A veces abres la puerta y entra con el sábado
un vientecillo de abril que remueve los años,
a mí me encuentra de espalda mirando mis manos
y roza la flor del mantel con sus labios helados.
Parece que todo está igual pero algo ha cambiado,
algo se queda en el aire y nos ha interpretado,
tal vez las pequeñas palabras de un libro cerrado
o es sólo el aliento del mar como un pétalo blanco.
Manuel García.
El tiempo va pasando y las cosas también sin darnos cuenta, cuando uno mira fotos de hace un par de años ve los cambios sutiles que el tiempo va dejando en el semblante. Como si algo se quedara en el aire nos vamos impregnando de grandes y pequeños recuerdos de cada tiempo y de cada espacio que inundan el ser de cada familia. Ozu en su última película hizo el recuento de que lo sus escenas mostraron durante su carrera, como si supiera que la muerte ya empezaba a rondar, el Japón testigo de sus penas y renaceres vio en cada detalle que eso que parecía igual se había transformado en una nueva sociedad.
Shuhei Hirayama (Chishu Ryu) se junta en forma constante con sus amigos de la escuela Kawai (Nobuo Nakamura), de Horie (Ryuji Kita) entre otros. Las visiones cambian después de unos cuantos tragos de sake enel cuerpo, mientras Horie se jacta del estado de su virilidad gracias a lo joven de su nueva esposa... entre tanta conversación aparece un antiguo profesor
Sakuma (Eijiro Tono), el "calabaza"ahora mucho más anciano y bueno para el trago, no se puede sus pies de tanta borrachera por lo que en una ocasión Kawai e Hirayama lo van a dejar a su casa, ahí es que descubren que el gran profesor ahora tiene un pobre restaurat que es atendido por su hija Tomoko (Haruko Sugimura) ahora mayor... y para la época una solterona triste. Al mismo tiempo los amigos de Hirayama le empiezan a preguntar cuando casará a su hija menor.
Hirayama es un viudo con tres hijos Koichi (Keiji Sada) que ya está casado con hijos, Michiko (Shima Iwashita) que ya tiene veinticuatro años y aún no piensa casarse y Kazuo (Shinichirô Mikami) el menor de los tres. Casar a Michiko parece ser un tema, el padre no la quiere tener retenida por siempre, le ha marcado mucho el testimonio del viejo calabaza con su hija mayor, aunque Michiko ya es parte de otra sociedad que ido surgiendo en el nuevo Japón las dos generaciones marcadas por la guerra, mientras Koichi vive en una nueva sociedad consumista y de ilusiones, es capaz de pedirle cincuenta mil yenes a su padre para comprar palos de golf. Aun quedan personas que añoran los días de la derrota de Japón por Estados Unidos... El sabor del sake tiene la amargura y la dulzura en el paladar al mismo tiempo, el contraste entre los ganadores y los perdedores del nuevo mundo, la tristeza y la muerte ya se han ido superando, afortunadamente no se olvidan ni se suavizan las masaces de Hiroshima y Nagasaki.
Yasujiro Ozu murió de cáncer en diciembre de 1963, paradójicamente nunca se casó ni tuvo hijos, sin embargo fue capaz siempre de mostrar lo cotidiano, muchas de sus obras aún continúan desaparecidas, será un tesoro encontrarlas alguna vez, absolutamente japonés desde su tatami y su cámara generalmente fija, uno debe sacarse los zapatos para ingresar en el interior de la vida y las ilusiones de un país inmenso, lleno de historia, orgullo y progreso.
Saludos a todos.
Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- Samma no aji en Wikipedia
4.- Escenas
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