En los años ochenta Chile vivió una de las depresiones económicas más fuertes en que me ha tocado estar, aunque no recuerdo mucho... me cuentan que hubo momentos en que mi familia cocinaba con una familia amiga porque no alcanzaba el dinero, y eso que mi padre tenía un negocio que podía suplir las necesidades. En esos días las quiebras de las empresas fueron algo normal, el precio del dolar se elevó y las deudas también, la cesantía llegó a más del veinte por ciento y aparecieron planes de empleo mínimo. El estado tuvo que salvar a los bancos de la quiebra... y el dinero... como siempre nunca fue devuelto por ellos. En ese caldo de cultivo el descontento de la gente fue aumentando, aparecieron las protestas tocando cacerolas y a la lucha política ahora se le agregó la lucha por el hambre y los intereses particulares... con eso la dictadura no tenía mucho más que hacer... pese a que los políticos aún crean que sólo fue gracias a ellos que se recuperó la democracia... el hambre, el miedo y el odio fueron fecundando lo que se convertiría en el comienzo del fin de los años de verde olivo de Chile.
La Alemania derrotada en la Gran guerra del catorce fue humillada por los vencidos, la paz de Versalles se convirtió en el día negro de la historia germana. A pesar de ser una de las épocas más fértiles de ese país, cuando aparece el Bauhaus, la Gestalt, el expresionismo del cine y la constitución de Weimar; el dinero comenzó a perder valor a causa de la inflación, un millón de marcos era una miseria y el trabajo valía cada vez menos, la cesantía se tomó las calles y el descontento de una generación comenzaba a transmitirse a la nueva generación como una cinta blanca.
En ese escenario de Berlín del año 1923, donde Abel Rosenberg (David Carradine) un judío de Estados Unidos que trabajaba de trapecista con su hermano Max y su esposa Manuela (Liv Ullmann) pero dejaron el circo cuando el matrimonio se divorció. Un día de noviembre, cuando Abel vuelve a la pieza que alquila se encuentra con su hermano, con una muralla llena de sangre, una pistola en su mano y un orificio en la tapa de los sesos. El hecho es denunciado a la policía y tomado por el Inspector Bauer (Gert Fröbe) quien además se entera "por curiosidad" que Abel es judío (bueno... con ese apellido no es díficil darse cuenta). Con su hermano muerto hay que buscar a Manuela para avisarle la noticia de su ex esposo.
Al llegar a la "oficina" en que Manuela trabajaba Abel ve un escenario en que la ex esposa de su hermano canta y baila en número de cabaret, así Manuela y Abel descubren que están solos en una ciudad que sufre. En la calle se ven algunos grupos que desean "limpiar" alemania de los extranjeros... y el frío está causando estragos en los cada vez más difíciles días de Berlín. El inspector Bauer días después vuelve a llamar a Abel para mostrarle en la morgue una serie de extraños asesinatos en el ambiente cercano al que el se desenvuelve. Sin darse cuenta es detenido como sospechoso de la serie de asesinatos, hasta que Manuela va a buscarlo.
En el ambiente enrarecido y sin esperanzas de Berlín, los arios fanáticos destruyen el cabaret dejando en la calle a Manuela; un amigo, el doctor Hans Vergerus (Heinz Bennent) les ayuda consiguiendo techo y trabajo en la clínica en que trabaja ella en la lavandería y él en la sección de archivos. En ese lugar Abel va encontrando el gérmen de algunas aberraciones experimentales que están ocurriendo en la clínica. Los archivos van demostrando extraños experimentos que el doctor Vergerus realiza con algunas personas. Mientras a lo lejos Adolf Hitler prepara en Münich un golpe de estado. El huevo de la serpiente lentamente se está gestando.
Los jóvenes y niños que están viendo como sus padres se sacrifican han ido fecundando el odio a sus vecinos europeos, los derrotados en la guerra del catorce, no son los mismos que van con Hitler marchando sobre Münich, son los nuevos jóvenes que creen que pueden cambiar la sociedad, los que se dan cuenta que tienen una nación poderosa, fructífera que se encuentra atada por el Tratado de Versalles... son los que vienen caminando, serán ellos los que creerán que son superiores (algo común en muchos europeos occidentales en relación al resto del mundo), creerán sentirse con el derecho de exterminar y destruir para crear lo que piensan será "su mundo mejor". El huevo de la serpiente no se aprecia en el cuerpo de la madre... pero se gesta de igual manera en que el doctor Vergerus analizaba los extraños días de Berlín antes del nazismo.
Saludos a todos
Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- Das Schlangenei en Wikipedia
4.- Trailer
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