Todavía no me puedo quitar las imágenes de Cabeza borradora, no me considero morboso, como para ver sangre… además entre tantas operaciones que me he tenido, he generado un par de fobias no comunes… la primera es al olor de las anestesias (u cosas parecidas) y el otro es al color verde de los trajes de cirujanos… en realidad a todo lo que sea pabellón incluidas esas luces extraterrestres de las lámparas… Así que no me pidan ver programas de cirugías ni médicos.
Pero en esta historia, no tenía idea de que se estaba hablando, no había leído ningún comentario, el título no me decía nada, el cartel no me decía nada así que verla era sumergirme en un lago de agua turbia. Es la Rumania detrás de la cortina de hierro de Ceaucescu, en una residencia universitaria de Bucarest, dos estudiantes Otilia y Gabita preparan un viaje pequeño, algo raro hay… los diálogos demuestran que algo pasa.
Al llegar a Hotel, Otilia se reúne con Bebe un hombre mayor que también entra a la habitación con un maletín (Hasta ahí todavía no caigo… soy bastante inocente). ¿Cuántos meses tienes? Pregunta Bebe a Gabita… en ese momento entendí que estaba próximo a ver un aborto clandestino… en un país como Chile, no es fácil hablar del aborto, conozco más gente que está en contra que a favor… de hecho yo tampoco estoy a favor… trato de ser liberal y en muchos sentidos lo soy… pero el aborto es una espina que clava muy hondo… (es más… escribir esto ya es algo muy difícil para mi).
Pero más que el aborto en sí, lo que sentí en esta historia es el miedo… muy parecido al de cabeza borradora de Lynch, acá la cámara en mano me hace estar ahí siempre, entrar por los senderos oscuros de todos los miedos de lo clandestino. Un médico que prepara un aborto, una mujer que no desea ser madre, una amiga que ayuda, una muerte que se pasea y un silencio testigo que crea la atmosfera de esos años de dictadura comunista en Europa.
La vida y la muerte están siempre en otro lugar, se acerca pero no se ve… mientras escribo siguen los abortos escondidos, mientras hay reuniones familiares, los abortos clandestinos siguen latentes en las sociedades prohibitivas como la que en Chile se vive, o como la de Ceaucescu. Independiente de la posición de cada uno y de la responsabilidad compartida. Prohibir no quita ni agrega, sólo genera más miedo, como el de esos cuatro meses, tres semanas y dos días de embarazo que lleva a cuestas Gabita.
El dinero ya está en la maleta de Bebe, el médico abortista, el plástico para que el feto caiga está preparado y el alma en vilo, porque no es fácil presenciar lo que viene.
Cuando terminé de ver esta historia sentí que me quebré como un jarrón en mil pedazos, a la vez sentí que no estaba frente a una historia en pro o en contra del aborto. Es más, no cambió mi postura frente al tema pero sentí miedo, a la muerte, a la represión, al descubrimiento, a la dictadura, al pasado y al futuro. De a poco tomé todas esas piezas destruidas a mazazos de terror y tratando de reconstruirme por una realidad que no está tan lejos, que esa Rumania de los ochentas se encuentra presente en el Chile del dos mil, en todos los lugares clandestinos en que se practican abortos, en esos pequeños avisos clasificados de los diarios que aparecen solapadamente ofreciendo soluciones discretas, en esas señoras que hacen "remedios" para superar ese problema. En esas niñas que le temen a sus padres, a sus profesores y a la sociedad que estigmatiza a los embarazos prematuros y al mismo tiempo condena a los abortos, en una de nuestras tantas contradicciones de sociedad enferma… Basta quedarse un poco quietos y veremos que por la calle rueda un hilo de sangre que no hemos detenido por años.
Saludos a todos.
Bonus Tracks
1.- Página en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- Página de la película
4.- Trailer
5.- Fotogramas
No hay comentarios.:
Publicar un comentario