Nadie puede creer que un tipo tan conocido como el doctor Ramírez Alvarado fuera capaz de hacer lo que hizo, el pediatra tenía su consulta en el centro de Curicó, una ciudad que se encuentra a unos doscientos kilómetros al sur de Santiago. Es que matar a los tres hijos de trece, dieciséis y diecisiete años con una bala en cada cabeza, para luego dispararse sus cincuenta años de vida por la habitación, de modo tal que su esposa descubre, al parecer luego de volver de compras los cuatro cuerpos de su familia sin vida. Se presume que el motivo de semejante decisión fueron los celos.
Llegan a la memoria madres que han matado hijos a martillazos para quitarle a sus parejas lo más importante que tienen, es decir destruirles las vidas. Es impresionante descubrir como vamos convirtiendo nuestras vidas en esa materia putrefacta que el odio va generando… es algo tan peligroso que puede materializarse en ese veneno que comienza a correr por las venas de los asesinos.
El poder de las palabras puede destruir vidas, así parece verse cuando un padre taladra la conciencia de un hijo, la desilusión de no ser lo que el padre quería puede ser el principio de la destrucción. Pero enfrentar el tema directamente parece ser el secreto que el doctor Hal Raglen (Oliver Reed) le pretende dar a sus pacientes del hospital siquiatrico con su método de Psicoplasmosis, con el fin de que liberen sus sensaciones por muy crueles que sean para sentirse mejor, descubrir el origen de los problemas y desde ahí tomar las mejores soluciones. Dentro de los que han puesto su fe en su tratamiento está Frank Carveth (Art Hindle) quien se atrevió a dejar a su esposa Nola (Samantha Eggar).
Para Frank la vida sólo con su hija Candice Carveth
(Cindy Hinds) no ha sido fácil, los fines de semana la deja con su madre para que no pierda el vínculo, pero al volver un día descubre que su hija presenta heridas. ¿Qué está pasando en ese instituto?. Mientras en el mismo centro de rehabilitación el doctor Rablen habla con Nola. Al parecer sus problemas de aloholismo son más serio, ella con una tranquilidad va somatizando los personajes que le han acompañado desde su infancia. Redescubriendo que una de las personas que ha incidido en su desarrollo es su madre Juliana (Nuala Fitzgerald).
Mientras en otro lugar Juliana, la Abuela junto con Candice revisan fotos de niña, hasta que un ruido les inquieta al mirar la abuela un enano - niño que le asesina, a l mirar Candice al niño parece conocerle, no le hace daño a ella... hay situaciones extrañas con su asesinato. ¿Quiénes son esos niños asesinos?, ¿quién le ordena los crímenes? una serie de retrospecciones y malos entendidos son los que van llevando a la persona culpable. El centro de rehabilitación parece ser sospechoso, el método es cuestionado por algunas personas. Mientras Frank se encuentra en una situación compleja con su amor por Nola, ella parece transformada en otro ser, el encierro la lleva por una paseo con su imaginación, a veces el instinsto juega malas pasadas y los celos te pueden convertir en un ser sobrenatural... hay que tener cuidado y creer en los demás.
Nadie puede creer que un tipo tan conocido como el doctor Ramírez Alvarado fuera capaz de hacer lo que hizo, el pediatra tenía su consulta en el centro de Curicó, una ciudad que se encuentra a unos doscientos kilómetros al sur de Santiago. Es que matar a los tres hijos de trece, dieciséis y diecisiete años con una bala en cada cabeza, para luego dispararse sus cincuenta años de vida por la habitación, de modo tal que su esposa descubre, al parecer luego de volver de compras los cuatro cuerpos de su familia sin vida. Se presume que el motivo de semejante decisión fueron los celos.
Llegan a la memoria madres que han matado hijos a martillazos para quitarle a sus parejas lo más importante que tienen, es decir destruirles las vidas. Es impresionante descubrir como vamos convirtiendo nuestras vidas en esa materia putrefacta que el odio va generando… es algo tan peligroso que puede materializarse en ese veneno que comienza a correr por las venas de los asesinos.
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