Tal vez un día te tuve,
tal vez te perdí sin verte,
tal vez nunca abrí tu puerta
o tal vez jamás la cierre.
Trepé los cuerpos más altos,
mordí cien pezones breves,
me hice hallazgo en brazo extraño,
patrulló otra greda ardiente.
Y hoy el tiempo me hace dudas
la certeza de tu vientre
con el tiempo el calendario
morirá de dar las siete.
Patricio Manns
Llega un momento en que los recuerdos van cambiando de color, como las hojas que se vuelven amarillas con el tiempo o la tinta queparece expandirse, la vida se va a llenando de imágenes que tienen más fuerza en el pensamiento que en las palabras que emergen de los labios. Ese difuminado que la memoria va entregando, tiene ese viejo color del pasado que parece cambiar las cosas de lugar, haciendo olvidar que algunas personas de verdad estuvieron vivas y que ahora recurrimos a las fotos y sus recuerdos para creer nuevamente que alguna vez existieron.
En un mundo casi corroído por la humedad y el tiempo en Calculta, los recuerdos de las estadía en la India son los que hacen de la embajada de Francia en esa mítica ciudad un especie de apoyo para esas remembranzas. Así es el mundo creado por Marguerite Duras, algo había estado plasmado en su obra de escritora y guionista, pero al tenerla en el cine coloca su sello en las imágenes intemporales de India Song.
Anne-Marie Stretter (Delphine Seyrig) está ahí como un fantasma que se cuelga de la vida de los hombres. Como una lucha contra el aburrimiento entre lujos de una época que existió o que existe, la vida de Anne de diplomática en un lugar lejano al París de los años treinta, parece agobiarla, ella una mujer llena de pasión parece no aguantar la humedad y el sonido de del monzón veraniego que parece un azote.
Como una coreografía total no sabemos si somos el reflejo o la realidad frente a un espejo, mientras la cámara fija parece tenernos como un testigo de la vida de Anne, el tiempo deja bocas mudas al lado de sonidos que la memoria viste, acá los actores como muñecos parecen estar dispuesto a la danza de la memoria contra el olvido. Como si posaran por la cámara, cada uno de los amantes pasea silencioso esperando su turno para danzar. En el fondo escuchamos lo que conversan, lo que piensan y sus recuerdos, como si miraran la película nuevamente. ¡Qué importa que el sonido esté en otro momento! y que los labios no se muevan cuando la poesía está inmersa en cada palabra del relator. El mundo de una mujer en una embajada de los años treinta parecía confinado a "acompañar", como si fuese un objeto suntuoso. Marguerite lo expreso en su película - poesía - danza en que el rojo intenso de un vestido, la hermosa música de Carlos D'Alessio hacen que India Song sea una película completamente distinta a todo lo que me ha tocado ver. El cine de mujeres tiene otras miradas que los hombres no tenemos, ellas siempre tienen esas manos para poder esculpir esa belleza como la que Duras nos regaló.
Saludos a todos
Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- India Song en Wikipedia
4.- Inicio
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