Si me pidieran tener un superpoder elegiría leer el pensamiento de las mujeres, algo tan enigmático como el fondo del mar y el espacio al mismo tiempo... leer sus gestos, sus palabras, sus miradas a veces parece tan difícil, que cada vez que estoy con algunas me siento viajando al centro de la Tierra, buscando en las profundidades la savia de la verdad... o será que al contrario nosotros (los hombres) vivimos en una maraña de interpretaciones que se disfrazan de simplicidad pero que esconden la incertidumbre del amar.
La verdad no me gustan las mentiras (algunos se ríen cuando hablo de esto porque me han visto mintiendo algunas veces), pero esas mentiras que no quieren ceder, son las que dejan pensando en una realidad inventada o la que queremos, como esas mujeres que nunca te dicen que entre tantos signos hacen de lo que podría ser hermoso, un manto de inseguridades que no permiten disfrutar del tiempo que corre.
Stefan Brückner (Klaus Grünberg) es un alemán que después de terminar sus estudios de matemáticas se va a un viaje interior por el resto de Europa. En una fiesta en París conoce a Estelle (Mimsy Farmer), una mujer inalcanzable... al menos para mi... y para Stefan parece que también, aunque todos les dicen que no se fije en ella... pero la química puede más. La conversación se hace interesante y parece ser que las cosas pueden resultar... ella se va a Ibiza, un tiempo y le pide que le acompañe, cosa que ni tonto ni perezoso acepta (yo también lo hubiese hecho) y se embarca hasta la ciudad española.
En plena España, las cosas parecen ser distintas, no está claro si ella quiere o no estar con él, a veces ella se ve muy amorosa, pero en otras es indiferente (raro eso en algunas mujeres) cosa que Stefan no comprende... En medio del amor libre, aunque no Hippie las cosas se ponen extrañas cuando Stefan descubre que Estelle es adicta al caballo, ¿qué es el caballo? le pregunta...
y ella no sabe... siempre dejan un manto de dudas las verdades a medias, omitir es otra forma de mentir... las agujas marcadas en los brazos demuestran que la heroína le está afectando.
En la memoria colectiva ha primado más la banda sonora que la propia película, dentro de la discografía de la película, More es otro paso entre el sonido sicodélico de Syd Barret y el nuevo paso que daba el grupo hacia un estilo especial... Barbet Schroeder sin querer inmortalizó dos películas (ésta y La Vallée) con las bandas sonoras de Pink Floyd.
Por el sonido y las imágenes que contenía el disco en su diseño, siempre pensé que la película era una oda a las drogas, al LSD y a la marihuana, pero en realidad lo que me encontré fue un "Réquiem para un sueño" de los sesenta, en que con el estilo cadencioso de Schroeder muestra la paulatina dependencia de dos personas por la heroína... entre la belleza natural de España, la cabeza llena de sueños, la magistral música de Pink Floyd y una década llena de magia, en que el pasado aún tenía optimismo de que el futuro sería un mundo con ilusiones reales.
Pesado colgó el pabellón de la cortina azul
Me hago sombra en mis ojos y puedo verte
Blanca es la luz que brilla
a través del vestido que llevas puesto
Ella se pone a la sombra de la onda
Nebulosas eran las visiones de su juego
La luz del sol está en sus ojos
pero el brillo de la luna la hizo gritar por siempre.
Verde es el color de su clase
La rapidez del ojo engaña la mente
La envidia es la relación entre el optimista y el condenado
Green is the colour
Bonus Tracks
1.- Página en IMDB
2.- Escena Cymbaline
3.- Green is the colour, por Pink Floyd
2 comentarios:
Hola Rogolagos!
Mi nombre es RJ y he leido tu blog por algun tiempo. Me dieron un premio que se llama el "Excellent Award" y se supone que se lo de a otros blogs que me gusten y que yo piense que sean dignos del premio. Te lo paso a ti. Si quieres visita mi pagina y lee lo que debes hacer. Felicidades!
Muy buena reseña, sobre todo por el planteo de los poderes con el que presentas el film. Saludos!
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