miércoles, 11 de julio de 2007

FANNY & ALEXANDER

La mirada de mis diez años era muy distinta a la de hoy, en esa época (1987) yo era feliz porque había estado Juan Pablo II en Chile, era feliz porque nos juntábamos con toda la familia de mi padre, abuelos, primos, tíos, tíos abuelos hasta mi bisabuelas. Celebrábamos cualquier cosa… tiempo después entendí que celebraban la alegría de estar unidos, de tener aún viva con más de noventa años a mi bisabuela Ester. Yo disfrutaba de jugar, de correr con mis primos.

Todo cambió el día en que el cuerpo de mi anciana bisabuela nos dejó, ahí comenzó la despedida definitiva, mi familia gigante empezó a desaparecer, esos primos nunca más los vi, de esos tíos supe cada vez que morían y de a poco nos fuimos quedando más solos. La familia parece sufrir esos ciclos de expansión y compresión.

En la familia Ekdahl a principios del sigo XX, la vida está en el teatro. Son compañía y familia al mismo momento, en un ambiente cargado de felicidad, celebración, un poco de lujuria y alegría de estar unidos. Alexander es un niño solitario en una casa llena de gente, lo más cercano a un amigo es un oso destartalado sin oreja y desteñido por el tiempo; Fanny es una niña pequeña que observa y graba lo que sus ojos ven. Son hermanos y como tales se encuentran por el mismo camino que la familia ha ido amoldando.

El color de la navidad resalta por todo el hogar y celebrar en el teatro es la tradición, al parecer la obra es la misma de siempre… pero pronto el destino dice otra cosa. Unos gritos desgarradores; y entre el sueño y la lucidez Fanny y Alexander descubren entre una puerta semiabierta que su padre ha muerto.

¿Hay alguien que nos quiera tanto?; mi tía Maríanella mientras moría de un derrame cerebral, lo único que decía con las últimas gotas de lucidez era que cuidaran a la “Pepa” mi prima, no le importaba nada más… es más no le hubiese importado morir, si no hubiese sido porque mi prima tenía ocho años. Ella partió y la vida de mi prima comenzó a tomar un frágil bote en medio de una tormenta.

Para Fanny y Alexander, los colores de la gran casa Ekdahl, se destiñeron cuando su madre decide casarse con el obispo luterano. No quedó más refugio que abrazar a los fantasmas, callar y entre los silenciosos gritos pedir auxilio. Fanny miraba el odio, lo guardaba, como el odio que crece en cada niño que ve como el padre golpea a su madre, como ve al padre que le pega a sus hijos, como el padrastro que maltrata sicológicamente. La mirada de odio de un niño es la peor condena para el adulto.

Los fantasmas aparecen para acompañar, acá como en nuestras vidas la realidad y la mentira son tan palpables que se desvanecen entre si, ambas juegan con el curso de las decisiones y nos hacen seguir sin perder las esperanzas. La silenciosa mirada de Alexander poco a poco se va llenando de rencor y en cada segundo, el ansia de la liberación va persistiendo en sus pensamientos.

Ingmar Bergman parece ser un testigo de los días… parece tan alejada la época de sus películas de la década de los cuarenta con Sarabanda del 2003, en cada imagen tranquila, reflexiva, radical, soñadora, simbólica y familiar que nos fue entregando durante sesenta años, enseñó desde ese idioma extraño la importancia de saber vivir, de vivir la muerte, de matar el odio, de odiar el miedo y temer el olvido.
Ahora que Bergman descansa, nos sentiremos como Fanny y Alexander, esperando la libertad y abrazando todos los fantasmas que nos deja en cada una de las historias que nos entregó en su siglo de creación.

Bonus Tracks
1.- Página en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- Sobre Bergman
4.- Más sobre Fanny y Alexander
5.- Trailer



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2 comentarios:

BUDOKAN dijo...

Bonita forma de recoradar a Bergman que nunca fue de mi agrado salvo contados films entre los que curiosamente se encuentra esta fábula encantadora. Muy bueno el post. Saludos!

Anónimo dijo...

Acabe de comentar esta película en mi Blog. Tal vez no lo hice de la forma adecuada, hasta ahora comienzo con esto.

Ingmar Bergman creo una película preciosa que no es ajena ninguna familia ni a ninguna epoca.

Me encanto tu comentario.

Criss Cross