Una amiga estaba preocupada por lo que unas alumnas decía de otra profesora colega mía en la facultad, la verdad a estas alturas bien poco importa lo que algunos alumnos digan de nosotros, siempre hay algunos que nos quieren y otros que nos odian, peor sería si todos los alumnos nos quisieran... ahí entraría a preocuparme de que algo no estoy haciendo bien.
Es que algunos creen que hacer clase es repetir y transmitir los contenidos de la materia... estamos en ese sentido en un triste momento en Chile mientras se aprueba la nueva Ley General del Educación, cuando en el congreso estaba todo listo... apareció la discordia cuando la derecha quería que ahora también hagan clases en secundaria profesionales o licenciados con carreras de al menos ocho semestres, en áreas afines, es decir profesionales ajenos a la pedagogía. Lo que me produce una sensación de incredulidad e impavidez de el poco conocimiento de nuestros congresistas de lo que es realmente enseñar.
Si bien hago clases en una Universidad, jamás me he considerado profesor y por lo mismo respeto mucho a quienes tienen el título de pedagogos, porque no es fácil enseñar, y no basta como creen algunos que sólo se trate de repetir como loros los conocimientos adquiridos.
Lo digo por porque esta vez me ha tocado hacer clases a futuros profesores de historia y geografía, algo muy distinto a lo que había hecho antes, ellos son alumnos de segundo año, y paradojicamente son tan revoltosos (algunos) como los alumnos de secundaria, no recordaba eso de que me diera vuelta al pizarrón para que comiencen a conversar, o que todas sus preguntas son pensando en el menor esfuerzo. En mi caso ha sido lo más dificil que me ha tocado hacer en trabajo de clases... también es la vez que tengo más alumnos... o ¿será que soy más viejo y los doce años de diferencia ya se notan?.
Pero no es fácil educar y François Bégaudeau lo refleja graficamente en Ente les murs, o La Clase como la llaman en España, en un curso muy distinto a esos profesores que se subían arriba de los bancos, o que hacían cantar a los niños, no son esos maestros con cariños, ni los que enseñan el lenguaje de las mariposas... acá la clase es una selva de culturas, intereses e interpretaciones. Con la paciencia normal que un profesor tiene por sus alumnos cada clase se convierte en un combate en el cual se cuestiona todo lo enseñado, por sus propios alumnos que no son los más normales.
Es que una escuela pública contiene entre sus muros una serie de historias cortas en tiempo, pero cargadas de experiencias fuertes y en esta escuela de París los alumnos han llegado desde diversas partes del mundo hacia una sola cultura; africanos, chinos, escandinavos y franceses se encuentran todos los días discutiendo, cuestionando y en algunas ocasiones malinterpretando las decisiones de los profesores que han tenido la paciencia de dar más espacio a los alumnos y que ha sido desaprovechado por ellos.
Es que al parecer es el camino que toman algunos profesores, de ser amigos de los alumnos, de ser cercano a ellos es material para que estos se aprovechen, pero tambien es cierto que algunos son del otro extremo que parecen ogros contra los jóvenes. Pero ¿qué es educar? al menos yo creo que es entregar herramientas más que conocimientos, en el caso de François eso trata en cada momento, a lo mejor algunas conjugaciones no son de lo más utilizadas pero el pensar, entender los procesos es otra cosa, más importante que los datos que pueden quedar perpetuamente en un libro. Es cierto que los profesores tambien comenten errores, de hecho François comete algunos graves, pero también es cierto que éstos no son los heroes perfectos que el cine siempre retrata.
Entre esa cámara que muestra una claustrofobia intensa de clase, el mundo selvático del patio de recreo, se juega una guerra sicológica, la discriminación de algunos inmigrantes, en fin la historia urbana de las ciudades es parte de estos pequeños protagonistas, o mejor dicho constructores de lo que viene... no se siente que aprendan mucho, al final como una desesperanza las sillas vacías por unos dos meses entre un resultado incierto que todos los días se da en las aulas. ¿habrán aprendido?, ¿entendieron? al menos en mi caso termino con esas preguntas que me importan más que lo que digan de si soy simpático o pesado con ellos. En fin al parecer estamos cometiendo errores y agregamos uno nuevo al hacer que profesionales sin educación de pedagogía entre a las aulas de secundaria a vomitar conocimientos, cuando lo que necesitamos es entregar herramientas invisibles de futuro.
saludos a todos.
Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- Página de la película
4.- Trailer Francés
5.- Trailer en Español
domingo, 22 de marzo de 2009
EL SUBMARINO
ciento dieciocho eran las personas que en esos días de agosto del dos mil eran noticia de espanto, el submarino nuclear ruso K-141 Kursk había desaparecido en el Mar de Barents, los días pasaban y la armada rusa dejó en secreto lo que inicialmente ocurría en ese frío mar, pero los familiares de los marinos y oficiales empezaron a preguntar por sus familiares, la situación se hizo insostenible no se podía rescatar la embarcación y el típico silencio ruso que recordaba los días de la Unión Soviética que escondía sus errores, aunque nos llenaran de radioactividad. Los marinos muertos del Kursk me angustiaron en ese tiempo, a lo lejos recordaba una película alemana que años atrás mostraba la claustrofóbica travesía de un submarino en plena Segunda Guerra Mundial.
Después de un tiempo tratando de recuperar la película, Das Boot volvió a mis manos con la versión del director... y como toda versión de ellos, dura mucho màs que la original, en este caso màs de trescientos minutos... a veces uno no cree que el cuerpo sea capaz de estar tanto rato con los ojos puestos en una película pero después de Jesús de Nazareth de Zefirelli, Shoah de Lanzmann o Satantango de Bela Tarr creo que soy capaz de ver cualquier metraje.
¿Que puede contar la historia de personas que están bajo el mar? en medio de fierros, motores, un olor que me imagino debe ser terrible, entre el silencio y la ausencia de mujeres... la verdad no creo que venda mucho... es más siempre me he preguntado que es lo que lleva a personas a desear sumergirse en vehículos en los cuales ni siquiera pueden ver que ocurre en su exterior y guiarse sólo por un sonar, ¿serán felices en sus trabajos? o el destino los obligará a vivir en ese oscuro mundo sin sol.
Mientras seguimos la costumbre de ver películas del horror de los nazis, del Holocausto o de juicios posteriores, la historia que Wolfgang Petersen presentó en los años ochenta gustó, los marinos del U-96 de la Alemania Nazi salen desde La Rochelle desde la Francia conquistada a vigilar los mares del Atlántico. Por supuesto para que la película sea aceptada estos marinos, no son tan nazis... para ello muestran como se burlan de un tripulante de las juventudes hitlerianas y como hablan mal del Alto mando y de Hitler... podemos seguir tranquilos entonces viendo la película... ellos pese a matar a los aliados, piensan como los "buenos", sin embargo... los submarinos fueron los más fieles a los nazis en sus tiempos... es más, una vez derrotado Hitler fueron ellos quienes depositaron camufladamente a muchos de los altos líderes que clandestinamente vivieron en nuestros países.
Entre un verde profundo brumoso que no sabía si era agua o cielo aparece la silueta de la proa del U-96 en inmersión, no veremos otros colores en toda la historia, el celeste, el negro y el verde dominan las oscuras vidas que un periodista de guerra intenta relatar invitado a esta misión. Los niños que viajan son todos nuevos, demasiado jòvenes para un mundo en guerra, para un mar peligroso y para conocer la muerte en el ataud flotante. Unas tenues lueces salen de unas lamparas por un único pasillo interminable en que la humedad, el olor enrarecido y la falta de espacio hacen del combate algo completamente distinto a lo que se conoce.
Pero las ausencias nos hacen iguales, acá más importante que ganar y hundir barcos enemigos es respirar, cada partícula de oxígeno es fundamental, mientras las barbas crecen dentro del barco es imposible no estar tensos, pero también es importante ser amigos... y en este submarino necesitas amigos y cada uno que contempla la misión también desea mirar por el periscopio, salir en algún momento a tomar aire, como un respiro en el medio del mar, me quedé en silencio esperando un sonido distinto que indicara que el peligro podía venir y sin darme cuenta después de horas bajo el mar de mi pantalla, me sentí uno más que corría por los pasillos, que se ahogaba viendo como descendíamos sin destino en Gibraltar, que sudaba mientras tratabamos de arreglar el barco, que esperabamos el conteo después de cada torpedo, que entendíamos que no podíamos llevar prisioneros de guerra, que disfrutamos el banquete de Vigo en España, de nuestros solapados aliados franquistas.... y que el U-96 fue el mundo que teníamos, como si el sol se hubiese enemistado con nosotros... en Das Boot el motor es vivir, que den vuelta esos cilindros y que podamos respirar... terminó la película y salí a mi balcón a mirar las cosas que tengo y mi admiración (y nunca envidia) por quienes habitan esos submarinos creció gracias a la más grande de las historias submarinas del cine que me ha tocado ver.
