El sonido de las sirenas cambió para siempre el tono el día cuatro de abril de 1997, a eso de las diez de la noche... yo iba al cumpleaños de una amiga, la llamé por teléfono y no me contestaba, entre el mal presentimiento y la necesidad de saber que pasaba, me enteré que su madre el mismo día le había dado un aneurisma cerebral. A su madre yo la conocí tres años antes, una mujer llena de vitalidad, alegría y una fuerza interior que llenaba los rincones.
Ese cumpleaños infeliz cambió todo, entre la vida y la muerte pasaron días y días sin ver cambios, ahí conocí el término estable dentro de la gravedad, hasta que en un momento comenzó a estabilizarse, pero ya no era la misma... una parálisis en un lado de su cuerpo y la imposiblidad de hablar, comenzaron a ser parte de la nueva vida de la madre y de mi amiga... desde ese día hasta hoy las cosas han cambiaron... pero ese cambio se fue estabilizando en el tiempo y hoy ya puede moverse bien, aunque la sal desapareció de sus menús, y las palabras desaparecieron para convertirse en signos.
A lo lejos entre la oscuridad unas voces se sienten, sólo se ven manchas y palabras inentendibles, yo hago mis esfuerzos para ver que pasa, nadie me ve, soy invible, ¡estoy aquí! grito, y las manchas blancas siguen en su dialogo, de tanto pestañar voy viendo mejor, alguien se da cuenta de que algo me pasa... y comienza a mirarme, me pregunta cosas que no recuerdo, y le respondo.
Pero el no me escucha. Me hablan de que tuve un accidente bascular, hace unos meses... mientras yo sólo sentí que dormía.
El pasado comienza a aparecer como los flash de las cámaras, ya se quien soy... o quién era?. Me nombraban Jean-Dominique Bauby, y trabajaba en la revista Elle. Un ocho de diciembre de 1995 algo pasó que no recuerdo más. Ahora estoy acá en la clínica de Berck al lado del mar, viendo las olas y un faro cuando me llevan a pasear. mi cuerpo sólo sostiene mi cabeza, y sólo puedo pestañar. Una ortofonista hermosa se da cuenta de que puedo pestañar y lo aprovecha para poder comunicarse conmigo, dos pestañeos es no y uno es sí.
Así son los días de Jean-Do entre el silencio y su primera forma de comunicarse, entre la lucha de ese cuerpo que se convertía en algo inmovil que lo hundía en las profundidades, como una escafandra y su mente que deseaba seguir en los vientos como una mariposa... porque elegir entre la vida y la muerte... algunos como el periodista frances eligen la vida. Así también vivimos todos con las esperanzas de aprovechar las lecciones, a cuidarnos mejor, a entender que hay cosas que le damos demasiada importancia y no se las merecen, en cambio otras más personales las vamos dejando en los pendientes.
Su enfermedad la llamaron el sindrome de los encerrados en si mismo, que se origina por un accidente vascular o traumatismo, impide los movimientos entre el cuerpo por una "desconexión" entre su cerebro y el resto del cuerpo. Pese a todo, la única ventana que tuvo fue un párpado que se convirtió en boca, y desde ella como el aleteo de una mariposa comenzaron a brotar palabras que hicieron que un libro relatara la vida, y que el cine convirtiera otra historia de vivir en un ejemplo de las verdaderas cosas importantes, amar, vivir, besar y mirar.
Hace unos días me llegó un mensaje por correo electrónico de una amiga, que lo titula "me iré a morir" en el que nos dice lo mucho que nos quiere y que agradecía la inspiración, amistad y el cariño que ha perdurado todos y tantos años. No era esos powerpoint de cadenas que llegan (y que nunca leo) era algo escrito desde el pozo interior del alma... y se notó. No es necesario estar agonizando para decir te quiero, pero a veces cuesta, no se porque... y mientras leía eso me recordaba del momento en que visito la casa de mis padres, al despedirme y salir en mi auto veo a mi papá que espera hasta que me pierda de su vista para entrar a su casa. Siempre me acuerdo en ese momento de lo mucho que lo quiero y le digo que lo amo mucho, el problema es que estoy arriba del auto y él ya no me escucha... en mi radio suena "Y Volveré" de Los Angeles Negros y me miro a mi mismo sin creer que sea yo a los treinta años, partiendo a mi propia a casa... !escuchando a Los Angeles negros!. Es que los gustos cambian no podía creer que a los grandes les gustara el vino, Los Angeles Negros o las películas de vaqueros.
