Así como no soy muy amigo de las obras de teatros, al menos la de los actores chilenos que gritan e imponen la voz de una manera tan poco creible... tampoco lo soy de la ópera... pero ésto más por que nunca he ido a presenciar alguna, en DVD he visto parte de El anillo de los Nibelungos y vi Nabucco, pese a ello en Chile la ópera, como todo lo que algunos llaman música docta es símbolo de la clase alta. El teatro municipal es escenario de la más alta alcurnia chilena y se presentan principalmente los ultra conocidos clásicos de siempre... salvo excepciones (este año espero ir a ver a Philip Glass) en octubre.
Conversando con amigos de otros países de América la imagen es la misma, un espectáculo elitista que no siempre está traducido... por lo que la gente que va (al no entender la letra) sólo va a escuchar música. Yo al menos que trabajo en el Paseo Ahumada tengo la desgracia de escuchar día por medio toda la mañana a una soprano callejera que coloca un cd con algunos clásicos y comienza a cantar con unas notas tan altas que me dan ganas de lanzar una marmita de aceite caliente desde el tercer piso para que se calle... después de meses escuchando sus notas altas (para mi gritos) cansa a cualquiera.
Pero Ingmar Bergman adaptó "La flauta mágica" de Mozart, para la televisión quedando de tan gran nivel que pasó directamente al cine, de hecho se presentó en el Festival de Cannes fuera de competencia. Teniendo como gran gracia que lo que se ve no es exactamente una opera, pero tampoco es teatro... y en cierto sentido... tampoco es cine... son las tres cosas al mismo tiempo. De un modo u otro dejando que siempre entendamos que estamos frente a algo distinto, porque estamos viendo la Flauta mágica con los ojos y el corazón de Bergman... es decir con la importancia de la vida y la muerte, de la verdad y la mentira, de la Dios (con mayúscula) y el diablo... somos espectadores y protagonistas, en fin como personas humanas.
Desde la visión del público se aprecian sus artistas de siempre desde el propio Bergman, sus hijos, Liv Ullman, Erland Josephson y otros. La obertura parte desde los primeros planos del público, para comenzar el primer acto con la aparición de Tamino (Josef Köstlinger) arrancando de un dragón y salvado por tres enviadas de la Reina de la noche (Birgit Nordin), en unos instantes un cazador de aves llamado Papageno (Håkan Hagegård) que al tratar de hacerle creer que él había matado al dragón es encantado con un cerrojo en su boca. Las hadas de la reina de la noche le dejan a Tamino un imagen de la princesa Pamina (Irma Urrila), de la cual el caballero queda enamorado. Cuando aparece la Reina de la noche y le cuenta que su hija ha sido raptada por Sarastro (Ulrik Cold) y que si la rescata se podrá casar con ella.
En su camino Tamino será acompañado por Papageno, ambos deben llegar hasta los territorios de Sarastro. Antes de una moralizante canción con la letra en carteles que indica el daño que produce la mentira, y la entrega de la flauta mágica que encanta a quienes escucha y las campanas para Papageno para que sigan por el camino, mientras los espíritus llegan en un globo a llevarse por el camino a los aventureros. Mientras en el palacio de Sarastro, Monostato (Ragnar Ulfung) tiene cautiva a Pamina. Hasta que en un momento llega Papageno y le cuenta que pronto llegará el príncipe a rescatarla y ambos huyen para encontrarse con el príncipe... el amor se acerca a atender los deseos de ambos. "El amor tiene la llave del mañana , es la eternidad renacida" así cantan los carteles que apoyan... como un proto karaoke sueco.
Al llegar el príncipe descubre que Sarastro no es el malvado que la reina pintó... así como algunas madres separadas caricaturizan a los padres de sus hijos como engendros del demonio. Sarastro es comprensivo en realidad, casi una divinidad para sus subditos... de a poco los papeles comienzan a invertirse, Tamino descubre que Pamina es hija de Sarastro (ese es un cambio con la obra original), pero igual desea encontrase con ella para seguir una vida juntos. El problema son los celos de Monostato que tambié está enamorado de ella. Con el sonido de la flauta mágica Tamino se pasea por el bosque pero sólo logra llamar a los animales que quedan encantados, pero ella no aparece... hasta que en algún momento suena la flauta de pan de Papageno... por lo que pronto se encontraran.
Pero Monostato encuentra a Pamina y Papageno y regresan donde Sarastro, al despertar de un sueño Pamina se encuentra con su madre que aparece con fuerza enojada... y por supuesto cantando la aria más famosa de la obra (No pueden dejar de ver el video) Der Hölle Rache kocht in meinem Herzen, el tema que exige un desempeño que pocas podrían lograr. La ira de la reina está sedienta de la venganza y desea la muerte de Sarastro de mano de Pamina amenazándola de una maldición si no lo hace.
Mi intención no es contar toda la historia... pero hay que dejar claro que lo que se ve acá tiene todas las visiones del teatro con los efectos del cine, se ven las cuerdas del escenario, en el intermedio a los actores fumando o leyendo una revista de Disney, a los actores entre bambalinas lo que le da más magia de cine al maravilloso mundo que se presenta en la ópera.
Se convirtió en un regalo que ha traspasado generaciones, no sólo por la maravillosa música de Mozart, el lente de Sven Nykvist y la sensibilidad de Ingmar Bergman, es la suma de los actores, los rostros del público, las interpretaciones hicieron que hasta me dieran ganas de ir a ver una ópera (afortunadamente está agotada Elektra de Strauss acá en Santiago)... así que pronto se me quitarán las ganas y mi presupuesto segurirá en paz. La Flauta mágica desde la perspectiva de Bergman es una historia que sirve de umbral para pasar de la ópera, el teatro, la televisión y el cine. Los lugares por los que la vida del gran talento sueco nos dio sus mejores regalos para el mundo.
Saludos a todos.
y vean el video...
Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- Trollflöjten en Wikipedia
4.- Escena de la película
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