Ni ese once de septiembre del 2001, ni el tsunami de Tailandia, ni la Gran Guerra, nada se compara a ese segundo en que la tierra ardió com si fuese el sol... cuando ciudades enteras fueron vaporizadas por el hongo infernal de la bomba atómica.
Desde chico me enseñaron... y veo que en algunos libros de historia aún se habla la misma mentira de que la bomba fue para la paz, que si no hubiese sido por ella hubiesen habido más muertos y la guerra hubiese durado más años... nunca ha sido bueno hablar de supuestos en la historia... pero acá las calculadoras no sirven... sólo quedó la muerte y las deformaciones de los hijos... por generación a generación.
Mientras Europa y Estados unidos celebraban el horror de la nueva arma hacía llorar al Japón y a algunas personas concientes de que lo que ahora venía podía ser mucho peor.
Sólo se oye una voz que lamenta entre el silencio de la paz del sexo, cuando el sudor y la respiración piden un poco de calma, cuando las gotas de los cuerpos se han fundido y las palabras empiezan a fluir... así se comenta las aberraciones de un parque por la paz en medio del lugar en que cayó la muerte. Desde ahí nace una nueva Hiroshima... y un nuevo de grito en contra de la impunidad de la historia. Elle (Emanuelle Riva) está en la cama volviendo en si, los brazos desconocidos del arquitecto japonés la acogen deseoso de que el momento sea perpetuo.
Pero sólo queda una noche, como si lo mejor del mundo fuera una ilusión... como esos besos soñados que se esfuman por lo cotidiano... sólo le queda volver a Paris a Elle. Mientras Lui (Eigi Okada) no se resigna a perder la maravilla de poder amar nuevamente y Elle que va redescubriendo lo que siempre amó... desde el soldado alemán que ocupaba Nevers, su pequeña ciudad francesa de los años de la misma guera. Nevers e Hiroshima eran ciudades que se vuelven un paralelo para la pareja... la muerte fue injusta nuevamente, aunque la causa fuera liberar, las heridas seguían abiertas pese a la reconstrucción.
Como el comienzo de la conciencia verdadera, por dejar de contar los muertos en un marcador y llorarlos de a uno por uno mientras nos queden días, mientras cada amor se pierde entre las malditas partidas y los idiotas deberes, así se pasa el tiempo entre tontas decisiones, faltas de emprendimiento y noches sin amor. Como si tuvieramos días para siempre, vamos perdiendo la juventud con cosas que creemos que son eternas, pero entre el espejo y la balanza nos golpean para decirnos que todo se puede perder en el camino... así como esos segundos en que el fue desintegró a los afortunados. Así los días se acercan... solo nos queda bajarnos del avión y volver a besar.
Saludos a todos.
Bonus Tracks
2 comentarios:
es lindísima esa película, me gusta mucho el principio, y la música!
Ya, esto no es por la peli (ni he leido el post, sorry), esto es para enviarte mis más sinceros deseos de buen viaje, que me cuides las dos pelis que aún me tienes y que disfrutes a mil las gélidas tierras y la ciudad de las luces (Lutecia según Asterix)
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