Pero no se en que momento encontré cambió todo, pero me alegro de que fue así... y parte de ese proceso de ser adulto para mi, junto con el vino, el amor, el trabajo, algunos cantantes y no poder volver a tocarme la nariz con la punta del pie... están las películas de Sergio Leone, y eso lo entendí en un momento especial, mejor dicho en una escena.
Mientras suena un molino qu no ha sido aceitado por años como el reflejo de la soledad y la aridez de una estación de trenes a medio terminar, hay tres hombres rudos esperando algo... ¿asaltar tal vez, como esa corta película del robo del tren de Porte que inició los días del cine?. Una gota sobre la calva cabeza de uno de ellos, una mosca molestosa y el sonido de unos dedos que se estiran, esperan la llegada del Monstruo con ruedas que quiere unir los océanos de la nueva nación. El tren llega con el nombre de Sergio Leone, pero con él sólo la correspondencia... todo ha sido un fracaso... pero entre el viento comienza a sonar una armónica. El tren se va y queda Armónica (Charles Bronson) diciéndome estas son las películas de vaqueros que a tu padre le gustan... y este es el cine que habías perdido. Me sentí como el hijo pródigo, con ganas de pedirle perdón a Sergio Leone, a John Ford, a Porter, a Davis, a Hawks y muchos otros por esa indiferencia.
La estación de tren llega a su punto final provisorio, y aparece el hermoso rostro de Jill (Claudia Cardinale) su traje es distinto al de las mujeres del oeste, la vida urbana del oriente es más limpia, pero no menos esforzada para una mujer de New Orleans... ha dejado todo su pasado para llegar al desierto... un desierto que no la recibe desde su arrivo, porque la muerte llegó primero a la casa de su futuro esposo y sus hijos.
Los caballos pasan entre los paisajes maravillosos de España y Arizona, como en un sueño, me hubiera gustado ver como Leone se sentía al estar en esos paisajes modelados por la erosión que conformaban el decorado de las películas del oeste que tanto quiso. Ese camino que lleva a Jill hasta la casa de los Macbain, va presagiando la muerte como un latido lento. Es que las balas ya habían hecho lo suyo del gatillo de Frank.
¿Frank? ¿quién es Frank? el sombrero se levanta y sale los ojos azules de Henry Fonda, me cuesta asociar esos dedos en el gatillo con ese rostro, que había defendido a un niño de un jurado en Doce hombres sin piedad. No puede ser tan malo como para asesinar a una familia completa... los personajes están completos, el escenario natural de los días de oeste majestuoso, el tren avanzando por cada riel que colocan las sudadas manos y... como en todo el ambiente homenajeante de Leone... La Redención. Son dos amigos del Colegio Sergio y Ennio, compañeros inseparables y constructores de clásicos... desde el sonido de la armónica del comienzo y cada tema para un personaje hace que todo siga sumando, para así crear el último gran clásico del oeste, como indicando que ha llegado la hora, que todo termine y a la vez, que para algunos como yo... que empecemos a querer al cine desde nuevas perspectivas... porque Sergio Leone amó de verdad, y no fue cobarde como yo que digo te amo a solas escondido en el auto, el amó el cine y lo declaró publicamente para que nosotros nos sintamos rendidos por el paisaje, el rostro duro, la belleza de las mujeres, los indicios de la dura sociedad que vivimos hoy, la música magistral de Morricone y las ganas de crear algo nuevo... como esos días duros en que del desierto surgieron las nuevas ciudades a la orilla de dos líneas paralelas de acero que cambiaron todo.
Hace unos días leí una columna de un urbanista que escribe en un diario los domingos,el tema era la segregación, en uno de sus párrafos dice... "Lo mismo pasa con empleados, obreros y tanta gente honesta, que diariamente debe atravesar las barreras de la segregación."... lo leí y releí tres veces, como un artículo que habla de segregación segrega al mismo tiempo... entre lo que se puede interpretar como pobres honesto y pobres delincuentes. Pero no es problema de él, es un mal que tiene la cuna en creer que los pobres son peligrosos, ya que nunca decimos los ricos honestos... sabiendo que hay muchos que se han enriquecido no necesariamente gracias a la honestidad... pero a diferencia de los pobres, a ellos nadie los mira feo cuando pasan.
