Me pregunto porqué nunca sabré comprender
que mi bienestar será siempre el contrapeso de tu pobreza Lluís Llach
Hablar de pobres en las ciudades es algo normal en mi trabajo, ahí trabajamos con programas, números y mapas contando soluciones... pero pese a ello, cuando las cosas se ven a un metro y medio del suelo como hace unos días en la feria libre de la casa de mis papás, en que veía a un grupo de haitianos conversando tranquilamente con unos chilenos me sorprendo más de lo universal de la pobreza. Ellos hablando una mezcla de castellano y creol sobre los precios como si llevaran gran tiempo en esta austral ciudad, y los chilenos habituados de sus nuevos residentes, de otro color de piel pero con problemas similares de pobreza y desigualdad, tanto en el caribe como en este lado de Los Andes.
Es que no todo es tan benevolente en nuestras sociedades mientras algunos en Andalucía en una fiesta se tiran tomates, en otros lugares la gente muere de hambre, como si no importara nacer ni en Europa o América del sur en todos estan esas inmensas torres llenas de pobres que piden más justicia que paredes sólidas.
Esas son las inmensas torres del oriente de Londres que desde sus altos pisos ven como los jóvenes parecen tener menos oportunidades, Mia (Katie Jarvis) parece no reirse mucho, posee un desprecio por muchas personas, partiendo por su joven madre Joanne (Kierston Wareing) que parece odiarla por sobre todas las cosas, sus vecinas y todos. Sólo al caminar por el barrio un día descubre que hay un hermoso caballo blanco prisionero de una cadena en el cemento, ella tal vez se sienta como el animal, amarrada a las cadenas de la adolescencia, la frustración y los problemas con su familia. Unos gritos a lo lejos le advierten que se está metiendo en problemas y asú se aleja del caballo. ¿Qué se puede decir del Mia en su casa? una madre que está mpas preoupada de tener otro hombre que de criar a sus dos hijas, con una hermana pequeña tan grosera como su madre, sólo queda tomar los parlantes e ir a otro departamento a ensayar algunos pasos de Hiphop casi como deporte.
Pero en un ambien te que parece tranquio, la violencia está como las flores en el día. No hablo de maltrato más que todo de una hostilidad y aspereza que el medio urbano no puede acariciar en algunas personas. En ese odio entre madre e hija una mañana aparece Connor (Michael Fassbender) por la casa, el nuevo "amigo" de su madre, es un joven atlético del cual Mia no puede hacerse la indiferente, pero ahí en esos momentos parece ser que la familia se vuelve a reunir aunque sea con un padre postizo, un paseo por el campo y un baño en un tranque parecen darle la confianza a Mia con Connor. Pero la adolescente también está conociendo lo que le dictan las hormonas y surge también el deseo, frente al hombre de su mamá. Sin embargo su única vía de escape para salir de su dura realidad es bailar.
Parece que para algunos el motivo de la pobreza sigue siendo la pereza, creen que por la sociedad que tenemos cualquiera podría ser alguien surge, que no es lo mismo que todos. Mia en muy corto tiempo descubre que el mundo es más cruel de lo que cree y que no necesariamente los que están más cerca son los que más te aman. Las traiciones son más comunes de lo que uno cree y las estupideces se pueden hacer más rapidamente. Es algo común en la adolescencia que se viene todo junto al mismo tiempo como una explosión de sentimientos que son difíciles de domar, sin embargo quedan personas, pocas pero en lugares menos pensados que comienzan a querer y a comprender que son otros los sueños. Mia tiene un mundo árido y complicado pero pese a tener los problemas típicos de los barrios de viviendas sociales podría tener una ventana de esperanza... podrá salir de ahí?
Hace días se buscaba en Santiago a Luis Araya Galaz, sospechoso de secuestrar y asesinar a una mujer, quedó claro que el era uno de los involucrados cuando el firmamanto de cámaras de seguridad repartidas por la ciudad, lo paparazeó por toda la ciudad, desde el ascensor que le enfoco prácticamente todo el rostro, los estacionamientos, las carreteras, los cajeros automáticos que no podía zafarse. Los diarios y la televisión se encargaron de publicar el rostro por todo Chile comenzáramos a fijarnos en los rostros desconocidos, a buscar en cada mirada la del tipo que con tranquilidad paseó por la ciudad a la actriz amateur que de un momento a otro se convirtió en la martir de la delincuencia... y por supuesto de los noticieros del día.
Que importante se han vuelto las cámaras, nos quedamos más seguros sólo con la idea de que funcionan, para ver a quienes nos roban... o para que les de susto que los vean, con ellas ya nos hemos acostumbrado a ser más actores de lo que eramos y nuestros personajes parecieran ser más espontáneos de lo que eran.
La historia de Jackie, es de quien nos protege, ella es el ojo que observa lo que las cámaras miran, todo Glasgow es observado sin pudor por ella, conoce a todos los habitantes, sabe de quienes tienen perros, de como bailan algunos, de quienes frecuentan prostitutas, de quienes roban, o engañan a sus parejas... un trabajo poco común pero lleno de "filantropía". Fisgonear es un buen trabajo para escapar de un pasado que el hermetismo no permea por los poros.
En un momento Jackie descubre entre lo que ve a la persona que mató a su esposo y a su hija, investigando descubre que si, es cierto, han dejado en libertad a Clyde, el desgraciado que acabo con la felicidad de Jackie, que destruyó a una familia completa y que convirtió el pasado en un pasaje oscuro del que sólo se supera mirando entre pixeles la vida de otros. En ese momento Jackie decide ser protagonista de sus propias cámaras de seguridad para encontrarse cara a cara con Clyde.
¿Que puede hacer uno cuando se encuentra al lado del que asesinó a tu familia?, ¿Qué busca Jackie acercándose tanto a Clyde?... o será que su profesión de curiosa, puede más que lo que siente. La curiosidad es algo que muchos tenemos incrustado en nuestro ser... hay una necesidad de conocer lo que hay en la mente del otro, algo parecido a como ser John Malkovich, es lo más cercano que tenemos a vivir otras vidas, saber de ellos y entender sus movimientos, circunstancias y decisiones... En este sentido Andrea Arnold, la directora, hace una película que se ve mitad entre monitores y en la "realidad" como guardias y testigos de Jackie y de Clyde... en medio de una ciudad que se vigila, entre la noche, el frio, el viento y la tristeza, con una postal franca de las ciudades la avenida Red Road es visitada y vigilada por los curiosos ojos del estigma social disfrazado de seguridad.
