán lograr”.
Un saludo a todos los que fue
ron exiliados de Chile
Los que quieren ver esta película, la proyectan generalmente la Cineteca Nacional del Palacio de La Moneda
Bonus Tracks
1.- Página en IMDB
2.- Sobre el cine chileno en el exilio
3.-El libro Actas de Marusia de Patricio Manns
4.- Sobre el cine perdido de Chile
4.- Escenas
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4 comentarios:
Lluegué a este sitio por una extrema casualidad y me he llevado una muy grata sorpresa.Tienes un excelente lugar aquí.
Comparto tus palabras al 100%.
La dictadura no solo cometió crímenes contra las personas, sino que intentó borrar , inutilmente por cierto, parte del patrimonio cultural de este país.
Libros quemados, cintas detruídas artistas muertos y perseguidos.
Todo resulta igual de horroroso.
Aún no logro ver Actas de Marusia, y espero que "doña web" pueda ayudarme en tal sentido.
Saludos,
Nelson
Bienvenidas son las casualidades, es cierto pero ni las cenizas pueden quemar la cultura.
sobre la película puedes encontrarla en el Soulseek
¿qué es el Soulseek?
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