En el edificio en que vivo sentí algo similar, cuando en un día de mucha lluvia el ascensor estaba con el piso mojado, y un tipo que no debe tener más de cinco años más que yo, empezó a retar al conserje por no limpiar... no soporté eso y le dije "que se cree ese, que tiene peones de fundo"... así puedo seguir nombrando miles y miles de joyitas que Chile tiene en este tema... Apoderados de colegio que exigen que no vayan los hijos de los auxiliares en el mismo establecimiento, condominios en que se les prohibe la entrada a la piscina de las empleadas... entre otras lindas acciones.
Pero pensé que ese era un mal de Chile, pero la pobreza está por todas partes, incluso en Europa. He visto sorprendido imágenes actuales de barrios pobres en España y en Italia (sin comentar la Europa del Este). Por eso uno no puede olvidar a los "Feos, sucios y malos" de Ettore Scola, como fiel reflejo de los males de la pobreza... más fea de todas... no esa pobreza linda que dicen algunos, para mi es inconcebible que alguien diga pobreza honesta, porque para mi no es digno ser pobre... que no se entienda mal...
me refiero a que no podemos quedarnos tranquilos dejando que la pobreza siga ahí, esperando que le pongamos lindos adjetivos.
La pobreza está llena de Feos, sucios y malos... como Giacinto Mazzarella (Nino Manfredi) en su reino al borde de la ciudad vive con decenas de familiares dentro de su propia casa, entre los abuelos, esposas, hijos y nietos en la misma pieza, la promiscuidad y desconfianza es otro habitante más en la residencia. Un juicio al Estado le pagó un millon de liras por su ojo perdido... tantas cosas se pueden para un pobre con un millon de liras... pero por ahora Giacinto le interesa retener la plata antes de que alguien de la familia le robe el dinero.
Entre tanta personas se pierde todo, desde la dignidad hasta la confianza... y Giacinto se ha vuelto miserable por lo mismo. La casa llena de personas dificulta querer de verdad, así que Giacinto prefiere gastar su dinero en prostitutas y en trago. Nadie de sus hijos hará algo por surgir piensa... la vida es un círculo del cual es difícil salir. En realidad cegado por su ambición no escucha los sueños de sus hijos y su esposa... que parecen ser pesadillas para él.
Feos, sucios y malos es una comedia desgarradora, en que lo tragicómico para uno suaviza el mensaje amargo que viene en el interior de la capsula, en que los intentos de parricidios, femicidios, infidelidad, promiscuidad, maltrato infantil, delincuencia, aprovechamiento de los ancianos y otras joyitas con las que hoy los canales de televisión tendrían su mina de oro para los noticiarios... Pero la historia de Ettore Scola, a veces olvidada nos saca de la bulla de la ciudad para traernos a la pobreza cotidiana, que no tiene nacionalidad, es igual para todo el mundo y en todas partes espera que realmente TODOS hagamos algo por solucionarla.
"Para el final quería más y estuvo tu voz y estuvo tu voz ... No, no soy yo*"
Releyendo a García Márquez en "La Aventura de Miguel Littin clandestino en Chile" el mismo de la película "Acta General de Chile" me volví a emocionar con la franqueza de Littin, mientras recorre con su nuevo traje un Santiago distinto, más moderno que el que dejo el gobierno de Salvador Allende, una ciudad reconstruida por la dictadura acorde a los años ochenta, esas imágenes son las mías, de mi ciudad de infancia con micros de colores, toques de queda. nombres peligrosos y un Palacio de La Moneda gris.
Los años noventa fueron distintos, El palacio cambió de color, el colorido del transporte se convirtió en el amarillo fuerte de los buses con números y la alegría del nuevo tiempo bañaba mis sueños de estudiante. El siglo XXI ha vuelto a transformar a mi ciudad, el amarillo es parte del pasado, ahora el blanco con franja verde tiñe las calles principales de una ciudad que marcha entre la desilusión y la esperanza. Una ciudad que se teje con nuestros anhelos, como la telaraña más compleja en ella somos los tejedores y los insectos que caen inmoviles en las redes, esperando nuestras pequeñas metas como el camino a la felicidad.
