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domingo, 22 de marzo de 2009

EL SUBMARINO

ciento dieciocho eran las personas que en esos días de agosto del dos mil eran noticia de espanto, el submarino nuclear ruso K-141 Kursk había desaparecido en el Mar de Barents, los días pasaban y la armada rusa dejó en secreto lo que inicialmente ocurría en ese frío mar, pero los familiares de los marinos y oficiales empezaron a preguntar por sus familiares, la situación se hizo insostenible no se podía rescatar la embarcación y el típico silencio ruso que recordaba los días de la Unión Soviética que escondía sus errores, aunque nos llenaran de radioactividad. Los marinos muertos del Kursk me angustiaron en ese tiempo, a lo lejos recordaba una película alemana que años atrás mostraba la claustrofóbica travesía de un submarino en plena Segunda Guerra Mundial.

Después de un tiempo tratando de recuperar la película, Das Boot volvió a mis manos con la versión del director... y como toda versión de ellos, dura mucho màs que la original, en este caso màs de trescientos minutos... a veces uno no cree que el cuerpo sea capaz de estar tanto rato con los ojos puestos en una película pero después de Jesús de Nazareth de Zefirelli, Shoah de Lanzmann o Satantango de Bela Tarr creo que soy capaz de ver cualquier metraje.

¿Que puede contar la historia de personas que están bajo el mar? en medio de fierros, motores, un olor que me imagino debe ser terrible, entre el silencio y la ausencia de mujeres... la verdad no creo que venda mucho... es más siempre me he preguntado que es lo que lleva a personas a desear sumergirse en vehículos en los cuales ni siquiera pueden ver que ocurre en su exterior y guiarse sólo por un sonar, ¿serán felices en sus trabajos? o el destino los obligará a vivir en ese oscuro mundo sin sol.

Mientras seguimos la costumbre de ver películas del horror de los nazis, del Holocausto o de juicios posteriores, la historia que Wolfgang Petersen presentó en los años ochenta gustó, los marinos del U-96 de la Alemania Nazi salen desde La Rochelle desde la Francia conquistada a vigilar los mares del Atlántico. Por supuesto para que la película sea aceptada estos marinos, no son tan nazis... para ello muestran como se burlan de un tripulante de las juventudes hitlerianas y como hablan mal del Alto mando y de Hitler... podemos seguir tranquilos entonces viendo la película... ellos pese a matar a los aliados, piensan como los "buenos", sin embargo... los submarinos fueron los más fieles a los nazis en sus tiempos... es más, una vez derrotado Hitler fueron ellos quienes depositaron camufladamente a muchos de los altos líderes que clandestinamente vivieron en nuestros países.

Entre un verde profundo brumoso que no sabía si era agua o cielo aparece la silueta de la proa del U-96 en inmersión, no veremos otros colores en toda la historia, el celeste, el negro y el verde dominan las oscuras vidas que un periodista de guerra intenta relatar invitado a esta misión. Los niños que viajan son todos nuevos, demasiado jòvenes para un mundo en guerra, para un mar peligroso y para conocer la muerte en el ataud flotante. Unas tenues lueces salen de unas lamparas por un único pasillo interminable en que la humedad, el olor enrarecido y la falta de espacio hacen del combate algo completamente distinto a lo que se conoce.

Pero las ausencias nos hacen iguales, acá más importante que ganar y hundir barcos enemigos es respirar, cada partícula de oxígeno es fundamental, mientras las barbas crecen dentro del barco es imposible no estar tensos, pero también es importante ser amigos... y en este submarino necesitas amigos y cada uno que contempla la misión también desea mirar por el periscopio, salir en algún momento a tomar aire, como un respiro en el medio del mar, me quedé en silencio esperando un sonido distinto que indicara que el peligro podía venir y sin darme cuenta después de horas bajo el mar de mi pantalla, me sentí uno más que corría por los pasillos, que se ahogaba viendo como descendíamos sin destino en Gibraltar, que sudaba mientras tratabamos de arreglar el barco, que esperabamos el conteo después de cada torpedo, que entendíamos que no podíamos llevar prisioneros de guerra, que disfrutamos el banquete de Vigo en España, de nuestros solapados aliados franquistas.... y que el U-96 fue el mundo que teníamos, como si el sol se hubiese enemistado con nosotros... en Das Boot el motor es vivir, que den vuelta esos cilindros y que podamos respirar... terminó la película y salí a mi balcón a mirar las cosas que tengo y mi admiración (y nunca envidia) por quienes habitan esos submarinos creció gracias a la más grande de las historias submarinas del cine que me ha tocado ver.

Saludos a todos.
Gracias Queens of Machines por recordarme de esta historia que tenía entre mis imperdibles.
Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- Das Boot en Wikipedia
4.- Página de la película
5.- Trailer