I'm not one of those who can easily hide
I don't have much money but boy if I did
I'd buy a big house where we both could live
If I was a sculptor, but then again, no
Or a man who makes potions in a traveling show
I know it's not much but it's the best I can do
My gift is my song and this one's for you
Es curiosa esta sensación interior
No soy de los que se ocultan fácilmente
No tengo mucho dinero pero si así fuera
Compraría una casa grande donde pudiéramos vivir
Si yo fuese escultor, pero una vez más, no lo soy
O un hombre que hace pócimas en una caravana
Se que no es mucho pero es lo mejor que puedo hacer
Mi regalo es mi canción y esta es para ti
Exacto, es curiosa la sensación que van provocando las
canciones en nuestra vida, hace unas noches insomnes, me acordé de una canción
que no escuchaba hace más de 20 años, porque la tenía en un caset, en estos
tiempos de inmediatez la reencontré en Youtube (porque lo que a uno se le ocurre,
alguien ya lo hizo en Youtube), sin darme cuenta encontré la llave a una
habitación de mi mente que pensé que había perdido. Mi boca se movía sola y
emitía en sincronización las mismas palabras que esos ritmos ya parecían provenir de una
vieja máquina en desuso. La música lo hizo de nuevo, siempre ha vencido al
olvido, la mentira y al tiempo. Por eso las grandes hazañas se recuerdan mejor
en canciones.
Eso también me ocurrió al entrar al cine sin saber más que era
parte de la vida de Elton John, un cantante que por mucho tiempo pasó en
paralelo en mi vida, hasta que una querida amiga del trabajo hace unos 10 años
atrás, me hizo ponerle atención a la misma canción Your Song. De ahí me
di cuenta de que su música estaba más cerca de lo que creía. Empapelando como
murales los caminos que mi tiempo ha tenido esta última década, fui recuperando
eso que mis oídos escuchaban pero que no le tomaban atención, y ¡vaya que me
emocioné!, después llegó un viaje en el que presencié el musical The Lion King,
en el que ya las fibras de la emoción y la música se convierten en un
torbellino de latidos, lágrimas y piel erizada.
Por eso hablar del Rocketman que acabo de ver en el cine, es
una experiencia sesgada para mí, porque fuera como fuera me iba a emocionar, más
que ver a Elton John en vivo actualmente, es ver al de los años setenta, venciendo
sus miedos, el caos familiar y asesinando a Reggie Dwight, para convertirlo en
Elton (Taron Egerton). El personaje que todos tenemos que crear con nuestras
vidas, no ese que quieren que nuestras familias seamos, ese que tiene sus
sueños, sus decisiones y su tiempo nuevo. Que se equivoca y se confunde, que se
es consciente de lo que es capaz de hacer, pero también inconsciente del daño
que va dejando por los bordes del sendero.
Rocketman, es un musical que hace
que agregar esa magia a la fábula del niño destruido por la indolencia de un
padre maltratador, una madre que también buscaba su identidad y una abuela que,
afortunadamente, cree en él. Construir tiene mucho de descubrimiento siempre,
la vida de Reggie tuvo esa dificultad, que fue levantándose con el talento que el
piano le fue regalando. Es una lección de vida que todos deberíamos ver, en especial
los homofóbicos que van quedando, para que vayamos entendiendo que el talento y
el sentimiento cuando se unen son capaces de crear las cosas más bellas que
nuestros tiempos disfrutan.
Saludos a todos
Saludos a todos
Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
4. - Trailer
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