Por eso quedé prendado con "La Buena Vida" una película desconocida de Andres Wood, que aún no aparece en IMDB, que lleva el mismo título de una película de Trueba, como un regalo y una sorpresa para nuestra ciudad, que sigue viviendo a pesar de que la prensa y algunos políticos pretendan hacernos creer que la ciudad es una red de delincuentes, que el Transantiago nos ahoga y que la apatía nos destruye. Redescubrí mi Santiago de Chile de la década del dos mil, me he vuelto a enamorar de una ciudad que se debate entre lo antiguo y lo nuevo. Me reencanté del Centro lleno de historias mínimas que no se tocan, pero que en cada instante se rozan entre el día y la noche ejerciendo el derecho de vivir.
Nuestras historias son más sencillas (algunas) de lo que vemos normalmente, mis padres por ejemplo viven luchando contra arrendatarios sinvergüenzas que no quieren pagar, mis amigos desean tener novias (me incluyo), autos nuevos, casas y nuevos estudios; una tía lucha con un cáncer en el estómago, un compañero de trabajo hace unos meses sufrió la pérdida de un hijo carabinero al caer de un helicóptero en Panamá, una amiga mía tiene un hijo de diecinueve años con parálisis cerebral, una amiga tuvo mellizos hace poco, un amigo se declaró homosexual, un amigo hace menos de dos semanas partió al MIT a hacer su maestría, una amiga parte pronto a Francia a estudiar así puedo seguir contando sueños santiaguinos de mi entorno, como si los seis grados de separación dejaran de ser una ingeniosa teoría.
En el caso de esta buena vida me encuentro con una sicologa entre unas diapositivas que iluminan su cara "enseñando" a unas prostitutas a usar el condón, con una familia que ha perdido toda comunicación; luego a Edmundo pidiendo un crédito de consumo (el acto más emblemático de esta década) por un millón y medio de pesos para un auto, no es fácil para un peluquero ya maduro que todavía vive con su mamá. Un clarinetista que regresa de Alemania para poder entrar a la filarmónica de Santiago, pero por una decisión arbitraria no queda e ingresa al Orfeón de Carabineros y una mujer que vive en el centro, mejor dicho que sobrevive de lo que la calle puede dar para su hijo de meses.
Como si no se tratara de nada, todo ocurre en esos noventa y tantos minutos, El centro de Santiago se reconoce en los espacios mínimos, entre cafés con piernas, el interior de las micros, pasos bajo nivel y calles de un centro que lucha entre la demolición y los grandes edificios residenciales de stocks imaginarios. Pero más que Santiago y sus injusticias de siempre (como el cobro excesivo en los cementerios, la usura de los bancos) está la gente, con más buenas intenciones que la maldad que algunos pintan, con el amor a flor de piel, la ternura de las madres, la forma de agradecer de los hijos, con una vida con sueños, en fin... con ganas de hacer y de seguir creyendo en hacer lo mejor. No es necesario explicar todo (como espera un limitado crítico del El Mercurio en Artes y Letras) las cosas hablan por si solas, no importan ni los finales, ni los comienzos sólo seguir creyendo, entre la distorsión que se muestra en los diarios, la prensa y el pesimismo. Andres Wood saca el manto para mostrar entre el gris una ciudad con buenas personas que aman y sueñan... como nosotros... ¿verdad?.
...Y mañana seguirán con fuego en los pies, quemando olvido, silencio y perdón. Van saltando todos los charcosdel dolor que sangró,desparramando fe, las Madres del Amor*.
Mientras veo el horror de unos carteles que muestran, las violaciones a los derechos humanos en China, los bombardeos de Rusia en Gori y a Condoleezza Rice negociando la paz en el Caucaso. Veo también las imágenes que el horror de la represión tiene por el planeta. Los noticiarios de Chile miran con reprobación, como se coartan las libertades en China, como se masacra en Georgia, como las balas cruzan un parabrisa con unos periodistas en el interior... los horrores son indescriptibles dice uno de ellos, terminan los cinco minutos de noticias internacionales y volvemos a los espectáculos.