Saludos a todos.
Gracias Queens of Machines por recordarme de esta historia que tenía entre mis imperdibles.
Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- Das Boot en Wikipedia
4.- Página de la película
5.- Trailer
Después de un tiempo tratando de recuperar la película, Das Boot volvió a mis manos con la versión del director... y como toda versión de ellos, dura mucho màs que la original, en este caso màs de trescientos minutos... a veces uno no cree que el cuerpo sea capaz de estar tanto rato con los ojos puestos en una película pero después de Jesús de Nazareth de Zefirelli, Shoah de Lanzmann o Satantango de Bela Tarr creo que soy capaz de ver cualquier metraje.
¿Que puede contar la historia de personas que están bajo el mar? en medio de fierros, motores, un olor que me imagino debe ser terrible, entre el silencio y la ausencia de mujeres... la verdad no creo que venda mucho... es más siempre me he preguntado que es lo que lleva a personas a desear sumergirse en vehículos en los cuales ni siquiera pueden ver que ocurre en su exterior y guiarse sólo por un sonar, ¿serán felices en sus trabajos? o el destino los obligará a vivir en ese oscuro mundo sin sol.
Mientras seguimos la costumbre de ver películas del horror de los nazis, del Holocausto o de juicios posteriores, la historia que Wolfgang Petersen presentó en los años ochenta gustó, los marinos del U-96 de la Alemania Nazi salen desde La Rochelle desde la Francia conquistada a vigilar los mares del Atlántico. Por supuesto para que la película sea aceptada estos marinos, no son tan nazis... para ello muestran como se burlan de un tripulante de las juventudes hitlerianas y como hablan mal del Alto mando y de Hitler... podemos seguir tranquilos entonces viendo la película... ellos pese a matar a los aliados, piensan como los "buenos", sin embargo... los submarinos fueron los más fieles a los nazis en sus tiempos... es más, una vez derrotado Hitler fueron ellos quienes depositaron camufladamente a muchos de los altos líderes que clandestinamente vivieron en nuestros países.
Entre un verde profundo brumoso que no sabía si era agua o cielo aparece la silueta de la proa del U-96 en inmersión, no veremos otros colores en toda la historia, el celeste, el negro y el verde dominan las oscuras vidas que un periodista de guerra intenta relatar invitado a esta misión. Los niños que viajan son todos nuevos, demasiado jòvenes para un mundo en guerra, para un mar peligroso y para conocer la muerte en el ataud flotante. Unas tenues lueces salen de unas lamparas por un único pasillo interminable en que la humedad, el olor enrarecido y la falta de espacio hacen del combate algo completamente distinto a lo que se conoce.
Pero las ausencias nos hacen iguales, acá más importante que ganar y hundir barcos enemigos es respirar, cada partícula de oxígeno es fundamental, mientras las barbas crecen dentro del barco es imposible no estar tensos, pero también es importante ser amigos... y en este submarino necesitas amigos y cada uno que contempla la misión también desea mirar por el periscopio, salir en algún momento a tomar aire, como un respiro en el medio del mar, me quedé en silencio esperando un sonido distinto que indicara que el peligro podía venir y sin darme cuenta después de horas bajo el mar de mi pantalla, me sentí uno más que corría por los pasillos, que se ahogaba viendo como descendíamos sin destino en Gibraltar, que sudaba mientras tratabamos de arreglar el barco, que esperabamos el conteo después de cada torpedo, que entendíamos que no podíamos llevar prisioneros de guerra, que disfrutamos el banquete de Vigo en España, de nuestros solapados aliados franquistas.... y que el U-96 fue el mundo que teníamos, como si el sol se hubiese enemistado con nosotros... en Das Boot el motor es vivir, que den vuelta esos cilindros y que podamos respirar... terminó la película y salí a mi balcón a mirar las cosas que tengo y mi admiración (y nunca envidia) por quienes habitan esos submarinos creció gracias a la más grande de las historias submarinas del cine que me ha tocado ver.
Saludos a todos.
Gracias Queens of Machines por recordarme de esta historia que tenía entre mis imperdibles.
Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- Das Boot en Wikipedia
4.- Página de la película
5.- Trailer
Suscribirse a:
Entradas (Atom)