miércoles, 1 de agosto de 2007

EL EMPERADOR DEL NORTE

Hace un par de años atrás, por falta de proyectos se me redujo mi sueldo a la mitad, desde ese momento comprendí lo vulnerable que cualquier persona puede ser en términos económicos… y desde ese pilar se puede ser vulnerable en todo el resto de los aspectos de la vida. Muchas parejas comienzan sus problemas en el momento en que falta la plata, la salud escasea y la cultura comienza a transformarse en el primera víctima del desastre económico… las visitas al cine, las compras de discos y los recitales se transforman en algo prescindible. Hay una diferencia fundamental entre ser pobre y estar pobre, creo que estar pobre es una condición que denota fragilidad y que prácticamente nadie esta libre… ni siquiera Bill Gates, ni Slim, ni Piñera.
Al igual que las personas, el mundo también tuvo su depresión de los treinta. La caída de la bolsa, rompió los sueños de paz eterna de los años veinte y el manto de la pobreza comenzó a vestir de harapos a la población del mundo. El emperador del norte es una historia modesta, una historia de pobrezas y miserias… algunos piensan que es lo mismo… pero la verdad ambas palabras son distintas… es más hay más ricos miserables que pobres en esa condición.
Cuando la vida se hacía insostenible valía la pena cualquier ahorro, lo sabemos quienes hemos pasado por períodos económicos difíciles. En el caso del Número uno (Lee Marvin) el viajar de polizonte en los trenes era una necesidad, cuando el trabajo escasea vale la pena buscar en otros horizontes. Por su parte Shack (Ernest Borgnine) es el jefe del tren Nº 19 con destino a Portland… que dicho sea de paso es una de las ciudades más interesantes de Estados Unidos.
Shack era tan miserable que a los polizontes los sacaba a martillazos de su tren. Esta maldita costumbre lo convirtió en el mito de los ferroviarios… y de los vagabundos, haciendo del tren nº 19 el imposible para todos.
El “número uno” era un vagabundo que circulaba por el territorio libremente, asumiendo los costos de la vida… Cada año que pasa nuestra sociedad transforma el derecho de viajar en un privilegio de unos pocos. La mayor frontera que tienen los pueblos en la actualidad no la coloca la distancia, mas bien el costo de lo que cuesta viajar, sólo van quedando las bicicletas como esa utopía de libertad en dos ruedas, por que nuestros pasos no pueden seguir más lejos de lo que nuestro cansancio llega. En Chile los casos son tan extremos que nuestras autopistas urbanas han acercado a lo lejano, pero han alejado lo cercano y han transformado el transportarse en algo suntuoso. Para que hablar de nuestros trenes, como en el resto de América Latina, son una empresa que agoniza lentamente tratando de salir a flote en diversas ocasiones, sin mayores resultados (como el Metro de Valparaíso). ¿Qué les queda a los pobres?... si viajar es un castigo de la pobreza. En el caso del Número uno, ser audaz y silencioso, en especial frente al terror que se le tenía a Shack y su martillo maldito.

Se nos olvida la importancia que tiene viajar para nuestras vidas (después de dormir y trabajar (estudiar) es la tercera cosa que nos quita más tiempo en la vida… y es la que menos consideramos.
En el equipaje de un polizonte va la dignidad, un poco de miedo, una gran dosis de valentía y el anhelo de soñar que las cosas serán mejores. La mochila que el Número uno lleva en el viaje son los sueños de un país que sale de la depresión, una ciudad de prosperidad, un desafío permanente, la humildad de la experiencia y las ganas de seguir viviendo.

Saludos a todos.

Bonus Tracks
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- La página en Wikipedia
4.- Escenas de la película

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