¿Al final uno vive la vida... o la actúa?... a veces me siento más interpretando mi propio personaje, que viviendo lo que vivo, a lo mejor por lo mismo me gustaría vivir más vidas de las que me ha tocado vivir hasta ahora. parece que el guión son nuestros principios, no me veo haciendo de neonazi, o de torturador.A algunos parece que el actuar les viene mejor, me da un poco de pena, los que interpretan roles de intelectuales, de nuevos ricos, artistas, vanguardistas, hasta el de neoliberales (con pantalones Dockers y poleras polo incluidas). Eso de encasillarse en un rol lo encuentro grave, al final seguimos perdiendo nuestra identidad en medio de lo que quisimos ser.
En plena ocupación Nazi de París, se hizo una de las obras de teatro, perdón una gran poesía,... me volví a equivocar... se hicieron un par de películas..porque los nazis no permitían historias de más de noventa minutos... un par de películas de noventa minutos que se fundieron, gracias a la caída del nazismo, en una sola historia llama "Les enfants du paradis", o los niños del paraíso.
Después de años viviendo en la época de Vichy, lo mejor era recuperar esa parte de Francia que la diferencia del resto de Europa, Esa llena de teatro, carnaval y fiesta. En que la cultura brota por todos sus ángulos y en todos sus rincones. Es una sensación extraña la que ocurre al ver Los Niños del Paraíso, no se si era cine o teatro, desde que el telón se levanta en el Boulevard del crimen con las pantomimas de Baptiste Debureau (J L Barrault) y los deseos de actuar como comediante de Frédérick Lemaître (Brasseaur), hay un paseo completo por una época en que importaba poco estar en el gallinero o en los primeros asientos, la cultura brotaba para todos, como el cine del siglo XX.
Es duro cuando dos amigos aman a la misma mujer, es una prueba al amistad y a los deseos... en este caso Garance (Arletty) se convierte en el amor de ambos amigos, Baptiste y Fréderick. No hay pugna, ni pelea de por medio, que difícil es entender el amor, uno no debería sufrir cuando ama, pero el destino se encarga de demostrar que no sólo basta que dos personas se quieran para ser feliz, nos coloca trabas interiores y exteriores... y cada vez me convenzo que nuestras trancas sicológicas son las que más daños nos hacen a la hora de amar de verdad. Baptiste no se atreve a demostrar completamente que muere de amor, es un mimo que puede representar bien su papel, pero no es capaz de demostrar que se muere de amor por Garance.
La segunda parte de la película llamada "El hombre blanco" demuestra como siempre que lo que parece lógico en nuestros sentimientos, es absurdo para el destino. Lo que soñamos no necesariamente será lo que queremos. Las circunstancias y los caminos son diversos para todos, sólo nos toca actuar según lo que el guión del momento nos permite decir. El tiempo ha pasado los amores parecen desvanecerse... parece, porque basta una silueta, un recuerdo para que los latidos tomen otro ritmo y el pasado se convierta en algo dolorosa... esa sensación de tener un "control zeta" para la vida y deshacer para no equivocarnos.
Cuando hay honestidad, un valor que es distinto a nuestra autointerpretación de nosotros mismos, se podrían reiniciar las cosas... el amor debe tener dignidad y verdad. Marcel Carné con el poético guión de Jacques Prevert hicieron una historia luchando contra la tiranía y la traición de algunos compatriotas, poniendo la dignidad y la verdad en la frente, al amor como escudo y al teatro en sus diversas expresiones como el orgullo, todo dentro del entorno del llamado "realismo poético" del cine francés, en los tiempos en que la arrogancia europea había convertido en escombros el pasado decimonónico y la reconstrucción debía comenzar por las conciencias, Los hijos del paraíso se convirtió en la interpretación de los sueños que no realizaron y las ilusiones que se desplomaron.
Saludos a todos.
Bonus TracksEn plena ocupación Nazi de París, se hizo una de las obras de teatro, perdón una gran poesía,... me volví a equivocar... se hicieron un par de películas..porque los nazis no permitían historias de más de noventa minutos... un par de películas de noventa minutos que se fundieron, gracias a la caída del nazismo, en una sola historia llama "Les enfants du paradis", o los niños del paraíso.
Después de años viviendo en la época de Vichy, lo mejor era recuperar esa parte de Francia que la diferencia del resto de Europa, Esa llena de teatro, carnaval y fiesta. En que la cultura brota por todos sus ángulos y en todos sus rincones. Es una sensación extraña la que ocurre al ver Los Niños del Paraíso, no se si era cine o teatro, desde que el telón se levanta en el Boulevard del crimen con las pantomimas de Baptiste Debureau (J L Barrault) y los deseos de actuar como comediante de Frédérick Lemaître (Brasseaur), hay un paseo completo por una época en que importaba poco estar en el gallinero o en los primeros asientos, la cultura brotaba para todos, como el cine del siglo XX.
Es duro cuando dos amigos aman a la misma mujer, es una prueba al amistad y a los deseos... en este caso Garance (Arletty) se convierte en el amor de ambos amigos, Baptiste y Fréderick. No hay pugna, ni pelea de por medio, que difícil es entender el amor, uno no debería sufrir cuando ama, pero el destino se encarga de demostrar que no sólo basta que dos personas se quieran para ser feliz, nos coloca trabas interiores y exteriores... y cada vez me convenzo que nuestras trancas sicológicas son las que más daños nos hacen a la hora de amar de verdad. Baptiste no se atreve a demostrar completamente que muere de amor, es un mimo que puede representar bien su papel, pero no es capaz de demostrar que se muere de amor por Garance.
La segunda parte de la película llamada "El hombre blanco" demuestra como siempre que lo que parece lógico en nuestros sentimientos, es absurdo para el destino. Lo que soñamos no necesariamente será lo que queremos. Las circunstancias y los caminos son diversos para todos, sólo nos toca actuar según lo que el guión del momento nos permite decir. El tiempo ha pasado los amores parecen desvanecerse... parece, porque basta una silueta, un recuerdo para que los latidos tomen otro ritmo y el pasado se convierta en algo dolorosa... esa sensación de tener un "control zeta" para la vida y deshacer para no equivocarnos.
Cuando hay honestidad, un valor que es distinto a nuestra autointerpretación de nosotros mismos, se podrían reiniciar las cosas... el amor debe tener dignidad y verdad. Marcel Carné con el poético guión de Jacques Prevert hicieron una historia luchando contra la tiranía y la traición de algunos compatriotas, poniendo la dignidad y la verdad en la frente, al amor como escudo y al teatro en sus diversas expresiones como el orgullo, todo dentro del entorno del llamado "realismo poético" del cine francés, en los tiempos en que la arrogancia europea había convertido en escombros el pasado decimonónico y la reconstrucción debía comenzar por las conciencias, Los hijos del paraíso se convirtió en la interpretación de los sueños que no realizaron y las ilusiones que se desplomaron.Saludos a todos.
1.- Página en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- El comentario de The cinema
4.-Trailer
5.- Escena de la película
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