lunes, 19 de julio de 2010

LA CIUDAD Y LOS PERROS

No quiero ser militar, madre
no quiero ser militar.
Si debo poner cadenas
al hombre que pide pan,
si quieren que sea un juguete

de ambiciosos nada más.
Yo soy un hombre del pueblo
que vino pa' la ciudad
y aunque no tengo principios

no me pueden engañar.
Víctor Manuel

Así como las mujeres se imaginan el día en que serán madres, a nosotros es el día de la presentación al servicio militar, aunque algunos sólo deban hacer el trámite para postergarlo... y otros como en mi caso, nos tocó ser presentarnos en algún lugar, en mi caso fue en un gimnasio de las Maestranzas del Ejército de Chile, el año 1996, yo ya entraba a la universidad, pero por fecha aún no era alumno regular... así que no tuve remedio... me hicieron los exámenes médicos, pasé la mitad y al final, pese a los nervios quedé eximido de él... al momento en que supe que no haría el servicio militar tuve una sensación extraña, me hubiese gustado haber estado para conocer el extremo sur de Chile, pero por otro lado viendo la forma de trato me alegraba... ya había visto como muchos que habían hecho el servicio volvieron distintos... los que eran de izquierda volvían (y siguen siendo) pinochetistas, otros un poco trastornados... creo que hoy las cosas son distintas... pero lo que si es cierto en Chile... es que los màs pobres son los que quedan de conscriptos, los que tienen dinero de uno u otro modo se eximen de éste momento.

Es uno de los primeros días de la instrucción en el Colegio militar de Lima, y la ceremonia de iniciación... como en muchos lugares tiene el tinte vejatorio que detesto (al igual que los mechoneos de las universidades). Los nuevos son perros y deben comportarse como tales, morderse, lamerse orinar, montarse y ser paseados con lazo... todos los nuevos reclutas pasaron por ésto menos uno... el Jaguar (Juan Manuel Ochoa) que los golpeó a todos y mantuvo su dignidad y su honor para toda la generación. Pero así como su honor, sembró su poder ante todos sus compañeros, creando el círculo en torno a él y sus secuaces... desde ahí se mantuvo el contrabando de licor, cigarros, revistas y exámenes de la compañía.

Quien más sufría por el trato vejatorio el esclavo (Eduardo Andrianzén) que le comían su comida, lo golpeaban y era el blanco de las vejaciones de siempre por parte de los matones del círculo. Lo que ahora se llama bullyng... el único "amigo" del esclavo era el Poeta (Pablo Serra), que en realidad tampoco era muy amigo... mejor dicho era uno que no lo molestaba, porque el éste no se metía con nadie, y se hacía el indiferente frente a la matonería de quienes se encuentran en el ejército. El poeta entró obligado al ejército, por sus malas notas... para que fuera "alguien" en la vida... pese a que más que su vocación militar tenía buena "pluma" para las letras. Escribía bien por lo que las cartas a las novias generalmente venían de su inspiración.

En una guardia del poeta con el esclavo, el círculo se robó un exámen... algo que era normal... salvo que ese día el ladrón quebró un vidrio por lo que fueron sospechosos todos los que estaban en la guardia... el castigo fue dejarlos recluidos todos los fines de semanas hasta fin de año... o hasta el día en que se sepa quien robó el exámen. Quedarse encerrado en esa "cárcel" todo ese tiempo era algo que el esclavo no podía soportar, menos si no podría ir a ver a Teresa (Liliana Navarro) su proyecto de novia... a la cual sólo le habló un par de veces antes... así... en ese estado de locura confesó, o mejor dicho sopló quien había sido el ladrón... por supuesto los castigos para el ladrón de algo que había pasado muchas veces no se hicieron esperar... y a modo de "ejemplo" el recluta fue expulsado de la academia.

Tiempo después vino la época de campaña, cuando los soldados juegan a que están en guerra, y disparan sus armas en tácticas de combate y otros simulacros medio en broma medio en serio... aunque en general es casi un campamento lo que realizan (así es como me han contado)... en medio de un ejercicio a cargo del teniente Gamboa (Gustavo Bueno) en el avance se ve que hay un soldado en el piso, es el esclavo que una bala se le cruzó... al parecer disparada por él mismo... es la explicación más simple... para no seguir sembrando la duda en una escuela puesta en tela de juicio por la opinión pública... pero para el poeta la situación es más que obvia... ¿quién más pudo ser que el Jaguar?... por venganza porque sopló al ladrón de la prueba... y ahí surge la duda entre hacer lo correcto o hacer lo mejor... son dos cosas que no son lo mismo... lo correcto es llevar el caso a la justicia militar... pero que todo el mundo se entere que ha muerto un soldado asesinado por otro?... ya lo hemos sabido en Chile con un nombre ya olvidado por muchos Pedro Soto Tapia que murió y su cuerpo fue escondido por un manto de dudas en los años noventa... o mejor silenciar y buscar el mejor argumento para acallar lo sucedido.

Hay mitos que aún son tabú en nuestras fuerzas armadas en América Latina, desde lo que se enseña en la Escuela de las Américas o las operaciones militares de la Operación Condor, de nuestras dictaduras y nuestras democracias. Las fuerzas armadas ahora parecen ser distintas a las de esos días de los ochenta, o será que nosotros cambiamos y nos subordinamos a un poder conjunto mayor que nos hace olvidar y preocuparnos de los problemas "reales" de la gente, o preferir el interes personal a nuestro bienestar común... no lo se.
Pero la "ficción" de Vargas Llosa y el lente de Lombardi, plasmaron acá un recuerdo de que algunas veces somos capaces de callar las atrocidades para seguir manteniendo nuestras granjerías y privilegios.
Hay que estar atentos...

Saludos a todos.


Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- La ciudad y los perros en Wikipedia
4.- Inicio de la película

1 comentario:

David Cotos dijo...

Buena película de Lombardi, fueron los mejores años de su cine cuyo pico llegaría en la magistral "Bajo la piel".