martes, 2 de octubre de 2007

LA VIRGEN DE LOS SICARIOS

Mi época escolar estuvo lleno de nombres "famosos" desconocidos paras los que no conocen el lenguaje del llamado "carisma salesiano" entre buenos días, María Auxiliadora, San Juan Bosco, Felipe Rinaldi, Miguel Magone, Ceferino Namuncura, Maria Mazzarello, Mamá Margarita, Miguel Rua... uno de los personajes más importantes de esos tiempos es Domingo Savio. Un niño italiano alumno de Don Bosco que decidió hacerse santo... un santo alegre como el espíritu que trata de promocionar esta congregación religiosa... "estar siempre alegre" era uno de los lemas del niño que prefería "morir antes de pecar"...
Que raro sonó para mí entonces una historia de Medellín que rememoraba tantos de mis fantasmas del colegio... ahora con otro tono y otro color.
La Virgen de los Sicarios, no es ni más ni menos que la propia María Auxiliadora con su traje celeste y rosa con el niño en brazos, y con una especie de vara en el otro brazo indicando el camino...
El duro camino de los años duros de Medellín, en que la violencia no daba respiro... y peor aún los asesinatos se convertían en una constante que transformaba la espiritualidad de lo cotidiano en un río de sangre que baña el Valle de Aburrá. Domingo Savio el nombre que para mí significó morir antes de pecar, ahora la entendía como el cerro de Medelín donde el pecado y la muerte se encuentran al mismo tiempo, como una de los sectores más peligrosos de la ciudad.

En ese contexto se enmarca el regreso a Medellín del escritor Fernando Vallejo después de treinta años, es una especie de regreso al origen, Medellín es su playa para varar, dejar los días... encontrar un pasado que lo despida, en medio de la decisión conoce a Alexis un joven homosexual como el, con el que tienen una relación que poco a poco pasan a ser novios. Pero el contexto de Medellín no es el de hace treinta años atrás capas de tierra han pasado y el narcotráfico del famoso cartel de Pablo Escobar la hizo famosa por todo el mundo. Ese es el momento en que la coca se transforma en plomo, y la muerte se prende como el pasto seco por los prados.
Una ciudad que a principios del año 2002 poseía una de las tasas más altas de asesinatos (229 por 100 mil) ha ido bajando paulatinamente esa cifra... pero en medio del terror de la muerte, la espiritualidad de la alegría y el optimismo se manifiestan en las posibilidades de no meterse en problemas y despertar un día más (algo que a veces parece tan simple). Así aparece la historia de la ciudad que se mueve entre la fe y la muerte, que presenta cotidianidades que parecen sacadas de otro mundo... señaléticas que prohiben tirar cadáveres, en que los sicarios son casi un hobbie... Lo que en un principio horroriza al escritor, al ritmo de las balas lo va tomando con normalidad, mal que mal "no estamos en Suiza".

La espiritualidad del compromiso con los pobres es una opción que los gobierno supuestamente debe llevar intrínseca en su ser, esta puede ser uno de los trampolines para solucionar, o por último hacer reflexionar a los que aprietan los gatillos y a los que venden las armas, a veces la falta de ética también se encuentra desde quienes nos protegen, por ejemplo a mi padre después de un asalto la recomendación del carabinero fue..."cómprese una pistola", afortunadamente mi padre tiene más coherencia y no le hizo caso (también lo encontró idiota). La Virgen de los sicarios es una película que sólo puede ser en Medellín una de las grandes ciudades colombianas que inmersa como una gema de la Cordillera de Los Andes, emerge clamando por la paz.

Saludos a todos

Bonus Tracks
1.- Página en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- Sobre la película por N.A.D.A
4.- Página sobre la película
5.- Algunas escenas

6.- Una entrevista a Fernando Vallejo (el escritor de la novela)

2 comentarios:

Luna Agua dijo...

Me gustó mucho tu blog.
Y de esta peli, suena interesante, aliando la religiosidad y la homosexualidad.
La busco.


Saludos

The queen of machines dijo...

Me acordé de eso que la religión es el opio del pueblo.. me acordé que en tiempos difíciles, solemos refugiarnos en doctrinas, en la fé, en alguna creencia, cuando ya no nos queda nada en qué creer; para así tener la esperanza de despertar al otro día, para creer que pronto todo estará mejor.

Abrazos!