Bajo el enigma del cielo
sobre la tierra doliente
en el mar con su misterio o en la rompiente del fuego.
Junto a la altura nativa
de la nevada montaña
o lejos de mi paisaje arrebatado de exilio.
Elegiría la vida, la vida que tuve en suerte,
la vida por ella misma,
la vida contra la muerte.
Arrojado a los feroces,
entregado al hondo olvido,
atravesándome el pecho
la espada del enemigo.
Perseguido por el odio,
agrietado en lo más puro,
mendigando en arrabales,
solitario y abatido.
Detenido en un olvido o amante de una mañana,
pasajero en la marea o viajante taciturno.
Capitán en la batalla
o soldado de una estrella,
surco de un paso arrogante o proa de un paraíso.
(Eduardo Carrasco)
En el firmamento de mis héroes siempre han estado Fitzcarraldo de Herzog que fue capaz de surcar un barco por las montañas peruanas, El Topo de Jodorowsky que se tragó todas sus maldades con las venganzas ajenas, Steve Zissou de Anderson por sus pequeñas redenciones entre el glorioso pasado y el digno presente... de ellos he tratado de tomar parte de su ser en mi cotidiano, por supuesto sin lograrlo aún no cruzo barcos, mis enemigos con suerte me hacen un desprecio y mi pasado ni siquiera da para hablar de viejas glorias... cuando pensé que no había lugar en la Tierra para reconocer el camino, la tierras rojas del sertao una vez más me transportan a esa etapa acrónica en que América Latina se convirtió en pasado y presente.
Desde ese mundo de los héroes del cine, hace años que Antonio das Mortes (Mauricio do Valle) susurraba en mi inconsciente su cine, Fassbinder me lo presagiaba en el Viaje de Niklashausen y en "Dios y el en la tierra del sol" ya aparecía el asesino de los "cangeceiros" hacía esa justicia que muchos aplauden todos los días. Esa que castiga al pobre ladrón, la que mata a las lacras, que "mejora la imagen" de los lugares a punta de botas y espada. El tiempo del Brasil se funde entre el pasado y el presente... por lo mismo el mundo de Glauber Rocha no tiene un tiempo definido es simplemente un siempre. En esa violencia del nunca comprendido nordeste brasileño los tambores van anunciando que estamos en presencia de un futuro combate entre los "buenos" y los "malos", más que eso es el encuentro entre "el dragón de la maldad" y "el santo guerrero".
Es que ese tiempo en que la pobreza se encuentra por los caminos es donde los "cangaceiros" (Othon Bastos) acechan, como los bandidos de los pobres, es ahí cuando nuevamente surge el nombre invocado con miedo de Antonio das Mortes y así el robusto justiciero del poder lucha contra los delincuentes hasta la muerte. Pero la agonía dle derrotado va abriendo los caminos y las consciencias, en especial la de Antonio. Detesto a esos que se preocupan de cuidar los intereses que no les pertenecen, esos mayordomos que defendían un reino que no era el de sus propios privilgios (si es que los tienen), o esos policías que prefieren defender la propiedad privada mientras lo que protestan están luchando por lo que los mismos represores adolecen, abundan en nuesros territorios, no los entiendo y tampoco los defiendo... la verdad los desprecio.
Pero los caminos del Brasil son inmensos e intensos y Antonio das Mortes posee una nueva sensación que se acelera al ver la agonía del "dragón de la maldad", porque su grito era de rabia por la injusticia que las comunidades campesinas han padecido por siglos. Como una alucinación constante va transportando el camino hacia la redención de Antonio. Mientras una vez más el instinto más que la razón nos hace caminar con pasos erráticos por una paisaje agreste y al parecer sin sentido... como una gran metáfora latinoamericana los senderos religiosos, políticos y racionales se van fundiendo en una sola cosa amorfa que nos ha llevado al delirio.
Mientras Antonio pide perdón a Santa Barbara (Rosa María Penna) perdón por todo el daño que hizo a su propia gente, defender intereses ajenos le pasó la cuenta a Antonio das Mortes, ahora llama a proteger a los campesinos y desde ahí como el sonido de una trompeta al amanecer se percibe la redención. Así entre un diversas situaciones que lo transforam ahora en el elegido para hacer la nueva justicia, para volver a creer que el momento está llegando, para volver a creer que Sertao, los métodos son distintos mientras los políticos se tratan de disfrazar de pueblo para alcanzar sus propios objetivos, Antonio bajo el alero religioso quiere crear la nueva esperanza, aunque siempre con la escopeta y la pistola. Así una vez más se confunden los métodos de volver a nuestros sueños, mientras la música nos canta las andanzas de Antonio por ese mundo distinto que el nordeste brasileño viven hasta nuestros días. Antonio se convirtió en el símbolo del cinema novo, de los años sesenta y de las contradicciones humanas y divinasque nuestra América lleva por siglos... puede que aún siga rondando errante el matador de cangeceiros por alguna carretera de un continente que aún no cierra sus heridas.
Saludos a todos.
Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- O Dragao da maldade contra o santo guerreiro (Antonio Das Mortes) en Wikipedia
4.- Trailer
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