Arréglate, Juana Rosa, que llegó una invitación:
mañana trillan a yegua en la casa ’e l’Asunción.
Te ponís la bata nueva y en ca’a trenza una flor;
tenís que andar buenamoza por si pica el moscardón.
Tenís veinticinco, Rosita, ay, Rosa,
vai pa’ solterona,debís de pensar.
Vai bien empolvá’, te ponís carmín
y agora pa’ l’era contenta y feliz.
(Violeta Parra)
En cada casamiento o bautizo que voy, no falta el chistosito que me dice "¿y tú? y uno tiene que responder con una sonrisa tonta... un jejeje algún día. Otros ya han perdido las esperanzas con nosotros los viejos, es que a mi edad mis padres ya tenían tres hijos, mientras que yo en estos momentos sigo planificando que será de mi vida el próximo año. Pero hay un momento en que nuestros cercanos empiezan a preocuparse de nosotros un poco más de lo que nuestros ritmos llevan y comienzan a buscarnos parejas en cualquier persona que tienen cerca, que a medida que van pasando los años... el paso por los siquiatras nos va dejando más huellas de las trancas que la soledad nos marca en desmedro de nuestras virtudes...
Puede ser que eso pasaba con Noriko (Setsuko Hara) siempre con una sonrisa en su rostro, estaba feliz siempre de estar con Shukichi (Chishû Ryû), su padre viudo. la Segunda Guerra Mundial la hizo vivir momentos duros pero ella aún sigue tranquila ahora que la costosa paz japonesa convertirá al país en el lugar distinto al que conocemos actualmente. El padre es un viejo profesor universitario ya retirado se está preocupando de que su hija no da señales de independencia... en una época en que estar soltero (peor aún soltera) a los treinta era como estar en el purgatorio, el mundo de Noriko se movía entre sus amigas y su padre, la vida no le importaba más que ese presente... y enamorarse es algo que por ahora no estaba dentro de sus planes, o a lo mejor sí?, pero al parecer no había nadie en su corazón que llenara el espacio del tiempo que vivía con su padre.
Personalmente no recuerdo un momento desde mis doce años hasta ahora en que no me encuentre enamorado de alguna mujer. El amor lo vamos poblando de seres y sueños que tienen futuro, pero en el caso de Noriko el tema del matrimonio le estaba empezando a fastidiar, cuando ya pasó de la bromita a la conversación seria de la tía Masa (Haruko Sugimura) y también del padre. En ese panorama la joven no concebía que el padre viudo se le pasara por la cabeza casarse nuevamente y cuando lo supo su vida se vino abajo, en plena visita a una obra Nō Noriko empieza a entender que puede ser verdad eso de que el padre se quiera casar, por muy sucio que ella lo vea, él puede volver a armar su vida... no se lo dice pero cada vez que ve algún indicio de la idea de casarse, su rostro se llena de pena y lágrimas secas.
Noriko tiene que soltar las alas, siempre puede ser primavera y el Japón lo sabe mejor que nadie que siempre flocere de la adversidad, Noriko también lo puede hacer pese a que ella se niegue « a creer que el matrimonio pueda hacerle más feliz de lo que ses.». La vida está ahí para todos, con todos sus ciclos y desfases. Crear una nueva vida es una de las máximas que el padre le indica los caminos de la verdadera felicidad... que no es vivir el presente... eso nunca ha sido felicidad, más bien es un fruto del esfuerzo por lo mismo la felicidad está llena de pasado que alguna vez fue futuro, ahora el padre le interesa que ella sea libre, sea autónoma y que deje sus obstinaciones. La vida es de uno y de nadie más, por lo mismo no hay que postergar el amor por cuidar a otros, hay que amarse y desear, porque las vidas están compuesta de lo que somos, lo que decimos y lo que tocamos...
Saludos a todos
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