domingo, 5 de febrero de 2012

UN GATO EN PARÍS


El hombre quiere ser pescado y pájaro, 
la serpiente quisiera tener alas, 
el perro es un león desorientado, 
el ingeniero quiere ser poeta, 
la mosca estudia para golondrina, 
el poeta trata de imitar la mosca, 
pero el gato quiere ser sólo gato 
y todo gato es gato 
desde bigote a cola, 
desde presentimiento a rata viva, 
desde la noche hasta sus ojos de oro.
(Pablo Neruda)

Lo que más amo de los gatos es su libertad, su capacidad de ser niños y seres pecaminosos al mismo tiempo, cuando vivía con mis padres recordaba como el "Lulo" (que en un principio era Lulú... pero el veterinario descubrió que era macho) jugaba con lo que encontraba, moviendo sus manos tomaba las colas de zorro como si fuesen una gran presa. Después en las noches de celo se desaparecía por días y volvía con una oreja cortada y cansado, la bohemia y las noches de sexo felino hacían de las suyas para que al otro día temprano volviera a jugar como un niño.
París posee techos bajos, edificios que poseen aproximadamente cuatro o cinco pisos se esparcen por lo largo del Sena, por lo mismo aunque parezca cliché siempre se muestran los trescientos treinta metros de la Torre Eiffel desde cualquier lugar. En medio de esos tejados inconfundibles de París un silencioso ladrón pasa sigiloso como si fuese un elfo por los techos, lo acompaña un gato, ambos rompen un vidrio con un diamante y se roban las joyas de una tienda en las narices de dos guardias que pese a toda la tecnología no notan de primera lo que pasa. Después de la exitosa jornada del ratero el gato se pierde por los techos de la madrugada.

Llega a una ventana donde Zoe duerme tranquila pero aún con la tristeza de la ausencia, los niños no pueden estar solos, por lo mismo no hay trabajo que justifique el no escuchar a los niños, más aún cuando esperan hasta la hora que sea que lleguen para contarles que pasó en el día. Es triste regresar a casa y ver que los hijos duermen, es un día que no vale la pena. Pero Jeanne trabaja en la policía y lo que màs desea por ahora es que se haga justicia con el asesinato de su marido, a manos de los mafiosos liderados por Víctor Costa. Desde ese maldito día la familia quedó destruida, Zoe no ha vuelto a pronunciar una palabra del shock y Jeanne no ha podido responder bien como madre el tiempo que la niña merece... afortunadamente está la nana al cuidado de la niña.

Pero la ruta del gato encontrará a Nico, el ladrón de joyas y a Zoe que se ha metido en un problema que podría unir todos los cabos que faltan para unir los eslabones. Con una técnica distinta en que el dibujo y el coloreo parecen ser los tradicionales de la animación en dos dimensiones Felicioli y Gagnol regalan un Thriller policial, que tiene la mejor esencia de la capital francesa, entre las noche, la iglesia de Notre Dame y un poco de la justicia verdadera y los deseos de reconstrucción del amor en una familia destruida por la ausencia definitiva. Un gato con sus dos vidas paralelas reune lo que parece ser el bien y el mal para algunos... para Zoe y Nico es más que una compañía, es un consejo y un compañero silencioso, independiente y lo más importante... libre.

Saludos a todos





Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- Une vie de chat en Wikipedia
4.- Página de la película
5.- Trailer

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