Sólo son cinco minutos para convencernos de que somos afortunados de vivir en otro lugar, lejos del horror, la muerte y el miedo... Pero la barbarie está más cerca de lo que creemos, todavía recuerdo mi viaje a Buenos Aires del 2004, frente a la Casa Rosada, la Plaza de Mayo y unas señoras mayores con los pañuelos blancos, y las fotos en sus solapas, se confundían con los piqueteros que reclamaban por sus ahorros confiados a los bancos...
La democracia había regresado a la Argentina, y la profesora Alicia (Norma Aleandro)hacía la difícil clase de historia para los jóvenes, es delicado el momento de analizar la "verdad" de lo que pasó, de los mitos y realidades, de asesinos y víctimas. Peor el mundo de la profesora pasó intacto por los duros días. Su esposo y Gaby, su hija adoptiva solo supieron rumores "malintencionados" de las desapariciones de personas. La democracia trajo también a los derrotados, a los que la patria expulsó por indeseables, entre ellos Ana (Chunchuna Villafañe) la gran amiga de Alicia. Mientras conversan en su reencuentro Alicia descubre que los rumores de torturados son ciertos, porque a ana no le contaron lo que pasaba, se lo hicieron.
Entonces cualquier cosa puede pasar, y Alicia de a poco va descubiendo que no vivía en el país de la maravillas. Pero peor aún empieza a tener dudas del proceso de adopción de su hija Gaby. La busqueda de la verdad la lleva por caminos desconocidos, y por otra historia muy distinta de la que ella repetía desde el aula. Se encuentra con las madres de los desaparecidos de la represión. Se encuentra con mujeres que buscan a sus nietos, y que con un paño blanco sobre sus cabezas, nietos que fueron arrancados de sus madres y colocados en familias de militares y políticos... como Gaby.
Las madres siguen ahí, odiadas por muchos (Facebook me lo confirma), pero mientras siguen buscando la verdad de sus hijos, esposos y nietos, la historia oficial se desvanece, como esos cinco minutos de noticias internacionales, como esos carteles con rostros en blanco y negro que se me confundían entre otras peticiones ese día en la plaza de Mayo. Como los rostros enterrados en algún lugar de la pampa, o hundidos en el mar, pero incrustados en las conciencias de los que dispararon los gatillos sobre sus cuerpos, enterrados en la mente de los que aún callan la verdad en la Argentina, como en el resto del mundo... Por ahora sólo nos queda el recuerdo de la película argentina, que ganó el oscar en 1986 como mejor película extranjera para decirnos una vez más ¿dónde estan?.
"El trabajo es lo más importante. No seas tonto. Eres muy buen actor. Toda vida privada es difícil. En las películas hay más armonía que en la vida. Las películas continúan. La gente como nosotros sólo es feliz cuando trabaja"
En realidad todo es mentira, son muy pocas las que son realmente cierta, el amor es verdad y... creo que nada más. Las noticias son mentiras, lo que tenemos y lo que soñamos no pertenece al mundo de nuestras verdades. Lo que estudiamos y trabajamos tampoco está cerca de lo real, pero pese a ello lo amamos... por que nuestras mentiras diarias son la realidad que vivimos, desde una falsa democradia hasta la valoración de las cosas, es lo que hemos constuido. Por lo mismo amamos el cine como la apoteosis de nuestras mentiras... las mejores de todas, las más inolvidables y por lo mismo con "La Noche Americana" más enamorado quedé del cine, por primera vez deseaba que la película no terminará más.
¡Acción! y comienza a moverse la gente, los buses pasan y desde el metro salen personas caminando, entre ellos aparece un joven golpeando a un hombre mayor.... ¡Corten! se repite la escena dice el director de "Les presento a Pamela" una de las últimas películas que se filmará en los míticos estudios Victorino de Niza. "La historia de un matrimonio de edad que recibe en su casa a su flamante nuera, pero el suegro y la nuera se enamoran, con todos los problemas que eso trae en su familia" un argumento simple para una película... pero lo que vemos en "La noche americana" es el envoltorio de "Les presento a Pamela". La Magia y la ternura de Truffaut se esparce por todo el rectángulo que la luz de la proyecciòn muestra, él dirige y actúa como Ferrand, el sordo director de la película; que debe responder todas las preguntas de todo su equipo, desde el productor que está preocupado del tiempo de filmación, las preguntas de los decoradores, tramoyas, utileros, peluqueros, actores y de la guionista de la historia.
