¡Menudo incendio de sangre! Podrido verdugo,
Te tenía que haber apaleado la dura
Oscuridad de los pueblos, dado a tortura,
Colgado de un árbol al final de algún camino.
Gloria de la chapuza,
Ha muerto el dictador más viejo de Europa.
¡Un abrazo, amor, y levantemos la copa!.
Joan Brossa - Miguel Poveda - Marcelo Mercadante
Si bien es algo que no todos podemos acceder, tener poder se convierte en una droga siempre, desde las viejitas que en una iglesia son encargadas de alguna labor, hasta los más grandes emperadores la sensación es la misma. Creerse importante y sentir que la persona es superior al resto convierte al poder en un alucinógeno peligroso para las masas. Ahora que los diarios se han encargado todos los días de dar sendos reportajes de las vidas de tres ministros que descaradamente están haciendo campaña presidencial ya sea: inaugurando obras, defiendo a los consumidores o a través de los accidentes famosos; el ansia de poder una vez obtenida se convierte en una fuente de la cual se quiere beber para siempre.
Desde el castillo el mundo de Diaz II (Francisco Rabal) parece anacrónico, habla por teléfono con Eldorado, dando ordenes de que se vendan las cañas para hacer una fundación con su nombre para que se acuerden de él. Entre la nostalgia del poder y la lejanía aún cree que hay poder en su voz y desde ahí cree poder dominar su viejo reino. Como Pinochet al volver la democracia que cada cierto tiempo sacaba a los militares con traje de campaña para avisar de que aún tiene algo de poder sobre los políticos. En el caso de Diaz II, está preocupado de que escriba su biografía y que coloquen su estatua en la ciudad de Latinoamérica.
Es así el mundo de Diaz II, mientras por las calles casi como un profeta un pastor (Pierre Clementi) va por las calles haciendo ver a los ciegos y caminar a los tullidos. Justamente el poder que le faltó a Diaz II para tener el cariño del pueblo. Ahora en la locura de los muros las imágenes acrónicas del mundo de Glauber Rocha responden a los delirios que los días pasados elevaron al olimpo a ambos. El cineasta ahora en su exilio se aleja de las dictaduras del ARENA llega paradojicamente a la filmar el otoño de un patriarca en la propia España de Francisco Franco, en un mundo alucinado entre lo que el cielo y el suelo entrega, cuando un antiguo mandamás es capaz de estar en el barro perdido y soñando volver al lugar que cree que le pertenece... como esas cabezas que ruedan en las estatuas griegas y romanas para que se olviden quienes eran... ahora el cuerpo de Diaz II es un marmol sin cabeza que pronto Eldorado también borrará.
La libertad trabaja la sufre y suda
y al final va limpiando de nuestro suelo
el excremento esteril del tiranuelo
hay que consuelo!.
Patricio Manns
Saludos a todos
Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- Cabeças Cortadas en Wikipedia
4.- Escenas
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