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miércoles, 19 de noviembre de 2008

UNA NOCHE EN LA OPERA

Hay gente que cree que ser enojón y serio provoca más respeto, abundan esos sabionditos que se creen seriotes, en realidad la risa y quienes la provocan con facilidad son seres de una inteligencia superior... porque es más fácil lograr enojos que risas.
Mientras veía un maravilloso concierto de Rick Wackeman en Viña del Mar, algunos maravillados con su teclado comenzaban a aplaudir en algunas partes, mientras eso ocurría alguien que se encontraba atrás, muy enojado, les pedía que dejaran de hacerlo.
Aún nos quedan esas ganas de reprimir que años de miedo nos inculcó. La solemnidad de la música a veces hace creer que para algunas cosas hay que vestirse de etiqueta para disfrutarlo, en el caso de Chile, La opera y la música de orquesta pareciera que pertenece a cierta elite... y han inculcado que no es para el gusto masivo... pero a todos se nos eriza la piel con el cuarto movimiento de la novena sinfonía, o con el aleluya de Haendel... con lo sublime no existen las condiciones sociales, ni las sicológicas... por eso detesto el término música seria o peor aún el de música docta... es tán patético como el de "la cultura entretenida" de Televisión Nacional... como si hubiese una cultura aburrida... en fin por eso admiro a los grandes de la cultura que hacen reir.

Entre esos monstruosos nombres que han llenado el firmamento de las risas Groucho es uno de los más atemporales que conozco. No digo los hermanos Marx, porque los otros Chico y Harpo me hacen menos gracia que la Rupertina... con las típicas rutinas de payasos. En cambio con Groucho uno puede tener una batería de frases bañadas en una inteligente ironía que han logrado durar más de setenta años con vigencia. Los hermanos de él (que me perdonen los fanáticos) siempre sentí que actuban más de patiños que de los principales comediantes... y en esta ocasión todo ocurre en el selecto mundo de la opera.


Todo parte en un restaurant donde el señor Driftwood (Groucho) se reune con la señora Claypool (Margaret Dumont) una rica heredera que puede financiar espectáculos de ópera. Entre encuentros de representantes, rivalidades de cantantes enamorados, un barco que viaja a los Estados Unidos, una habitación llena de personas, unos aviadores falsos... la historia se vuelve inolvidable. Según algunos la mejor película de los hermanos Marx, junto con Sopa de Gansos (yo lo creo)... los nuevos reyes de la comedia sonora de los años treinta hicieron del cine algo más inteligente que pegar o caerse para que la gente riera y rompieron con esas ideas malconcebidas de un arte para algunos... sólo por ese gran hecho para mi ya son personas admirables.

Saludos a todos.

Bonus Tracks
4.- La escena del camarote