La figura del director de cine tiene, aunque no se crea, mucha humildad, al menos en Ferrand, que debe manejarse en medio del ego de los grandes actores de antaño, los niños mimados y las nuevas glamorosas estrellas como la inglesa Julie Baker (Jacqueline Bisset) .
Iremos viendo como van siendo grabadas las distintas escenas que componen la película. Ferrand se fija en todos los detalles, indica muchas cosas al utilero, a los extras, acomoda las manos de la actriz principal en una escena, acompaña en una escena de auto en el asiento posterior, etc.
La noche americana, como lo dice el propio Ferrand es una escena nocturna filmada de día, a través de efectos, como todo lo que al final se aprecia en esta película de la creación de la película. Se hace mágico ver como la pasión del cine de Truffaut está plasmada al máximo al interpretar los instantes mágicos en que las claquetas golpean.
Ya he comprendido que todo lo que hago constantemente es actuar, hacer un papel en mi casa, en la oficina y con mis amigos, un rol que va conformando buenas y malas escenas, en la improvisación diaria, nuestros guiones pueden ser más bellos en cada momento, porque los finales aún no están escritos, así que entre tantas farsas lo mejor es sacar el mejor papel de nuestras vidas, para representarnos con éxito y despertar de esa noche americana en que a veces fingimos estar.
El síndrome Candy candy, es algo que siempre se comenta en Chile, donde las mujeres mientras desean a un hombre bueno que las trate bien, pareciera que siempre se enamoran de todo lo contrario, los que las hacen sufrir y las "aporrean". De tanto reirme de eso, no había visto la viga en mi propio ojo... y en el de nosotros... porque también me ha tocado, no se si por amor, ser el "Candy" cosas que después pasado el tiempo, uno se pregunta como fue capaz de hacer algunas barbaridades por amor... cuando eso ya lo tenía olvidado... desde Corea del sur, llegó "Yeopgijeogin geunyeo" conocida como My Sassy Girl, que no se que significa en castellano a recordar todos esos momentos con esos amores que traen consigo una serie de desafortunados hechos. Kyun-Woo un universitario de Seul, esperando la llegada del metro se da cuenta de una chica que en un estado anormal se encuentro en el borde del andén, el tren pasa y ella es salvada po Woo, en el interior queda claro que la joven se encuentra completamente borracha hasta vomitar en la cabeza, perdón... en el bisoñé de un anciano... de ahí todos asocian a Woo con la joven... por lo que en brazos se la lleva a un hotel para que se recupere. Pero nada se entiende y las coincidencias y malesentendidos hacen de las suyas, para que todo resulte distinto... ¿qué tienen esas mujeres que las acompaña un hálito de misterio impenetrable que hace que uno más las busque, y más sufra por ellas?... ¿será el deseo por encontrar las verdades?... o la curiosidad nos lleva a aguantar tantas cosas... en el caso de Woo, la aparición de ella (que nunca se le revela el nombre) es lo que buscaba y a la vez de lo que se quiere apartar. ¿Quieres morir? es una palabra que surge en cada momento en la dura personalidad de "la chica" con un desplante dificil, capaz de enfrentarse a cualquier persona por lo que le parece injusto desde una persona que no le da el asiento a un anciano en el metro hasta un soldado trastornado con el dedo en el gatillo de una ametralladora. Nada parece quebrantarla pero de a poco vemos que las corazas son más fuertes para proteger las mayores debilidades internas. Woo está enamorado, ella no lo sabe porque de tanto sufrir se le ha ido olvidando lo que es amar de verdad, como si las aguas profundas de el río Han fueran el pasado infranqueable para ella, y el futuro estuviera enterrado bajo la sombra de un solitario árbol, todo es está ahí, la belleza está en las cosas que se ven y se sueñan. My sassy Girl es una comedia romántica muy interesante... que lamentablemente muchos conocerán en la nueva versión estadounidense... así que si no la conocen... vean primero la versión original de Corea.