viernes, 18 de julio de 2014

EL DESIERTO ROJO


Hierro negro que duerme, fierro negro que gime 
por cada poro un grito de desconsolación.
 Las cenizas ardidas sobre la tierra triste, 
 los caldos en que el bronce derritió su dolor. 
Aves de qué lejano país desventurado graznaron 
en la noche dolorosa y sin fin? 
Y el grito se me crispa como un nervio enroscado 
o como la cuerda rota de un violín. 
Cada máquina tiene una pupila abierta 
para mirarme a mí. 
(Maestranzas de la Noche, Pablo Neruda)

 Este año ha sido distinto, tanto así que hace un par de semanas fui despedido de mi trabajo... ¿las razones?, las más absurdas que la fantasía o la realidad puede dar. Pero era parte del proceso a seguir en un instante en que todo en la vida parece ser un absurdo. Desde los motivos para levantarse o el deseo incomprendido de algunos de perpetuarse en un poder, más por privilegios que por el deseo de hacer del mundo algo mejor.
No ha sido fácil este tiempo, pero el remezón fue útil, para muchas cosas, la primera para dejar de ser tan confiado y la segunda para comenzar de nuevo, poner en la balanza las cosas y ver qué es lo que realmente importa.
Es que de a poco el tiempo va haciendo que los colores van perdiendo fuerza y ese rojo intenso de antaño ahora es un rosado pastel, y el azul intenso del cielo parece ser un tímido celeste. ¿o será que nuestra visión espectral va desvaneciendo las frecuencias?...




En medio de mis extrañas vacaciones invernales cuando la niebla es más intensa, aparece Giuliana (Monica Vitti) para enrostrarme su verde intenso, el de su vestido y su mirada, en medio de tanto gris, entre el fierro y la lluvia, entre las gaviotas que buscan en ese mar de Ravena los desechos que el puerto va dejando en el nuevo mundo que se ha ido transformando. En que la noche y el día son dos cosas que parecen tener la misma luz, en que los besos parecen un vestigio arqueólogicos de un tiempo en que hubo tiempo para darlos, en que la vida parece ser sólo un latido que se pierde entre el ruido de las máquinas.

El destino había hecho vulnerable a Giuliana, un accidente en auto le había descubierto que todo se podía perder de una forma más fácil de la que se cree, o en realidad... ¿qué se iba a perder?, ¿el amor de Ugo (Carlo Cionetti)?, ¿el bienestar? o la felicidad de su hijoValerio (Valerio Bartoleschi). En realidad el accidente lo que había hecho era abrir los ojos al mundo y descubrir que no había vida. Que siempre había estado en un desierto, lleno de personas que se desconocen, que entre risas no son capaces de escuchar el grito enfermo, que confunden el silencio con el sonido de las máquinas, barcos y motores que empapan los rincones de la nueva arena que cubre lo natural. Sin embargo entre todo la mirada de Zeller (Richard Harris) parece entregar un poco de confianza en Giuliana.

¿Cómo hemos convertido el presente en un lugar lleno de dientes dispuestos a morder?, A veces no nos damos cuenta que las cosas no están bien, hasta que chocamos, oímos gritos y descubrimos que al mismo tiempo se bombardean ciudades, se secuestran a niñas para que no vayan a la escuela o se desvanece el amor... como si la vida fuera presionar botones de un control remoto... y la belleza sólo fuera un cuento que le contamos a un niño. Antonioni en esos relatos cadenciosos en esos rebeldes años sesenta del siglo pasado, ya nos estaba advirtiendo que estamos destruyendo la belleza, en un mundo de máquinas, mezquindades y enfermedades siquiátricas... la belleza puede ser algo peligroso, incluso estúpido que para quienes no la poseen se puede convertir en un objeto de envidia... Giuliana es la verdadera belleza de lo racional entre tanta locura...
Tratemos de recuperar el color de la belleza.... ¡esa es mi nueva misión!

Saludos a todos

Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- Il deserto rosso en Wikipedia
4.- Trailer

5.- Una discusión sobre El Desierto Rojo


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