La costa del Pacífico ya nos tiene acostumbrado a que tiemble, no por eso quiere decir que no me asuste, hace unos día en Valparaíso me topé con un temblor de grado cinco Richter, ¡dentro del ascensor artillería!, el peor lugar para pasar un temblor.
Los terremotos son algo distinto, son un momento en común para todos, ese día inolvidable en que todos nuestros recuerdos se hacen colectivos... en mi caso me tocó vivir el terremoto de Santiago de 1985, mientras leía una revista de comics y mi mamá grababa en la radio un especial de Mocedades, mientras sonaba la canción Poxa, se corta la energía eléctrica y comienza un temblor que había superado todo lo que había visto antes y hasta el día de hoy en mi vida, ver como la loza caía por la cocina, las murallas que separaban las propiedades tenían un movimiento ondulatorio, los autos saltaban como si estuviesen en una cama elástica, las hojas de los arboles quedaban en el suelo, y en algunos lugares salían grietas en el suelo, por muchos segundos que para mi fueron minutos el terremoto y las replicas fue la fuerza natural que más nos marcó como generación, sumando otro miedo a los días de represión.
El Terremoto cinematográfico, tiene todo lo que la peor de las catástrofes podría deparar, por supuesto en una ciudad como Los angeles, en plena falla de San Andrés, como siempre un terremoto fuerte pequeño es el que profetiza que se viene algo especial, como si sonará un tambor de muerte a lo lejos. Como en mi terremoto ochentero cada una de las vidas tiene un ritmo propio, un ingeniero infiel, una viuda enamorada, un motorista saltarín, una cajero de supermercado irracional, un suegro preocupado por su hija, un policía que defiende sus valores, unos sismológos chantas (como todos los sismólogos) y así muchos más...
Las vidas y los personajes se reunen después de los minutos de remezón que destruyen casas, caminos, puentes haciendo que las personas sean como hormigas en la lluvia, los pies no sirven para sostenerse entre el movimiento... la verdad esta película me angustió, porque sacó uno de esos miedos intrínsecos de los que vivimos en Chile, el temor al "grande"... De norte a sur esperamos la llegada del tsunami que barrerá la ciudad... y con historias como la del terremoto cinematográfico no hay mucho de que defenderse.
Después de lo peor, sólo queda levantarse, unirse y comenzar a levantar uno a uno cada escombro, salvar lo vivo, recordar lo perdido y comenzar a construir nuevamente, hacer algo mejor, más seguro y repensar las cosas. Esa es la lección que nos deja cada terremoto en nuestros países. Lo supo Perú el año pasado y también Tocopilla... que de a poco va reorganizandose para surgir.
Esta semana por razones de trabajo, estaré en el mismo lugar en que el terremoto de Tocopilla del 14 de noviembre del 2007, la ciudad está comenzando a reconstruirse, Tocopilla la ciudad que nació en Bolivia y que hoy es chilena, la ciudad del salitre de principios de siglo, del beisbol y de Alejandro Jodorowsky. Entre el sol y el mar me tocará escuchar de un nuevo terremoto que no sentí, pero que sigue latente gritando en cada triza, en cada escombro y en cada sueño.
Muchos saludos a todos los que nos ha tocado vivir un terremoto.
Bonus Tracks
1.- Pagina en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- El cartel por Impawards
4.- Trailer
3 comentarios:
Un film más que imponente en aquella época en que el género catástrofe hacía los deleites de los espectadores. Una muy buena reseña. Saludos!
Excelente escrito Rogo!!!, yo estaba en San Miguel, en el paradero 13 de la gran avenida, en la calle Carmen Mena... andaba con mi hermana menor comprando bebidas en un negocio, tenía 13 años. Fue horrible, corríamos por las calles, no fue tanto el movimiento en sí, porque no lo sentimos, pero vimos cómo se caía todo, los postes de la luz se movían como si fueran de esponja y la calle hacía ondulaciones, verdaderos oleajes... me da escolofríos cuando me acuerdo.
Les tengo respeto, no pánico pero respeto. Además es terrible para mí, porque los presiento y se cuando viene algo.
Un beso, me gusto mucho este post.
Maestro Budokan
Si, las más recordadas Terremoto e Infierno en la Torre. cuando el cinerama y los parlantes bajo los asientos hacían que el cine realmente temblara.
Paola Monti.
No puedo creer lo que me cuentas...
yo en el año 1985, estudiaba en el Colegio Santo Cura de Ars, y todo mi mundo estaba por las mismas calles que mencionas, Carmen Mena, San José, Walker Martinez, el pasaje Refugio, M L Cerda... de más que alguna vez nos encontramos cuando niños, aunque en esos días tenía 9 años.
Que recuerdos terremotísticos los tuyos.
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