"Debemos dudar de nuestro talento, pero no de nuestra inspiración"
Francois Truffaut
Me preparo para ir a un matrimonio de unos amigos, vienen reuerdos de infancia de alegrías y despedidas, de personas y personajes... todo eso se reunirá en una tarde como haciendo un nudo de dos cuerdas que comienzan a vivir otra parte de la vida.
En general los saludos dicen que debe tener mucho amor, mucha paciencia y tolerancia... me ha tocado ver muchos matrimonios, especialmente estos cinco últimos años, en los que he visto de todo, fracasos irreconciliables, mentiras que perduran, parejas que se aman igual que el primer día, parejas que después de muchos años se quedan juntas, parejas que pese a las peleas se aman, parejas unidas sólo por los hijos, entre otras.
Pese a que en mi caso aún estoy solo, y que por más que quiera, en momentos de otros matrimonios pienso en mi y en como estoy, por ahora con la franqueza de la desilusión pero aún con la esperanza de estar mejor.
Antoine Doinel (Jean Pierre Leaud) se ha casado con Christine (Claudia Jade) después de Besos robados ella se dió cuenta del amor que Antoine le tenía, tanto así que aún recuerda ese beso que surgió en la bodega de la casa de sus padres. Ahora ambos viven en su nuevo hogar, Antoine se dedica a vender flores y colorearlas con diversos productos químicos, mientras Christine enseña violín a niños en su casa, son los primeros días de matrimonio en que el amor, el sexo, los sueños y las sonrisas están por todos los rincones del domicilio conyugal.
Acá no hay consejos de encuentros matrimoniales, ni canciones de Mocedades, no hay cuentos de pulir las asperezas, más bien un aceptamiento de que las cosas son como son y se aceptan, rechazan o perdonan. Los errores son parte de lo que somos al igual que los talentos, el mismo Truffaut decía que debíamos creer más en la inspiración... la infancia que llevamos y que desconcemos el momento en que la perdimos (y que añoramos) es lo que se manifiesta en la libertad del momento en que amamos plenamente... pero... hay momentos en que las cosas parece difuminarse por el olvido... o peor aún... por la rutina, el peor enemigo del amor, cuando de tanto hacer lo mismo nos olvidamos de los motivos que nos hacían tiritar las piernas cuando esperabamos a quien amamos, cuando olvidamos la necesidad de estar al lado del otro, de tocar, de acariciar y besar.
Domicilio Conyugal es una historia de amor honesta, en que la torpe infidelidad, el primer hijo, los suegros, el barrio, los vecinos y amigos se pasean alimentando la historia del matrimonio Doinel Darbon. Truffaut va tomando en sus escenas elementos que el cine tanto le ha regalado desde un fugaz paso de Monsier Hulot de Tati, las miradas de Hitchcock, la idea de vecindad parisina que mostraba Renoir y por supuesto las escenas en que las piernas de Christine caminan por las calles de París muestran una y otra vez que la fidelidad y el amor de Truffaut era de una intensidad que transformó el cine, en un rectangulo de luz de amor.
Salufos a todos.
Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en FIlmaffinity
3.- Reseña en la página de Truffaut
4.- Trailer
5.-
2 comentarios:
Saludos recibidos.
Oye a ti te pasa, o es algo que le pertenece al género del que soy parte, eso de no controlar unas inmensas lagrimotas cuando ves escenas en donde las familias se reúnen metidas en una rutina frugal, llena de lazos que parecen no notar?
A mi me matan de nostalgia las películas llenas de Familia. Pero también me hacen sentir satisfecha, es extraño.
Blanca Estela.
Me pasa que lloro más con el cine que con la vida... me muero de pena con cualquier escena entre padres e hijos... nunca he entendido porque me conmuevo tanto con eso.
gracias por tu comentario.
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