Nada tiene que ver el dolor con el dolor
nada tiene que ver la desesperación con la desesperación
Las palabras que usamos para designar esas cosas están viciadas
No hay nombres en la zona muda
Allí, según una imagen de uso, viciada espera la muerte a sus nuevos amantes
acicalada hasta la repugnancia, y los médicos
son sus peluqueros, sus manicuros, sus usurarios usuarios
la mezquinan, la dosifican, la domestican, la encarecen
porque esa bestia tufosa es una tremenda devoradora
Nada tiene que ver la muerte con esta imagen de la que me retracto
todas nuestras maneras de referirnos a las cosas están viciadas
y éste no es más que otro modo de viciarlas*
Llego donde mis padres y me avisan que el repartidor de diarios murió atropellado hace unos días... en su bicicleta todos los días llegaba a conversar con mi padre... en una ciudad como Santiago dominada por los automovilistas, tomar los pedales te da un riesgo de mayor a morir... así me vine de regreso con la mirada al horizonte de lo mal que deja despedirse definitivamente.
Romain (Melvil Poupaud) tiene entre su lente y la Torre Eiffel a dos modelos que posan para él, cuando de un momento en otro el blanco comienza a inundar su mirada desvaneciéndola por completo hasta colmarla de olvido. La siguiente escena ese blanco se convierte en un delantal que viste el médico que le anuncia que lo negro está por venir, es que la muerte está más cerca de lo que uno espera cuando tiene treinta años. Un cancer ramificado por el cuerpo no permite esperanzas ni sueños, solamente mirar lo que resta de tiempo y comenzar a dar los abrazos que quedan aprovechando las últimas verdades que hay para aferrarse.
Morir, todos sabemos que vivimos el tiempo que nos queda, pese a ello no hemos hecho demasiado para aprovecharlo completamente, Romain al parecer tampoco tiene muchas intenciones de mejorar sus relaciones... por una parte el odio con su hermana y la comprensión simulada de los padres, ante la realidad de su condición homosexual. Una relación que por mucho tiempo lleva con Sacha (Christian Sengewald) un joven con el que pese al poco tiempo no ve mayor futuro, le hacen que cada reacción en vez de ser más afectiva sea de repulsión de lo que ha vivido... lo poco que queda por vivir debiera ser más digno de lo que el pasado pasa... la muerte sigue siendo un secreto y que mejor que viajar para confesarlo en otros lados.
Sólo queda Laura (Jeanne Moreau) la abuela para contar la verdad, no es simple decir "tengo un cancer terminal y moriré pronto". Ella comprensiva en todo momento, pese a tomar un cocktail de medicamentos para "vivir" en buena forma... es de quien llena el espiritu que deja... ni un libro escrito, ni un árbol plantado, ni un hijo fecundado hace parecer que la visita por la vida no tiene mayor valor... como las flores que luego de adornar se marchitaron en un frasco triste. Mientras el sonido de los niños se aleja, sólo queda retratar lo que la ausencia dejará... como un aliento silencioso del que está solo... como el testimonio secreto de esos instantes en que ya no estaré, serán las voces que ya no atravesarán los teléfonos, ni las palabras que brotarán para volver a decir te quiero, ni las miradas, ni la saliva de los besos... cuando ya no quede nada, ni flores en la tumba, y las cenizas se pierdan por el aire... valdrán poco las satisfacciones...
por lo mismo es mejor a veces despedirse bien, completamente, tomar rumbo y disfrutar del tiempo que queda.
Saludos a todos.
Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- Le temps qui reste en Wikipedia
4.- Trailer
* Enrique Lihn Diario de Muerte
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