Ahora Providencia ha cambiado, no se ha tugurizado, sigue teniendo un valor residencial por una parte, la condición residencial se mantiene… el problema que se mantiene verticalmente con unas torres gigantescas en medio de casas residenciales. En medio de los jóvenes que habitan el sector, siempre me han llamado la atención algunas señoras de edad, por no decir “viejas” que viven en el sector, muy elegantes al más glamoroso estilo de las damas de los años cincuenta. Trabajando para unas encuestas me tocó visitar a una de esas señoras, y me impactó ver lo precaria de las condiciones de su casa. La verdad sólo le quedaba la cama, un televisor y una mesa…
Lo que pensé que sería todo un lujo, sólo era la imagen que se proyectaba desde el exterior de su casa.
No es fácil manejar a las visitas familiares, sobre todo si son ajenos a tu familia directa… todo es distinto (yo por lo mismo, no soy de visitas largas). Blanche Dubois (Vivien Leigh) fue la última que se quedó en la antigua casa, pero de a poco empezó a perder todo, cuando ya no lo quedó nada terrenal, sólo su hermana es la esperanza. Al bajar de la estación de trenes toma el tranvía llamado deseo, hasta llegar a una población en deterioro, ¡no puede vivir en esta pocilga mi hermana!.
Por el mismo trabajo que tuve que ir a la casa de la señora que no tenía nada más que su glamour, otra vez me tocó ir a un lugar llamado Saladillo en plena Cordillera de Los Andes, en una casa de adobe, con una humedad que producía en su interior un musgo de más de un metro desde el suelo, entre la humedad, la nieve y el musgo, le digo a la niña que tenía a su hijo de meses en sus brazos (me caracterizo por lo poco copuchento)… “¿porqué te viniste de Valparaíso a este lugar tan solo? ¿es por amor?... en realidad no había mucho que adivinar, sólo el amor nos permite irnos a la montaña, soportar y volver casi hipnotizado por los gritos de quien amas.
Stanley Kowalski (Marlon Brando) es lo que en Chile se le llama un “pastel”. El típico borrachín, bueno para pelear, que cuando se enoja le grita a la esposa (si es que no le pega), un tipo violento y exaltado. ¿Pero que hacer con un pastel cuando alguien se enamora?, debo reconocer que muchas de mis conocidas han sido especialistas en enamorarse de pasteles como Stanley, (el parecido en lo idiota no en lo físico)… son capaces de perdonar todas los errores por amor. Lo mejor es no meterse, ni siquiera juzgar, cuando la miel del amor nos consume, nuestros movimientos pasan al estado de la fantasía.
Blanche disfraza con glamour su miseria, sueña con la clase y odia profundamente a su cuñado, en realidad el odio es mutuo (es rico el odio mutuo), Stanley detesta sus aires de grandeza y desde su odio descubre otras cosas de Blanche…
Al final la soledad de lo que se aparenta por Blanche, el deseo de amor total de Stella (Kim Hunter) y la bipolaridad de un borracho enamorado como Stanley, produce cualquier cosa menos sinergia, no se puede esperar mucho de una relación tensa.
La historia que dirige Elia Kazan, prácticamente es una obra de teatro en el cine, donde el texto de Tenesse Williams fluye por el trío, transformando esta historia en otra historia inolvidable, no se si por la obra en teatro o por la película en sí; pero es imposible olvidar los gritos de arrepentimiento de Stanley en la escalera, para la hipnosis de Stella, olvidando gritos, hermanas y un poco de cordura… pero en fin nadie dijo que estar enamorado es sinónimo de estar cuerdo.
Bonus Tracks
1.- Página en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- La película en Wikipedia
4.- Escenas de la película
5.- Alohacriticón
6.-