lunes, 6 de abril de 2020

DOLOR Y GLORIA


Duélete de mis dolencias 
Si algún día me has querido 
Y Enséñame a ser feliz 
Porque infeliz yo he nacido. 
(Valencia Nieto)

 Hace unos días le mostré a una amiga este blog, muchos de mis conocidos no saben que existe. También es cierto que ya no tiene la misma frecuencia de publicación que hace unos años. Sin embargo, es un ejercicio que ya cumple tiene más de trece años. En estos tiempos tan vertiginosos eso es mucho tiempo. Pero tampoco cuento mucho que existe por un pudor de mostrar mi corazón actual, y sobre todo pasado. Hay cosas que a veces vuelvo a leer y me dan ganas de borrar, o de reescribir. Pero en realidad sería una falta de respeto al tiempo en que las cosas se hicieron. Otras circunstancias, amores y sueños. En especial cuando lo que soñamos fue avanzando por otros caminos.

Puede ser que por eso en uno de mis últimos hermosos viajes que he hecho, en pleno vuelo decidí ver Dolor y Gloria, para un admirador de las obras de Pedro Almodovar, siempre es un privilegio saber que algo nuevo llega. Me pega en lo hondo ver la tristeza en los ojos de Salvador Mallo (Antonio Banderas) vencido, cansado y adolorido por sus batallas internas. Es que el cuerpo se le ha convertido en su prisión. Las enfermedades se le han ido acumulando y el desgano que la depresión entrega un letargo muscular que hace que el día sea un reloj que corre lentamente con un color gris y el sonido de un piano en vez de latidos.

¿Cómo el cuerpo va respondiendo a lo que uno va sintiendo en su ánimo?, somatizar le decimos a ese instante en que aparecen ganglios, tumores y otras materializaciones del desgano. Mientras el pasado parecía otra cosa, algo que prometía un futuro más bello. El canto de Jacinta (Penelope Cruz) mientras lavaban en el río en la España Rural, el color blanco del cal y el cine. Ese que tenía olor a pis y a jazmín, el coro con los curas y las láminas del álbum con las figuras del cine de Hollywood, irían esculpiendo en el pequeño Salvador el talento que su cine pintaba con las luces.

Pero ese pasado hace revisitarse, y volver a ver quiénes éramos hace un año atrás cuando la vida iba por otros lugares, una llamada por teléfono de la Filmoteca de España le invita a Salvador a hacer una nueva proyección de “Sabor” una de sus películas famosas. Al verla de nuevo descubre que, en realidad, no había quedado tan mala como pensaba y que Alberto (Asier Etxeandia) en realidad si actuó bien, aunque el personaje que hizo en la película nunca fue lo que Salvador había pensado. Treinta años le ha costado reconciliarse con esa idea y encuentra justo que Alberto también esté en la nueva proyección.

Las cosas se pueden remendar como una papa en el calcetín, seguir caminando y reconocer que el tiempo enseña, el amor educa, lo vivido acompaña y la familia a veces es una voz sincera que en la ausencia se añora. Ahora que los tiempos nos han obligado a vivir en una cueva como la de Jacinta y el pequeño Salvador, es cuando más se aprovecha esa pequeña instancia en que se puede mirar al cielo, aunque sea con las líneas de una reja desde nuestra profundidad. Pese a todo la luz vuelve a explorar cada uno de los rincones que a veces tratamos de esconder con el dolor.

Saludos a todos


Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- Dolor y Gloria en Wikipedia
4.-  Trailer

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