sábado, 13 de junio de 2015

DOS DIAS, UNA NOCHE


Desde hace días, levantarse y prender el televisor se hace una obligación en Santiago de Chile, en la semana puede pasar cualquier cosa, una persona que cae en las líneas del metro es capaz de transformarnos la mañana a gran parte de los que viajamos, una huelga de trabajadores que transportan valores nos dejan sin dinero en los cajeros automáticos o un paro de transportistas convierte en una odisea una mañana. Son en momentos como ese en que la televisión muestra sutilmente lo peor que tiene... la tergiversación de la realidad.
La gente comienza a odiar al huelguista, al suicida y a cualquiera que le impida seguir con su rutina cíclica que nos tiene hipnotizados con la idea de que a fin de mes recibamos el premio por nuestras acrobacias laborales...
Es más común nuestra vista a baja perspectiva en la que nuestros ojos ven hasta el alcance de lo que nuestras manos pueden tocar... y nos quedamos ahí protegiendo las miserias que creemos haber ganado con nuestro esfuerzo.

Hace tiempo que no escribo, a veces uno se hace esclavo de las cosas, me pasó un poco con el blog hace unos años. También es cierto que el cuerpo no da para ver tanto cine, como en esos tiempos, sin embargo el cine sigue ahí y más importante aún... la vida continúa y en ella me ha tocado ver lo mejor y lo peor de la gente. A medida que el tiempo nos va volviendo mayores nos damos cuenta de las necesidades personales y familiares hacen sacar cuchillos, negar amistades por cargos y otras necedades que hacen de algunos pasar de seres humanos a ratas (con el respeto que las ratas se merecen).